La novillada de triunfadores finalizó con un agarrón,Se reparten orejas en la «San Marcos» Se reparten orejas en la «San Marcos»
Daniel Prieto y Andrés García se llevaron los apéndices
La novillada de triunfadores finalizó con un agarrón por parte de los toreros actuantes, quienes estuvieron muy por encima de las circunstancias de sus respectivos lotes, Andrés García dejó ver las buenas maneras y el valor que atesora, Daniel Prieto la entrega total, mientras que Juan Querencia un oficio que le permite estar solvente.
En primera instancia, en la mente quedarán las verónicas que cuajó Andrés García con el sello de la casa, enganchando por delante al de Caparica y toreando de manera asentada. Mientras que con la muleta fue construyendo una faena en pausas, debido a que el novillo se paraba.
Lo fue consintiendo de tal manera que logró algunos naturales importantes, pese a que el novillo trataba de puntear la tela al final del muletazo, con muñecas educadas consiguió un par de tandas donde el torero queretano se recreó.
Ante su segundo mostró otra faceta, la del torero temerario, cuando el toro no va el torero aprieta, tremendo arrimón se dio con el deslucido y soso cierra plaza, astado que pudo ser pasaportado de manera prematura, pero García se creció. Tras la estocada el novillo se echó, pero el puntillero lo levantó en dos ocasiones, situación que mermó en la petición de la oreja.
Daniel Prieto se ha convertido en un novillero arropado por la afición hidrocálida, con los primeros lances el novillo tomaba bien por el pitón derecho mientras que por el izquierdo se quedaba corto.
Cubrió el segundo tercio de manera carismática como ya es habitual en él, metiéndose a la gente en el bolsillo. La faena tuvo pasajes interesantes, esos parones constantes a medio muletazo pusieron a prueba el valor del hidrocálido, quien tenía las zapatillas atornilladas en la arena, le aguantó al grado que el «Papucho» terminó por rajarse, algunos pases más le permitió en el sitio donde el astado se sentía cómodo, tras la estocada la afición apretó para el corte de la oreja.
Con el quinto de la tarde, se acomodó toreando por verónicas, bonita la revolera al rematar la serie, aprovechó que el toro tenía buen tranco para ejecutar un quite muy coreado por zapopinas. El segundo tercio no se lo pensó dos veces y tomó los palos, al cuartear por el pitón derecho el novillo le ganó el viaje y le pegó una fuerte voltereta, tras ser ingresado a la enfermería se notificó que ya no saldría.
Juan Querencia tomó su turno como director de lidia y dio muerte al novillo.
Juan Querencia abrió plaza con el novillo «Titan», astado que buscaba irse a las tablas, el queretano le dejó la muleta por delante y le ganaba pasos pero hacia el toro, con la finalidad de que no se fuera, con este procedimiento la faena encontró eco en los tendidos, pero el torero terminó por pichar.
El segundo de su lote, lo único que tenía de bravura fue el nombre de «Valiente», pues desde el caballo el novillo había cantado por donde iría. Con muleta en mano y de manera inteligente, intentó sacarlo hacia los medios de apenas dos tirones, pero el de Caparica volvió a lo suyo, intentó el torero en una faena esforzada sin que pasara a mayores.
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