La columna
POR CARLOS JARAMILLO VELA
· Cumbre G-20: irrelevante y evasiva participación de Claudia Sheinbaum.
· La migración: problemas para México.
Sin salirse del guión obradorista, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, asumió una postura irrelevante en su mensaje al frente de sus colegas mandatarios miembros del grupo G-20, en cuya cita cumbre participó recientemente en Brasil, con las y los líderes de las 20 economías más grandes del mundo. En su disertación Sheinbaum no mostró profundidad filosófica, ni visión de estadista, dejó ir la oportunidad de hacer un pronunciamiento interesante que posicionara ante el mundo a ella y a México. Prefirió ser fiel a la doctrina ideológica de su antecesor -el ex presidente Andrés Manuel López Obrador, con el cual comulga devotamente-, pues con estricto apego a la narrativa oficialista -que desde el sexenio inmediato anterior impuso su mentor en las conferencias de prensa mañaneras-, la mandataria dijo que acudía a la cumbre en representación de un pueblo generoso y sabio, y que aunque le llamaran idealista ella convocaba a las naciones a construir y no destruir.
Justificándose en su perfil académico que la define como ambientalista, Sheinbaum evitó comprometerse con un pronunciamiento a favor de los derechos humanos, la justicia y las libertades civiles y políticas -que en México hoy están siendo severamente menoscabadas por el mismo Estado-, y se limitó a proponer que se destine el uno por ciento del gasto militar para que se efectúen tareas de reforestación. Sheinbaum evadió asumir o proponer un compromiso con el fortalecimiento de la democracia, las libertades, los derechos humanos, el Estado de derecho y la vida republicana -valores fundamentales de la agenda política internacional-, pues en dichos temas su gobierno y el de su inmediato antecesor están reprobados, ya que las reformas constitucionales concretadas por López Obrador y Sheinbaum son la evidencia del proyecto ideológico que ambos han venido operando con el propósito de establecer en México un régimen totalitario, que discrepa en modo absoluto de las prácticas e ideas de las naciones democráticas y libres.
No obstante el grave retroceso jurídico-político que le ha causado a nuestra nación la oligarquía a la que pertenece la presidenta Sheinbaum, en dicha cumbre G-20 la mandataria se atrevió a decir que México es un país “de democracia, libertades, pluralidad y donde hay derecho a disentir”. Lo dicho por Sheinbaum en esta frase no es cierto; hoy en México el Gobierno está extinguiendo las libertades, la democracia y los derechos humanos. Así, con más pena que gloria, concluyó la participación de México en esta cumbre internacional en la que la presidenta Claudia Sheinbaum ho hizo ninguna manifestación trascendente, ya que emitió un discurso insustancial, en el que además, algunas de sus expresiones resultaron ajenas a la verdad.
El panorama migartorio parece complicarse para México y el gobierno de Claudia Sheinbaum. Donald Trump amaga con la contención, detención y deportación
masiva de migrantes. Esto significaría serios problemas para nuestro país, pues de no reaccionar en modo eficaz Sheinbaum y las áreas de seguridad y migración de su gobierno, los multitudinarios flujos de migrantes -latinoamericanos y de otras regiones- que sean deportados, así como los que transitan por nuestro territorio para intentar cruzar la frontera norte, se acumularán y permanecerán en México, convirtiéndose en un creciente problema social, económico y humanitario.
carloshjaramillovela@yahoo.com
Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua, A.C.