Mariano de la Viña, herido gravemente en el triángulo de Scarpa en la última corrida de la Feria del Pilar celebrada en la plaza de Zaragoza TOROS
Mariano de la Viña, intervenido hasta la madrugada, estable
- El banderillero tuvo que ser recuperado en la enfermería de tres paradas cardiorespiratorias
- Posteriormente fue operado en el Hospital Quirónsalud de Zaragoza, donde se encuentra controlado en la UCi
La espeluznante y gravísima cornada sufrida por el banderillero Mariano de la Viña, que entró en la enfermería con parada cardiaca, a punto estuvo de teñir de luto el final de una feria del Pilar de masiva asistencia de público.
En una corrida hasta entonces deslucida por el mal juego de los toros de Montalvo, y cuando todo parecía indicar que el abono taurino acabaría sin gloria pero sin sobresaltos, Enrique Ponce mandó a su banderillero Mariano de la Viña parar al cuarto de la tarde, que tras su salida al ruedo se había emplazado sin llegar a tablas. El subalterno logró darle el primer capotazo pero no el segundo, pues el de Montalvo, apretando hacia chiqueros se cruzó con el torero y le prendió secamente por el pecho al tiempo que le lanzaba contra la arena. Y a partir de ahí, con creciente saña, comenzó a zarandearle con secos hachazos, hasta que, ya cerca de las tablas del tendido uno, en el mismo lugar donde Juan José Padilla fue corneado en la cara, le metió el pitón claramente en el triángulo de scarpa. Cuando cayó al suelo y pudieron, por fin, hacerle el quite, sus compañeros le levantaron, desmadejado, en unos momentos angustiosos que bastaron para que De la Viña dejara un amplio reguero de sangre sobre la arena, como síntoma de la tremenda gravedad del percance. Una mancha tan alarmante que Perera se encargó de tapar con el rastrillo de un arenero cuando aún el toro merodeaba por la zona.
, fue intervenido en primer lugar en la enfermería de la plaza de toros de Zaragoza, donde llegó a sufrir hasta tres paradas cardirespiratorias.
El último parte facultativo, emitido a mediodía de este lunes, señalada que: «No hay signos de sangrado activo y la perfusión de la extremidad inferior derecha es correcta. Los drenajes han rendido cantidades moderadas. Para mantener estabilidad clínica permanece sedoanalgesiado precisando drogas de soporte vasoactivo y respiración controlada. Desde la mañana de hoy presenta febrícula. El pronóstico del banderillero continúa siendo muy grave«.
Una vez controlado e intervenido, fue operado en la Clínica Quirónsalud de Zaragoza hasta las dos de la madrugada. El torero, cogido por un toro en la Feria del Pilar, hubo de ser reanimado durante cuarenta y cinco minutos en la enfermería, donde le recuperaron de más de una parada cardiorespiratoria.
El equipo médico de la enfermería de la plaza de toros de Zaragoza, comandado por el Dr. Carlos Val-Carreres, recuperó a Mariano de más de una parada cardiorespiratoria y estuvo reanimándole durante cuarenta y cinco minutos, tal era el estado crítico en el que ingresó el torero de plata albaceteño.
Tras la primera intervención quirúrgica, De la Viña fue trasladado al Hospital Quirónsalud de la capital maña al filo de las nueve y cuarto de la noche de este domingo para continuar siendo intervenido hasta bien entrada la madrugada.
El equipo médico de Val-Carreres mantuvo con ventilación mecánica al torero, que llegó con dos cornadas: una en el glúteo que llega hasta el abdomen y otra en el triángulo de Scarpa -con trayectoria ascendente- que afectó a la femoral.
Además, podría tener afectado también el riñón. Sin embargo, fuentes de la empresa de la plaza de toros ya avanzaron anoche que no va a ser facilitado ningún parte médico hasta que concluyeran las atenciones que le presten al torero en las próximas horas en el Hospital Quirónsalud.
Debido a la gran pérdida de sangre del torero -Miguel Ángel Perera tapó la sangre con un rastrillo de un arenero-, la Cruz Roja tuvo que llevar plasma al quirófano del coso de la Misericordia para que le fuese trasfundido a De la Viña. Asimismo, desde el mismo instante de la cornada muchos fueron los aficionados que se acercaron a la enfermería ofreciéndose a donar sangre, tal era la evidencia de la gravedad del percance.
Rafael de la Viña resultó herido por el cuarto toro. El subalterno salió a parar al animal de Montalvo, que se emplazó en los medios de salida. En el segundo capotazo, el astado se fue directamente al cuerpo del banderillero, arrollándolo y empitonándole en el suelo de manera dramática en varias ocasiones y por distintas zonas del cuerpo.
El banderillero sangraba profusamente, especialmente a la altura del triángulo de Scarpa izquierdo, causando una imagen angustiosa que hizo que el público ordenara a la Banda de Música que tocara el tradicional ‘Toro de la Jota’ con el que se ameniza el cierre de cada festejo.
Enrique Ponce, jefe de filas de Mariano durante casi treinta años, se llevó las manos a la cara mientras se llevaron a su compañero y amigo a la enfermería. El valenciano se mantuvo pendiente del estado de Mariano hasta que llegó el percance de Perera en el sexto, lo que le obligó a empuñar de nuevo muleta y espada para dar muerte al animal con el que se cerró el sangriento festejo.