También luce José Mauricio en la plaza Alberto Balderas
AARÓN ARGUIJO GAMIOCHIPI
Enrique Ponce dejó en claro por qué es una verdadera figura del toreo. El valenciano cortó orejas y rabo al toro «El Marcoa», de la ganadería de Arturo Gilio, mientras que José Mauricio paseó par de apéndices ayer, en una tarde triunfal en la plaza de toros «Alberto Balderas», de Ciudad Lerdo, que registró una gran entrada, muy cerca del lleno.
Fueron lidiados dos toros de la ganadería de Arturo Gilio y dos más de Boquilla del Carmen, de buena presencia y juego desigual, destacando segundo y tercero, ofreciendo bravura suficiente para ser también protagonistas de la corrida que gozó en serio la afición lagunera.
Enrique Ponce vistió de rosado y oro, ovacionado al máximo por los presentes, con un carisma y una calidad comprobados toreó los astados de Arturo Gilio, mientras que José Mauricio, doble triunfador de la Temporada Grande en la Plaza México, vistió un terno en gris y oro, recibiendo un gallo en obsequio por parte de la Peña Taurina «Valente Arellano».
EL PRIMER TOROAbrió festejo «Buena Suerte», herrado con el número 42, de 488 kilos de peso, entrepelado, capacho, enmorrillado, astado que asistía bien por el pitón derecho, falto de fuerza en los cuartos delantero, por lo que en repetidas ocasiones levantó la arena. El matador valenciano lo llevó a los medios y ahí pudo arrancarles algunos muletazos en corto, llegando pronto la hora de hundir el acero, con tanta maestría que llegó hasta la empuñadura, recibiendo una oreja ante las palmas de los animosos espectadores.
Siguió en suerte «Vinatero», herrado con el 184, con 497 kilogramos, cárdeno, caribello, cornicorto, enmorrillado, recibido con gaoneras que levantaron de sus asientos a los aficionados, lo que motivó a José Mauricio y brindó al respetable. Fue un toro noble, que asistió por ambos pitones y entregó una buena lidia, por lo que el matador se regodeó con la muleta; colocó una estocada tendida que llevó al toro a buscar las tablas hasta que dobló, el juez de plaza otorgó una oreja y cedió ante la petición popular para otorgar una más, recibiendo el toro arrastre lento.
GRAN ACTUACIÓNCon el tercer toro de la tarde, «El Marcoa», ocasionó Ponce una conmoción en el tendido, un toro bragado, enmorrillado, capacho, breve ante el capote y con un puyazo bastó, banderillas ovacionadas que fueron preludio al espectáculo de «El Maestro». Pausado con la muleta, muy a su estilo, Enrique Ponce fue metiendo al astado a sus terrenos, ante la mirada atenta de los aficionados, ejecutó «La Poncina» en par de ocasiones, dejando sin aliento a los presentes, quienes solicitaron el indulto sin hacer ceder al juez José Luis Orozco, quien dio paso a la estocada, que resultó magistral y mortal, otorgando al matador orejas y rabo ante la algarabía popular, que igualmente aplaudió la vuelta al ruedo que le concedieron al astado.
«Algodonero», herrado con el 260, de 540 kilos de peso, fue el último ejemplar de la tarde, bragado, paliabierto, aborregado, fuerte y aguerrido, al que José Mauricio trató de entender durante toda la lidia, con escasa suerte. Toreando en corto, tuvo pasajes interesantes, pero no más, tras múltiples descabellos y un aviso, le dieron fin a la existencia del astado, despidiéndose el matador en silencio.
Enrique Ponce vistió de rosado y oro, ovacionado al máximo por los presentes, con un carisma y una calidad comprobados toreó los astados de Arturo Gilio, mientras que José Mauricio, doble triunfador de la Temporada Grande en la Plaza México, vistió un terno en gris y oro, recibiendo un gallo en obsequio por parte de la Peña Taurina «Valente Arellano».
EL PRIMER TOROAbrió festejo «Buena Suerte», herrado con el número 42, de 488 kilos de peso, entrepelado, capacho, enmorrillado, astado que asistía bien por el pitón derecho, falto de fuerza en los cuartos delantero, por lo que en repetidas ocasiones levantó la arena. El matador valenciano lo llevó a los medios y ahí pudo arrancarles algunos muletazos en corto, llegando pronto la hora de hundir el acero, con tanta maestría que llegó hasta la empuñadura, recibiendo una oreja ante las palmas de los animosos espectadores.
Siguió en suerte «Vinatero», herrado con el 184, con 497 kilogramos, cárdeno, caribello, cornicorto, enmorrillado, recibido con gaoneras que levantaron de sus asientos a los aficionados, lo que motivó a José Mauricio y brindó al respetable. Fue un toro noble, que asistió por ambos pitones y entregó una buena lidia, por lo que el matador se regodeó con la muleta; colocó una estocada tendida que llevó al toro a buscar las tablas hasta que dobló, el juez de plaza otorgó una oreja y cedió ante la petición popular para otorgar una más, recibiendo el toro arrastre lento.
GRAN ACTUACIÓNCon el tercer toro de la tarde, «El Marcoa», ocasionó Ponce una conmoción en el tendido, un toro bragado, enmorrillado, capacho, breve ante el capote y con un puyazo bastó, banderillas ovacionadas que fueron preludio al espectáculo de «El Maestro». Pausado con la muleta, muy a su estilo, Enrique Ponce fue metiendo al astado a sus terrenos, ante la mirada atenta de los aficionados, ejecutó «La Poncina» en par de ocasiones, dejando sin aliento a los presentes, quienes solicitaron el indulto sin hacer ceder al juez José Luis Orozco, quien dio paso a la estocada, que resultó magistral y mortal, otorgando al matador orejas y rabo ante la algarabía popular, que igualmente aplaudió la vuelta al ruedo que le concedieron al astado.
«Algodonero», herrado con el 260, de 540 kilos de peso, fue el último ejemplar de la tarde, bragado, paliabierto, aborregado, fuerte y aguerrido, al que José Mauricio trató de entender durante toda la lidia, con escasa suerte. Toreando en corto, tuvo pasajes interesantes, pero no más, tras múltiples descabellos y un aviso, le dieron fin a la existencia del astado, despidiéndose el matador en silencio.
4TOROS
SE LIDIARON AYER EN CIUDAD LERDO, DOS DE ARTURO GILIO Y DOS DE BOQUILLA DEL CARMEN.
SE LIDIARON AYER EN CIUDAD LERDO, DOS DE ARTURO GILIO Y DOS DE BOQUILLA DEL CARMEN.