Para las mujeres, el escenario en la Revolución Mexicana era complejo y algunas de ellas lograron trascender las tareas asignadas por los hombres.
Lucy Sanabria
Es usual que sepamos de ellas por las películas que protagonizaron María Félix o Dolores del Río, los corridos —la internacional ‘Adelita’—, la literatura, las calles que llevan sus nombres y hasta la apuesta de Banxico para imprimir su imagen en la nueva familia de billetes. Sin embargo, es poco lo que sabemos de su incidencia en la Revolución Mexicana.
Las mujeres en la Revolución Mexicana
Antes de irnos con las hazañas de las mujeres revolucionarias, vale la pena tomar en cuenta que en la historia, las mujeres han tenido que sortear situaciones complejas —no sólo en México, también en el mundo.
Pese a formar parte de la mano de obra en las fábricas textiles o en el campo, de ocuparse de las labores domésticas, de la familia y guardar las “buenas costumbres”; las mujeres fueron relegadas y sus derechos simplemente no existían.
En el siglo XIX, por ejemplo, las obreras recibían un salario menor en comparación al sus compañeros.
Carmen Parra
Conocida como Carmen Alanís o coronela Alanís, Carmen Parra se unió a las tropas revolucionarias en 1910.
En esta aventura, Carmen Alanís terminó presa durante un breve periodo. Luego fue comisionada en el proceso de la amnistía para los revolucionarios que estaban en El Paso, Texas, y las tropas de Francisco Villa.
En 1942 —un año después de su muerte—, la coronela fue distinguida por el gobierno mexicano como Veterana de la Revolución. 13 años después las mujeres mexicanas lograron el derecho al sufragio.
Valentina Ramírez Avitia y Clara de la Rocha
Estas mujeres —oriundas de Durango— se incorporaron a la revolución en su primer año, en las tropas del general Ramón F. Iturbide.
¿Y Valentina Ramírez? Seguro alguna vez han escuchado la canción de ‘La Valentina’. La historia de Ramírez Avitia inspiró estas letras. De ella sabemos que participó en varios combates hasta que se topó con la toma de Culiacán, Sinaloa —20-23 de mayo de 1911.
Su imagen, vestida con ropa de hombre y llevando una carabina 30-30, se inmortalizó gracias a una foto publicada en La Semana Ilustrada.
Hermila Galindo
Maestra, feminista y periodista, Hermila Galindo Acosta tuvo su primer acercamiento con la Revolución Mexicana al lado del movimiento antirreeleccionista.
En 1911, Galindo se mudó de Durango a la Ciudad de México, donde tras la decena trágica conoció a los constitucionalistas Abraham González y Venustiano Carranza.
Como secretaria particular de Carranza, Galindo intentó incidir en la creación de una nueva constitución. ¿Cómo? La periodista pidió el derecho de las mujeres al voto.
Al igual que la coronela Alanís, Hermila Galindo no pudo ser testigo de la materialización del voto femenino, pero cimentó las bases para que fuera una realidad.
Coronel Amelio Robles
En 1912 —a los 23 años—, Malaquías Amelia de Jesús Robles decidió unirse a la Revolución Mexicana. Y con las tropas de Emiliano Zapata, Amelia realizó tareas de mensajería, contrabando de armas y una que otra misión especial.
Hablamos de la historia de un hombre trans que logró ser parte de la revolución como coronel y, al mismo tiempo, ser reconocido por su identidad de género.
Una vez que terminó la Revolución Mexicana, Amelio Flores también se retiró de la lucha, se casó y adoptó a una niña. Su vida gozó del reconocimiento de su género —a pesar de las adversidades. Lo que podría considerarse como un caso precursor del movimiento trans en nuestros días.