Cortó tres orejas que valieron para salir en hombros del coso
El paso de Luis David por la Monumental Plaza México, a partir del 5 de febrero de 2017, cuando confirmó la alternativa, abarcó diez tardes previas a la de ayer, incluyendo la de febrero de 2019 cuando cortó dos orejas, pero fue hasta ahora, cuando el público capitalino logró ver su auténtica dimensión como torero. Cortó tres orejas por dos faenas importantes, en especial, la que ejecutó al gran quinto, de Santa Fe del Campo, que mereció arrastre lento.
Luis, que sustituyó al español Emilio de Justo, salió decidido y se plantó en el ruedo desde que se abrió de capa ante el segundo, luego que éste se estrelló contra las tablas, a pesar de lo cual logró plantarle un quite por zapopinas, que fue muy lucido al aprovechar que el ejemplar se iba largo hacia tablas. Al tomar la muleta, el torero hidrocálido decidió mostrarse por el pitón izquierdo para lograr buenos pasajes y cuando toreó por el derecho también consiguió buenos dividendos, pero el toro se fue a buscar el terreno frente a toriles y hasta ahí lo siguió toreando. Terminó con una estocada tendida y un golpe con el descabello para cortar la primera oreja.
Con el quinto, el mejor del encierro de la dehesa zacatecana, empezó por irse haciendo de la embestida. Tardó en sentirse pleno por lo que tras dos buenas tandas, vino igual número en las que parecía que el ejemplar se le iría inédito, sin embargo, retomó el camino del buen torear, tomó de nuevo la distancia, se ajustó en las tandas por ambos pitones y dio paso a una faena armónica y completa en la que lució el toro que llevaba la cara abajo, con clase y recorrido. Tras una serie de poncinas, lo remató de una estocada impactante por la forma pronta que hizo efecto en el astado, lo que puso en sus manos dos apéndices.
José Mauricio regresó a este ruedo tras una larga ausencia a consecuencia de una lesión; volvió a mostrar su calidad, variedad y torería. El primer toro iba a media altura y calamocheando, cuando le bajaba la mano, se caía, amén que punteaba la sarga en el último tiempo del muletazo, no obstante, lo encaminó correctamente para ligar los muletazos. Varios pinchazos mancharon su labor. El cuarto se desplazaba y acometió con nobleza. Hubo rivalidad en quites con Luis David, luego lo lidió con corrección y concluyó de estocada trasera.
Diego San Román estuvo entregado ante el lote deslucido de la corrida. Siempre dio la cara con verdad. En el sexto además batalló con los fuertes embates del viento. En ambos estuvo muy certero con la espada.