plaza Monumental México. Menos de un cuarto de entrada. Toros de Villa Carmela y un sobrero de regalo de Xaxay, bien presentados, de juego desigual, aunque el 4º fue un gran toro. Antonio Ferrera, saludos y dos orejas. Arturo Saldívar, silencio en sus toros, incluido el de regalo. Diego Silveti, silencio en ambos-
Luna Llena no fue un toro de excesivo trapío, pero sí un auténtico titán repleto de casta e hinchado en cada lance por la bravura. Sino que se lo digan al español Antonio Ferrera, que traía la chistera llena de trucos de artificio y vio cómo Luna Llena los aplastó con su codicia donde no había lugar para bobadas. Empezó Ferrera al estribo, queriendo dar sensación de mando y decisión, Luna Llena le sacó con furia, al valenciano no le quedó otra que pasar a tantear a la bestia. No había venido Antonio a morir o triunfar, solo a lo segundo, y Luna Llena no permitía triunfo autentico sin riesgo a morir, pero La México permite victorias a distancia, en el tiempo, con un toreo trasnochado y tramposo, y a la muleta, sin cruzarse ni torear de frente. Así que Ferrera, gran torero, tipo listo y curtido, insultó a la bravura de Luna Llena y a su propia decisión primera, salto del estribo como una rana y se puso a dar pases de tanteo a distancia de animal. Volvió al estribo de nuevo al final de la faena, ¿qué encuentra en ese gesto?, ¿mostrar aplomo?
Sea lo que fuere, su segundo gesto al estribo, esta vez para supuestamente acompañar la muerte del toro en un gesto de intimidad, queriendo apropiarse del excelente juego del animal en un ademán de complicidad, fue de nuevo echado al traste por lo único puro y taurino que se vio ayer en La Plaza México, la casta de Luna Llena. El toro agónico, debido a una estocada hundida hasta el fondo pero de mala dirección, que le provocó una larga e inmerecida agonía, expulsando sangre por el morrillo, tras echarse se levantó hacía Ferrera que de nuevo tuvo que dejarse de teatralidades sin sentido. El torero se levantó de un respingo no sin antes, aún sentado, recibir un aviso por la muy larga faena. Luna Llena casi se va vivo a corrales, pero a la siguiente vez que se echó el puntillero se abalanzó como un bandolero y finiquitó al animal para evitar disgustos. Se preguntarán que pasó entre las dos actuaciones frustradas con el culo en el estribo,.
Pues nada reseñable, otra vulgar faena sin quietud, mareando la casta con pases sueltos de tendencia circular horribles de ejecución, con el cuerpo del torero haciendo un continuo gesto chulesco, mientras con voces de capea acompañaba la embestida del toro. El de Villa Carmela, un dulce para torear de verdad, fijo en el centro del ruedo pendiente de la muleta de Ferrera que le devolvía tanta atención con la versión más vulgar de este buen torero que en México desgraciadamente nos recuerda su versión de torero de carretera secundaria. Toda la faena fue acompañada de voces que gritaba «toro, toro» y le demandaban torear, pero Antonio ya sabe que los buenos aficionados en esta plaza son unos parias. El juez dudo con razón en darle la segunda pero los presentes la pidieron con fuerza. El toro se fue en un arrastre lento y la categoría de la plaza de una patada rápida, una vez más.
Nada destacable del resto de la tarde en la que solo Arturo Saldívar quiso torear ligando con fijeza, Con su primero poco pudo hacer, con su segundo nada pues quedó el toro herido de muerte en banderillas y con el sobrero se vio desbordado. ¡Los toros de Xajay cuánto gustaría en Madrid! Diego silveti sigue paseando su miedo por las plazas, eso sí ejecutó al sexto de una gran estocada recibiendo, más meritoria si cabe al haber sido volteado violentamente en las manoletinas traseras finales. Curiosamente ese lance de Silveti y la estocada fue lo mejor que hizo un torero ayer en la Plaza México.
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Una faena menor y un gran toro le abren la puerta grande a Ferrera
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