El peruano cuaja al octavo de la tarde, el único con posibilidades reales de la larga corrida en honor a la Virgen de Guadalupe
Decepcionante regreso de Morante a la Monumental; resultó pitado al estrellarse con un lote de nulas posibilidades
El octavo toro. El último cartucho. El único con movilidad. La emoción recorrió desde el saludo capotero el alma de la cerca de 40.000 personas que albergó la Monumental de México. Roca Rey había cargado con toda la esperanza y responsabilidad de la tarde. Las gaoneras tras el tanteo vislumbraron la opción de triunfo. El tercio de varas fue un simulacro. El peruano se clavó en los medios para repetir las gaoneras al toro de Jaral de Peñas. Tan estrecho de sienes como tocado arriba. Serio y largo. El arranque de la faena fue explosivo: pase cambiado por la espalda y de rodillas. Continuó de hinojos en una serie imposible.
Estalló La México que se entregó por fin al huracán Roca Rey. La única plaza importante que se resistía en su particular conquista. El de Jaral de Peñas exigió tiempo, colocación, precisión en el toque. Roca tuvo paciencia, creyó en las embestidas, las fue empujando y se fajó con él por los dos pitones.
Tuvo mucha importancia la actuación que fue coronada con unas manoletinas citando de largo y una estocada colosal en todo lo alto de efecto inmediato. Las dos orejas compensaron la larga y decepcionante corrida (duró cuatro horas). Roca Rey no había podido lucirse con un geniudo ejemplar de Villa Carmela (silencio).
El regreso de Morante de la Puebla había despertado interés. La decepción fue mayúscula. El primero, de Xajay, se paró desde salida. Una verónica por el pitón izquierdo y la media, nada más. Pareció despertar en banderillas pero en la muleta no tuvo ni una arrancada. Morante abrevió pese al enfado colectivo. Se incrementó el cabreo en el quinto (de Teófilo Gómez), que fue protestado por su presentación hasta que se devolvió. El sobrero de Los Encinos fue desclasado. Como balance: pitos y pitos.
Hizo un esfuerzo Joselito Adame asumiendo el compromiso de torear tras haber sido corneado en los testículos recientemente. Su lote tuvo relativas opciones. El segundo, de Santa Bárbara, fue manejable mientras que el de Barralva tuvo embestidas aisladas importantes dentro de su informalidad y violencia. Adame se mostró tan profesional y maduro como de costumbre (saludos y silencio).
Sergio Flores no tuvo ninguna opción. La raza del mexicano se vio en todos sus frustrados intentos por reeditar el triunfo logrado la pasada temporada en esta señalada cita. Con el de Los Encinos que hizo tercero rayó a buen nivel pero lo estropeó con los aceros. Abrevió con buen criterio ante el peligroso manso que hizo séptimo de Campo Hermoso.