JIRONES DE NUESTRA HISTORIA
SAN PEDRO DE JESÚS MALDONADO, EL PRIMER Y ÚNICO SANTO CHIHUAHUENSE; A 88 AÑOS DE SU BRUTAL ASESINATO Y A 25 AÑOS DE SU CANONIZACIÓN.
Por: José Luis Jaramillo Vela
Nace un Santo
San Pedro de Jesús Maldonado Lucero, nace el 15 de junio de 1892, a la hora del Ángelus, a las meras doce del día en la Ciudad de Chihuahua, en el Barrio de San Nicolás (hoy Colonia Obrera), en el seno de una familia de clase trabajadora y de gente de bien; sus padres, Apolinar Maldonado y Micaela Lucero habían formado y criado a una familia de siete hijos, dentro de un ambiente familiar profundamente católico, de trabajo y de personas de bien.
Está debidamente documentada la fecha y hora de su nacimiento, así como que el día 29 del mismo mes de junio, fue bautizado en la iglesia de la Parroquia del Sagrario. Desde muy chico, Pedro demostró una inclinación hacia la bondad y la oración, creció siendo un niño preocupado por hacer el bien a los demás, así como un carácter sereno, tranquilo, muy piadoso y de mucha paz; desde entonces, sus amorosos padres comenzaron a creer que su hijo Pedro estaba mostrando inclinación hacia el sacerdocio.
A la edad de nueve años, Pedro ingresa al Colegio de los Hermanos Paúles o Vicentinos, una escuela católica privada, en donde Pedro se sintió muy a gusto, por supuesto, era un colegio religioso y eso ayudó a motivar y moldear su vocación sacerdotal, hasta que en 1909, a sus diecisiete años, Pedro reúne a sus padres, sus hermanos y sus profesores para anunciarles que está completamente convencido de su vocación religiosa y que desea ser sacerdote, recibiendo el pleno apoyo de su familia y de sus profesores, quienes se ofrecieron a interceder para que se le facilitara su entrada al Seminario de Chihuahua.
Todo iba muy bien hasta que estalla la Revolución Mexicana
Pedro de Jesús Maldonado ingresa al Seminario de Chihuahua en 1909, tenía diecisiete años, en aquel tiempo la carrera sacerdotal se cursaba en siete años, distribuidos así: dos años de filosofía, tres años de teología, un año como preparatorio, un año más como diácono, al terminar el diaconato de inmediato venía la ordenación sacerdotal. Al estallar la Revolución Mexicana, se viene un período muy difícil para el Seminario de Chihuahua al atravesar por una situación de marcada pobreza, que se reflejaba principalmente en la alimentación para los seminaristas.
A causa de esa situación tan precaria, Pedro se tornó débil y enfermizo debido a la mala alimentación, ya el Seminario no podía sostenerse, las circunstancias de la revolución hacían muy difícil la operación del Seminario de Chihuahua, a tal grado que terminó por suspender sus clases de formación sacerdotal, liberando a todos sus seminaristas, quienes en su gran mayoría, casi todos se fueron a El Paso, Texas a terminar su formación sacerdotal; mientras que Pedro de Jesús Maldonado se quedó en Chihuahua abrigando la esperanza de que la situación se compusiera, pero no fue así.
Pedro volvió al seno familiar, donde recobró fuerzas, animo y volvió a tomar color, en ese momento el Gobernador del Estado era el General Francisco Villa, quien había ordenado cesar la persecución a los curas, sin embargo, por debajo de la mesa, muchos revolucionarios acosaban a los sacerdotes, pues se decía que estaban contra los principios revolucionarios; lo cierto es que la cantidad de curas disminuyó de manera considerable, así como la cantidad de misas, muy poca gente asistía ya a las celebraciones, por lo que el joven Pedro de Jesús Maldonado decide tomar clases de música, piano, guitarra y violín, por lo que Pedro de Jesús terminó primero sus estudios musicales que sus estudios sacerdotales.
En ese intervalo en su vida, Pedro dedicó su tiempo a obras de caridad y beneficencia, a asistir a enfermos y desahuciados, así como a personas pobres, con todos ellos formaba grupos con los que abrió círculos de oración todos los días de la semana; la gente comenzó a seguir a Pedro de Jesús, quien ya era un hombre extremadamente piadoso y entregado al servicio de los demás, muchos lo comenzaron a llamar “Padre”, sin ser cura y muchos más ya le atribuían dotes de santo; al ver que la gente le llamaba “Padre Maldonado”, fue su motivación para continuar y terminar con su formación sacerdotal, por lo que viendo que el Seminario de Chihuahua continuaba cerrado, se traslada a El Paso, Texas, para terminar su seminario.
Por fin el Padre Maldonado inicia su carrera sacerdotal
En El Paso fue recibido por el Arzobispo de la Arquidiócesis de El Paso, Anthony Joseph Schuler, S. J., quien se encarga de continuar con la carrera del seminarista Pedro de Jesús Maldonado hasta terminar sus estudios diocesanos; Pedro ya estaba listo para regresar a Chihuahua y ser ordenado sacerdote, pero el Arzobispo de Chihuahua Antonio Guízar y Valencia se encontraba en la Ciudad de México atendiéndose de una enfermedad, por lo que el Propio Arzobispo Schuler lo ordena sacerdote el 25 de enero de 1918 en El Paso, Texas, en donde durante varios días ofició algunas misas cantadas o Cantamisas como se les llama, hasta que es llamado por la Arquidiócesis de Chihuahua para reportarse y desarrollar su apostolado.
De inmediato el Padre Maldonado regresa a Chihuahua y el 11 de febrero de 1918 oficia su primera misa solemne en el Templo de la Sagrada Familia; después de eso fue asignado a la Parroquia de San José de Carretas (actual Municipio de Gran Morelos, Chihuahua), además, desde ahí tenía que atender las parroquias de Nonoava, La Paz y Cusihuiriachi; desde el principio de su sacerdocio, El Padre Maldonado, al igual que todos los demás curas, comenzó a sentir los embates de la persecución al clero, que en el Estado de Chihuahua duró desde 1913 hasta 1937-38; aún
así, el Padre Maldonado desempeñaba su labor con una devoción y una entrega al servicio de las personas necesitadas, que no se daba abasto ni descanso; al principio, Maldonado comenzó a darse cuenta de que era constantemente seguido, acechado y vigilado por personas que él identificaba como agentes del gobierno o policías, situación que si bien le incomodaba un poco, no le preocupaba, pues sabía que había un malestar del Gobierno para con la Iglesia; pronto descubrió el Padre Maldonado que sus fervientes seguidores, no de sus postulados, sino de sus pasos y de sus quehaceres y sus actividades, eran nada menos que los masones, quienes era evidente que tenían un contubernio con los gobiernos.
Más tarde fue asignado a la Sierra Tarahumara, en donde se convirtió en protector de los indígenas, insistiendo ante el Congreso del Estado de Chihuahua para que se votara una ley que vetara o al menos redujera la venta de bebidas alcohólicas en toda la región serrana, que estaba provocando altos índices de alcoholismo entre los Tarahumaras; por si le faltaran enemigos, el Padre Maldonado se echó encima a los Diputados, compañías cerveceras y distribuidores de vinos y licores de la sierra.
Es aquí, en la Sierra Tarahumara en donde el Padre Pedro de Jesús Maldonado deja las primeras muestras de sus posibles milagros, el Padre era muy sensible ante las necesidades y carencias de los Rarámuri y constantemente estaba gestionado apoyos y ayudas para ellos con grupos de la sociedad y con benefactores privados, pero también le gustaba acompañarlos en sus épocas de siembra y de cosecha, hasta que se desató una enorme plaga de langosta (chapulín), que comenzó a devastar los cultivos de la sierra, los indígenas le pidieron que bendijera sus campos y sus cultivos; al acudir el Padre Maldonado y bendecir los campos, se asegura por testigos que la plaga de langosta desapareció por completo y de inmediato; desde luego que la voz se corrió, quedando esto en la memoria de los Tarahumara como la realización de un milagro.
Para estas alturas, el Padre Maldonado ya no solo era seguido y vigilado de cerca, ahora ya era acosado, insultado y amenazado; entonces es transferido a Jiménez, Chihuahua, en donde ante la falta de sacerdotes, debía atender también las comunidades de Salaices, Villa López hasta el Pueblito de allende y lugares circunvecinos; existen muchos testimonios de la época que narran como en la región de Jiménez sobrevino otra plaga de langosta y los campesinos y agricultores corrieron a buscar al Padre Maldonado y éste fue a bendecir los campos, desapareciendo al día siguiente la plaga. Todos estos testigos, aseguran que fue otro milagro.
Tristemente aquí en Jiménez es cuando de los insultos y amenazas cruzan la raya y pasan a ser agresiones físicas, golpes y golpizas; el Padre Maldonado había formado Círculos de Adoración Nocturna en toda la región y junto con sus Cantamisas, que parecían no ser del agrado ni de las autoridades ni de la masonería; varias veces en el trayecto de las comunidades hacia Jiménez, después de la adoración nocturna, fue interceptado y golpeado por sujetos que aparentemente pertenecían a la masonería, pero el Padre Maldonado solo se encomendaba a Dios y proseguía con su labor, aunque constantemente la gente lo veía todo golpeado, él no decía nada, pero era obvio para las personas, quienes ellos mismo se ofrecían a ayudarlo con las curaciones.
Para hacer más difícil la situación, un grupo de gentes llegan a su parroquia con un niño huérfano, se había quedado sin padres y el muchachito estaba en la pobreza extrema, el Padre Maldonado se ofrece a criarlo, educarlo y darle cama, techo y comida en la parroquia, por su parte los vecinos se ofrecieron a ayudar con su ropa y su educación; de repente la parroquia de Jiménez cobró vida, todos los días se arremolinaban los chiquillos a jugar con su amiguito, el Padre aprovechó y comenzó a educar a los niños en el catolicismo, a través de fotografías, dibujos y de amenas pláticas que serenaban mucho a los chiquillos y los mantenía muy atentos.
Este noble gesto del Padre Maldonado fue suficiente para provocar la ira de los grupos anticlericales que constantemente propinaban palizas al Padre, pero en despoblado, la gente lo veía todo golpeado, pero realmente no sabía que había pasado; ese día, de nuevo, llegó un grupo de golpeadores masones y le propinaron una soberana
golpiza ahí en la parroquia, frente a los niños y frente a un grupo de padres de familia, así, entre gritos y patadas de los niños y adultos que entraron a tratar de ayudar al cura, le tundieron otra salvaje golpiza. Después de esto, el Padre Maldonado fue llamado a la Arquidiócesis de Chihuahua, donde tuvo un tiempo de recuperación, para volver a sus labores. No se tienen más datos acerca del niño que había “adoptado” el Padre Maldonado, sin embargo, los historiadores coinciden en que lo más probable es que la misma Arquidiócesis se haya hecho cargo de él.
El período de la Guerra Cristera
La Guerra Cristera duró tres años, de 1926 a 1929 y se originó a partir de la famosa “Ley Calles”, en la que Plutarco Elías Calles, el verdadero poder tras el trono en México, reflejaba su profundo odio a la religión católica y al clero; en esa ley, Calles les quitó varias cosas, como la personalidad jurídica a las iglesias, el derecho a poseer bienes inmuebles, el derecho a participar en política, la prohibición de impartir culto fuera de los templos y la reducción del número de sacerdotes y el número de celebraciones religiosas o misas.
Esta guerra se escenificó en el centro del país, en la zona de el Bajío (Querétaro, Michoacán, Guanajuato, San Luis Potosí, Aguascalientes, parte de Zacatecas y parte de Jalisco), pero la persecución y el acoso cundió por todo el país; en el Estado de Chihuahua dicho acoso fue ordenado por los gobernadores, todos ellos Callistas, puestos por Calles y por lo tanto, pertenecientes al Grupo de Los Sonorenses, por lo que le eran leales a Plutarco Elías Calles.
Aunque la Guerra Cristera terminó en 1929, los gobernadores chihuahuenses continuaron con el acoso, pero ya en un nivel de violencia oficial, por medio del Ejército y las policías locales; de esta forma, los gobiernos de Marcelo Caraveo Frías, Luis L. León, Francisco R. Almada, Rómulo Escobar Zerman, Andrés Ortiz Arriola, Pascual García, Roberto Fierro Villalobos, Eduardo Salido, Rodrigo M. Quevedo y Gustavo L. Talamantes, continuaron con el acoso hacia el clero y la Iglesia en Chihuahua.
De todos estos gobernadores, los únicos que si tenían un verdadero odio y saña contra la Iglesia y la religión católica, fueron el General Rodrigo M. Quevedo y Gustavo L. Talamantes, los demás siguieron el acoso a la Iglesia, solo para quedar bien con Plutarco Elías Calles, quien era su máximo jefe político
Rodrigo M. Quevedo, verdadero odio y saña contra la Iglesia
El 2 de noviembre de 1932, llega a la Gubernatura del Estado el General de División Rodrigo Manuel Quevedo Moreno, quien junto con el General de División Práxedes Giner Durán, están clasificados como los gobernadores más déspotas, tiránicos y violentos en la historia de Chihuahua; Quevedo llegó con ganas de echar pleito contra la Iglesia y para demostrar lo mucho que odiaba a la religión, se aventó la puntada de expedir un decreto mediante el cual quedaba por completo anulada la nomenclatura de santos, santas, mártires, curas, Papas, hechos religiosos y cualquier otro nombre que tuviera significado religioso, de ciudades, pueblos, villas, calles, plazas, estadios y cualquier otro lugar público en el Estado de Chihuahua.
Desde luego que por todos los rincones del Estado se levantaron los grupos de la vela perpetua para protestar por tan ominosa y ofensiva medida, pero el General Quevedo sabía ajustar tuercas, tronar el látigo, atorar gente y si era necesario, desaparecerlas, por lo que el nivel de protesta bajó de inmediato y se procedió al cambio de nomenclatura, aunque la gente siguió llamando por su nombre original, pero en la documentación oficial, ya aparecían poblados y ciudades con la nomenclatura quevedista.
Durante el gobierno del General Quevedo, el nivel de represión contra la Iglesia y los sacerdotes escaló al grado tal que el Vaticano comenzó a temer se desatara otra guerra cristera, motivando la intervención del Papa Pío XI ante el Gobierno Mexicano, que aún era controlado con mano férrea por Plutarco Elías Calles, quien hizo caso omiso de las protestas de la Santa Sede, desde donde le recordaron a Plutarco que la Guerra Cristera había terminado varios años atrás, le recordaron también que el ejército cristiano era mucho más numeroso que el Ejército Mexicano.
Fue tan dura la represión del Gobernador Quevedo contra la Iglesia en el Estado, que la Arquidiócesis de Chihuahua tomó la decisión de sacar a sus sacerdotes del Estado y enviarlos a la Arquidiócesis de El Paso, Texas, en donde apoyaron con sus labores eclesiásticas a lo largo de la franja fronteriza de Chihuahua con Texas y Nuevo México, a donde muchos mexicanos cruzaban para asistir a las misas de estos sacerdotes; fueron realmente muy pocos los sacerdotes que se quedaron aquí, uno de ellos, el Padre Maldonado.
El Padre Pedro de Jesús Maldonado es enviado a la Parroquia de Santa Isabel, que ahora se llamaba General Trías, por decreto del Gobernador Quevedo, por no aceptar el nuevo nombre y seguir llamando Santa Isabel al pueblo, la policía fue por el Padre Maldonado, quienes a golpes y patadas lo sacaron de la parroquia y se lo llevaron preso a la Penitenciaría del Estado, donde las torturas y asesinatos de presos eran comunes, por lo que Maldonado creyó que iban a matarlo ahí.
La Parroquia de Santa Isabel abarcaba desde El Charco hasta San José de Carretas (Gran Morelos), hacia el sur hasta Babonoyaba, Satevó, Rancho de Peña, Boquilla del Río y todos los puntos intermedios, con dos capillas intermedias en Chohua y Chirihuá, a las que concurría gente de rancherías aledañas; la persecución, acoso y golpizas al Padre Maldonado eran del dominio público, por lo que la misma gente de la región lo protegía y lo escondía de la policía y los soldados, a las iglesias y capillas de la región, la misma gente les construyó una doble pared, de modo que quedaba un espacio angosto, donde cabía una silla y un catre, donde se podía esconder el Padre; también había detrás del altar, una pared de doble fondo, para ocultarla ponían un gran cuadro de algún santo, o de Cristo, para tapar el doble fondo, ahí los lugareños ayudaban al Padre Maldonado a esconderse de sus agresores.
El Viernes Santo de 1936 sucede un hecho que los testigos y participantes aseguran fue otro milagro del Padre Maldonado, el Padre Maldonado había salido de uno de sus escondites en Boquilla del Río, para ir a auxiliar a una mujer moribunda; de regreso ya por la noche, junto con un grupo de acompañantes fueron emboscados por la policía, con metralletas abrieron fuego sobre el Padre Maldonado y acompañantes. No se ha encontrado explicación al hecho de que ahí no murió nadie, cuando al día siguiente se recogieron más de doscientos casquillos percutidos, de ahí que muchos consideran otro milagro del Padre Maldonado.
Faltaban unos cuantos meses para concluir el gobierno del General Rodrigo M. Quevedo, por lo que se ha especulado que el mismo Quevedo pudo haber dado la orden de eliminar al Padre Maldonado antes de irse, sin embargo, esta teoría está en el terreno de una mera especulación.
El martirio del Padre Maldonado, el fatídico 10 y 11 de febrero de 1937
El miércoles 10 de febrero de 1937, Miércoles de Ceniza, un grupo de matones al servicio del Gobernador Gustavo L. Talamantes acudieron al poblado de Boquilla del Río, en ese momento el Padre Maldonado estaba imponiendo ceniza a los feligreses, cuando entra la caterva de rufianes con placa, acusándolo de haber incendiado una escuela en la ciudad de Chihuahua, luego lo sacaron de ahí a golpes, bofetones, patadas y culatazos, lo dejaron descalzo y así se lo llevaron a pie hasta el edificio de la Presidencia de Santa Isabel, donde en presencia del Alcalde prosiguió la brutal golpiza, luego en un acto de absoluta bestialidad le sacan el ojo izquierdo y a culatazos le fracturan el cráneo y le desfiguran el rostro, al caer al suelo el Padre Maldonado deja caer el píxide, que es donde se guardan las hostias,
los salvajes sujetos recogen las hostias del piso y se las retacan en la boca al Padre Maldonado, gritándole: “¡Trágate esto!” . De pasada los esbirros del Gobernador Talamantes también le propinaron severa golpiza a una hermana del Padre Maldonado, antes de ordenar que se lo llevaran al hospital, para luego retirarse. El Padre Pedro de Jesús Maldonado Lucero falleció al día siguiente, jueves 11 de febrero de 1937, justo en el aniversario 19 de haber oficiado su primera misa.
El hecho causó impacto, indignación y profunda consternación en todos los niveles, debido al alto grado de salvajismo y bestialidad empleado para asesinar a un hombre bueno e indefenso; con esto, quedaron hechos añicos tanto el discurso de pacificación del Presidente General Lázaro Cárdenas, como la imagen y la reputación de él y su gobierno a nivel internacional.
El proceso del mártir Pedro Maldonado para ser beatificado, canonizado y convertido en Santo
Aún con la visible consternación en su rostro, Monseñor Antonio Guízar y Valencia, Arzobispo de la Arquidiócesis de Chihuahua, ordenó recopilar toda la información para escribir la biografía completa del Padre Maldonado, como si hubiese sabido que algún día el Vaticano la habría de solicitar para su canonización.
El 23 de octubre de 1985, el Vaticano da el “Nihil Obstat” (nada obsta), para que se abriera oficialmente la causa para el proceso de canonización.
El 13 de julio de 1986, Monseñor Adalberto Almeida y Merino, Arzobispo de la Arquidiócesis de Chihuahua, publica el decreto por medio del cual el Vaticano inicia oficialmente la Causa de Canonización del Padre Maldonado.
El 22 de noviembre de 1992, el Papa Juan Pablo II, en acto solemne en la Basílica de San Pedro, beatificó al padre Maldonado.
Después de la beatificación, el proceso continúa buscando obtener la canonización, que es la culminación y el objetivo del proceso, convertir en Santo al personaje.
El 28 de junio de 1999, la Congregación para las Causas de los Santos, le entrega al Papa Juan Pablo II los decretos para la canonización de un grupo de mártires, entre ellos el Padre Maldonado.
El 10 de marzo del año 2000, el Papa Juan Pablo II, en acto ordinario público, señala oficialmente la fecha del 21 de mayo de 2000, año del Gran Jubileo, para la canonización de varios mártires.
Finalmente, y tras un largo proceso de quince años, el Padre Pedro de Jesús Maldonado Lucero es canonizado, declarado Santo de la Iglesia Católica; es la culminación del proceso, que autoriza a que San Pedro de Jesús Maldonado Lucero pueda ser venerado y adorado en cualquier parte del mundo y en cualquier templo católico.
En la actualidad hay 32 Santos mexicanos, 30 de ellos hombres y 2 mujeres; de los hombres, 28 fueron sacerdotes 2 fueron laicos.
Patronazgos, reliquias y fin de la persecución religiosa en el Estado de Chihuahua
San Pedro de Jesús Maldonado es en la actualidad, el Santo Patrono de la Arquidiócesis de Chihuahua, de la Arquidiócesis de El Paso, Texas, del Clero Chihuahuense, de los Caballeros de Colón y del Círculo de Adoración Nocturna Mexicana.
En la iglesia de Santa Isabel, Chihuahua se encuentra debidamente protegido el confesionario que usaba San Pedro Maldonado.
En la Catedral Metropolitana de Chihuahua en una urna especial se encuentran algunos efectos de uso religioso del Santo, como su estola, la palma, el ostensorio, algunas hostias y otros ornamentos religiosos utilizados por San Pedro Maldonado.
La Fraternidad Sacerdotal San Pío XI conserva en la Iglesia de San José, en la ciudad de Chihuahua, la manta manchada de sangre con la que fue cubierto el cuerpo del Padre Maldonado en el hospital; esa misma manta, fue la que besó el Papa Juan Pablo II al momento de canonizar a San Pedro Maldonado.
Por último, la Arquidiócesis de Chihuahua tiene una urna itinerante con algunos de los restos de San Pedro Maldonado; esta urna va a todos los rincones del Estado, para que la gente pueda venerar a San Pedro Maldonado.
En todos estos casos, las reliquias pueden ser vistas, veneradas y adoradas por la gente, así como rezarle, orarle,
hacer peticiones de intercesión y agradecimientos por favores recibidos.
En 1940 llega a la Gubernatura del Estado Alfredo Chávez Amparán (el primer mexicano en ganar una elección constitucional por la vía de la candidatura independiente), entre sus primeras acciones fue el decretar y ordenar de manera oficial el cese inmediato a la persecución religiosa, de una vez y para siempre, medida que fue aplaudida por toda la sociedad chihuahuense.
El Camino de Maldonado
La Arquidiócesis de Chihuahua, con la colaboración del Gobierno del Estado organizan la peregrinación “El Camino de Maldonado”, un recorrido de 60 km siguiendo las huellas del Padre Maldonado por el trayecto que recorría haciendo su labor pastoral y también escondiéndose del gobierno; el recorrido dura tres días, se hace en tres etapas, partiendo del Santuario del Padre Maldonado en la ciudad de Chihuahua, tomando rumbo a Santa Isabel, por la autopista a Cuauhtémoc.
La primera etapa es hasta El Charco, en donde pernoctan para el día siguiente proseguir la segunda etapa rumbo a Rancho de Peña, donde se celebra una misa y pernoctan; la tercera etapa al día siguiente rumbo a Boquilla del Río, justo frente a Santa Isabel, terminando con una misa en el Santuario de Maldonado en Boquilla del Río, durante el trayecto, los peregrinos cruzan campos, valles y cerros, en un ambiente de camaradería y fraternidad; en las diferentes paradas del trayecto, los lugareños cuentan a los peregrinos anécdotas reales del Padre Maldonado y se visitan los templos y los escondites que usaba Maldonado para eludir la persecución del gobierno.
Esto ha sido un rotundo éxito, este año del 7 al 9 de febrero asistieron más de 150 peregrinos; durante todo el trayecto el peregrino recibe asistencia y botellas de agua por personal de la Secretaría de Turismo del Estado, además de ambulancias del Gobierno del Estado y seguridad por parte de la Policía del Estado. A cada peregrino se le da un pasaporte, mismo que es sellado al llegar a cada etapa del recorrido, al final se les entrega un diploma-constancia de haber recorrido el Camino de Maldonado. Para los interesados, ingresar a www.arquidiocesischihuahua.org
“Justicia divina para un hombre bueno que fue tratado, perseguido y cazado como un animal”.
Monseñor José Fernández Arteaga, Arzobispo de la Arquidiócesis de Chihuahua al conocerse la canonización de San Pedro de Jesús Maldonado Lucero.
Referencias Bibliográficas:
+ presencia.digital,arquidiócesisdeciudadjuarez
+ cndh.org.mx
+ es.catholic.net
+ unotv.com
+ facebook/arquidiocesisdeparral
+ santopedia.com
+ chihuahuaexpress.com
+ la-palabra.com + www.arquidiocesischihuahua.org
+ iglesiaenchihuahua.org
+ www.chihuahua.gob.mx