Los éxitos obtenidos por el diestro vallecaucano en su país, Colombia, me abocan a la siguiente reflexión. Lógicamente, me refiero a Luis Bolívar, todo un ejemplo de torería al más alto nivel como pudimos ver en Cali y, como nos han informado de todo lo que ha llevado a cabo en Manizales. Es decir, estamos hablando de un gran torero que, en España se le considera un segundón al que, en muchas ocasiones, hasta en ese circuito ha sido relegado al ostracismo.
Observamos con alegría y sin rubor alguno cuando las figuras del toreo de España viajan hasta América, allí no tienen remilgos para acartelarse junto a los diestros más relevantes de cada país que, insisto, en España son meros segundones todos los que tengan la suerte de acudir a nuestro país, que no todos los consiguen. Claro que, la pregunta es inevitable. ¿Cómo es posible que El Juli y sus adláteres no tengan rubor en juntarse con los diestros de allende en los mismos carteles y en España apenas se conozcan? Parece un contrasentido, mejor diría una banalidad, pero es una realidad que aplasta.
Veamos. En España si no se es figura, los nuestros no se acartelan ni con Silverio Pérez si reviviera y volviera a nuestra tierra. Por el contrario, tanto en México como en Colombia, es lo más normal del mundo ver a El Juli con aquellos chicos valerosos de distintos países que, para su fortuna personal, mucha gloria han aportado al toreo en sus respectivos lugares de nacimiento. ¿Motivos? Hombre, por el amor de Dios, está clarísimo. Los nuestros acuden a América como dioses del toreo y lo que los espadas nacionales del país en que actúen junto a ellos, eso no les quita el sueño a nadie, más bien les glorifica porque allende son capaces de hacer lo que aquende son incapaces. Nuestras figuras piensan y dicen: “Si triunfan, que lo hagan allí porque de tal modo no nos molestan ni nos hacen la menor sombra” Es más, nuestros artistas se sienten ufanos de haber compartido carteles con los humildes de allende porque consideran que les han hecho un favor que, en honor a la verdad, es cierto.
Todos hemos sabido que, días pasados Luís Bolívar triunfó junto a El Juli en Manizales, hasta el punto de que el caleño se llevó el trofeo Señor de los Cristales de dicha feria. No es menos cierto que, en distintas plazas de Colombia, El Juli y Bolívar se han encontrado en repetidas ocasiones pero, ¿saben ustedes las veces que El Juli ha toreado con Luis Bolívar en España? Buena pregunta ¿verdad? ¡Una sola vez! Y fue precisamente en Valencia en su alternativa que, claro, Bolívar, como toricantano abrió cartel y como quiera que el caleño estuviera apoyado por Victorino Martín, es por ello que El Juli fue indulgente con dicho torero pero, en España no se juntaron nunca más.
Nuestros señoritos se cuidan mucho de juntarse con algún “pobre” extranjero no vaya a ser que les den una lección, por tanto, que rayen en el ridículo. ¿Solución? Evitarlos a todos, a Luis Bolívar el primero porque, fijémonos en qué carteles ha actuado el caleño en España. Todo han sido carteles de segundones, toros de primera línea e, insisto, ningún torero extranjero ha podido compartir cartel alguno con nuestras figuras, siempre, con la excepción en su momento de César Rincón y, en la actualidad, con Roca Rey. ¿Y por qué con Roca Rey sí y con los demás no? Sencillamente porque a Roca Rey le han dado el tratamiento de figura, por tanto, tiene las bendiciones de todo el mundo, sin duda, lo que quisieran decenas de toreros extranjeros.
Pobre Luis Bolívar –y lo digo con todo el respeto del mundo- porque me pongo en su piel y se me erizan todos los pelos de mi cabeza que son muchos. Y digo pobre porque su palmarés, tras más de dos años sin vestirse de luces, en menos de quince días ha obtenido dos triunfos de clamor junto a las máximas figuras del toreo de España porque, en Cali como en Manizales su nombre ha quedado grabado –una vez más- con letras de oro. Siendo así, ¿qué pensará este hombre para sus adentros al comprobar sus legítimos éxitos y que éstos no valgan para nada en España? Si fuera un mal torero no lograría el éxito ni allí ni aquí pero, mientras allí es ídolo admirado, aquí es un pobre olvidado.
¿Se fijaron ustedes que Luis Bolívar ya tiene todo el pelo blanco? Es lógico que así le suceda porque de tanto pensar en las injusticias a las que es sometido, con razón se le puso el pelo blanco y, sin duda, el corazón a mil “revoluciones”. ¿Quién es capaz de soportar el envite que supone saberte válido para la profesión que desarrollas y que apenas nadie te de trabajo? Es el caso de Luís Bolívar y de tres “mil” chicos más a los que rezamos para que Dios les pille confesados a todos.