Rafael Mathus Ruiz
WASHINGTON.- El último debate presidencial en Estados Unidos cambió la historia. La desastrosa actuación del presidente, Joe Biden, terminó por sacarlo de la pelea por la Casa Blanca, y aniquiló su reelección. Ahora un nuevo duelo entre el candidato del Partido Republicano, Donald Trump, y la nueva candidata del Partido Demócrata, la vicepresidente, Kamala Harris, abre otra oportunidad para volver a torcer el rumbo de una campaña que ha corrido los límites de lo posible.
El debate, que tendrá lugar en el National Constitution Center de Filadelfia y será transmitido este martes por la cadena ABC a partir de las 21, hora del este de Estados Unidos, será la primera vez –y quizás la única– que Harris y Trump se vean en persona, cara a cara, para discutir sobre el rumbo del país y sus propuestas. El duelo marcará además el punto de partida del “sprint” final de la campaña hacia las elecciones del 5 de noviembre, y el tono de la campaña de acá en adelante. Cuando faltan apenas ocho semanas para la elección presidencial, el debate es la última gran oportunidad que tienen Harris y Trump para quebrar el virtual empate que marcan las encuestas en la contienda por la presidencia. El enfrentamiento ofrece varias claves:
1. Harris y un desafío primordial
Nunca Estados Unidos vivió en la era moderna una campaña presidencial como la de la vicepresidente, Kamala Harris. Sin el recorrido habitual de las primarias, Harris llegó a la nominación presidencial luego de un inédito blitzkrieg político después del paso al costado de Biden. Sin tiempo para nada más, el Partido Demócrata se abroqueló detrás de su candidatura. Harris reavivó el entusiasmo demócrata, las donaciones, repuntó en las encuestas y reclutó un ejército de voluntarios. Pero todo eso apenas sirvió para dejarla cabeza a cabeza con Trump.
Harris llega al debate con el desafío primordial de aprovechar la audiencia para terminar de convencer al electorado de que es la persona indicada para conducir al país durante los próximos cuatro años. Muchos votantes todavía no la conocen del todo, o desconocen sus planes o sus ideas, y la mira con un signo de interrogación. La última encuesta del New York Times reveló que casi un tercio del electorado, el 28% de los probables votantes, siente que conoce poco a Harris y necesitan saber más sobre ella antes de darle su respaldo, contra apenas el 9% que dice lo mismo de Trump.
2. La ventaja de Trump
Una regla puso el debate en peligro: el micrófono de un candidato debía estar silenciado mientras su oponente hablaba. La campaña de Harris insistió hasta el final en que hubiera micrófonos abiertos para abrir un terreno de choque y confrontación con Trump, un espacio en el que Harris se siente cómoda, y que le dio réditos inesperados a Biden en 2020, cuando Trump se fundió al interrumpirlo hasta el cansancio. Pero la campaña de Trump logró imponer la regla de micrófonos en silencio, un modelo que lo contiene al limitar su habilidad para infligirse dosis innecesarias de daño.
Además de esa ventaja, Trump llega al debate con menos presión: es el favorito para ganar en las elecciones del 5 de noviembre. La mochila más pesada recae sobre los hombros de Harris. La lupa estará encima de Harris mucho más que sobre él por el solo hecho de que la novedad del debate es la presencia de Harris, no la suya. Para Trump, un empate es un triunfo. Una dosis de mesura puede llevarlo a la línea de victoria. Pero, una y otra vez, Trump le ha dado la espalda a la mesura, la disciplina o el equilibrio y se ha saltado los rieles, desparramando ataques personales, golpes bajos o mentiras que, a la mirada de muchos votantes, son perjudiciales. Al final del día, Trump responde a su instinto. ¿Qué Trump aparecerá en escena?
“Podés entrar con toda la estrategia que quieras, pero tenés que ir tanteando el terreno a medida que se desarrolla el debate”, le dijo Trump a Sean Hannity durante una entrevista con Fox News la semana pasada. “Todo el mundo tiene un plan hasta que te pegan en la cara”, graficó, citando a Mike Tyson.
3. Los temas
Harris y Trump recibirán una lapicera, un bloc y una botella de agua para el debate, y no podrán tener notas escritas previamente. Tendrán dos minutos para responder preguntas, y dos minutos para responder al otro candidato. También tendrán un minuto adicional para aclaraciones, o para completar una respuesta. No habrá audiencia. Los moderadores David Muir y Linsey Davis, de ABC, harán las preguntas. La lista de temas es una de las incógnitas del debate, pero se descarta que habrá preguntas sobre la economía, la inmigración, la frontera, el acceso al aborto, el futuro de la democracia y la política exterior de Estados Unidos.
Hay temas que favorecen claramente a Trump, como la economía –la inflación es el talón de Aquiles para los demócratas– o la inmigración y la frontera. Y otros temas que juegan a favor de Harris, como el acceso al aborto, la democracia, o la política exterior. Una de las claves del debate será si Trump y Harris son capaces de explotar los temas que les convienen, pero también si logran salir ilesos cuando la discusión entre en el terreno en el que se sienten más incómodos.
4. El dueño del relato
Harris y Trump llegan con una misión concreta a su duelo: definir a su rival ante los televidentes.
Trump intentará pintar a Kamala Harris como una radical de izquierda –”Camarada Kamala”, la ha bautizado– con propuestas extremistas que destruirán a la economía norteamericana, y pondrán en riesgo la prosperidad del país. Intentará además achacarle los mismos problemas que puso sobre las espaldas de Biden en el debate a fines de junio –el primero, la inflación–, todo con un mismo objetivo: asegurarse que los votantes que dudan de votarla desistan totalmente de hacerlo.
Para Harris, la misión es doble. Primero, asegurarse que sea ella, y no Trump, quien forje su imagen en la mente de los votantes. Y la segunda es intentar atar por todos los medios a Trump con el “Proyecto 2025″, una hoja de ruta ultraconservadora de la que Trump ha intentado despegarse por todos los medios posibles. Además de eso, Harris buscará retratar a Trump como un criminal, una amenaza para el país y para el mundo.
Quien triunfe en su misión ganará la noche.