Por Paco Cañamero.
Desconozco quien tuvo tal inoportuna idea de mezclar churras con merinas. Qué manos gestionaron el festejo del lunes de Carnaval para convertirlo en un insulto a la Tauromaquia eterna. O no, a lo mejor como están tan de moda los movimientos antis, resulta que fue programado por quien desprecia la Fiesta para estrellarla y de esta forma continuar cortándole el vuelo, mientras el organizador –que es un político- gana adeptos en su partido, ahora que llegan tiempos electorales.
Porque a nadie se le ocurre juntar un festival y un espectáculo de recortes, cuando esta última especialidad se ha convertido en una de las guillotinas del toreo de siempre. O lo que es igual han puesto a la zorra a guardar las gallinas y ya se sabe el resultado a la hora de decantarse la balanza, porque los recortes tienen agilidad y emoción, que muchas veces falta en el toreo básico. Y en esta caso en un espectador dudoso y sí suficiente conocimiento se va a perder un futuro aficionado.
Lamentable y sin justificación que en un Carnaval lleva a gala el nombre ‘del Toro’ y ha visto sobre sus arenas a grandiosos maestros –el mismo Antonio Ordóñez toreó en esa plaza- ahora contribuyan a lastrar el toreo de siempre.
Porque no olvidemos que los recortes están haciendo mucho daño a la Tauromaquia, pero mucho, más del que imaginan. Y encima lo peor es que la Fiesta en tantas ocasiones está en manos espontáneas y que desconocen su realidad, convirtiéndola en un Carnaval.
Mientras la gente sensata se echaba las manos a la cabeza al ver un paseíllo formado por toreros y recortadores, ¡por favor! También faltó sensibilidad a su conclusión, pero claro que esas mimbres cualquier cosa es de esperar. Porque a esas mismas horas estaba de cuerpo presente Rubén de Dios, un torero que actuó en esos festejos en decenas de ocasiones, un torero que amó a Ciudad Rodrigo y entre sus gentes gozó de respeto y grandes amistades. Por eso se merecía un minuto de silencio, porque la Fiesta siempre ha sido agradecida con quien estuvo en ella. Y este torero se lo merecía y más en ese Carnaval del Toro donde nunca faltó y al que siempre estuvo tan vinculado
Por lesión de Fortes se contrató a Curro Díaz, el artista de Linares, que llegó y el hombre, que es un pincel rezumando torería, no tuvo suerte con un utrero bronco, que tomaba el engaño y se quedaba corto, sin dejar de calamochear. Curro, que es un torerazo y con está en las antípodas de la vulgaridad, intentó acariciar con su pañosa las embestidas, pero el vinagre del astado pudo al almíbar del toreo y lo mató con dignidad, tras una faena como debe ser, breve; tan ajena a la moda actual de alargar hasta el aburrimiento. Y siempre vaya un brindis de admiración por este Curro Díaz que atesora el don de la torería.
Otra cosa fue Juan del Álamo, quien protagonizó un trasteo excesivamente largo. Más largo que intenso, frente a un torete noble y con recorrido, que tomaba los engaños con prontitud y hasta con un punto de nobleza. Lo recibió en un amalgama de verónicas y chicuelinas rematadas por una revolera. Bien picado por Curro Sánchez, también intentó lucirse Salvador Ruano, el sobresaliente, en un quite. Tras el brindis, Del Álamo le cuajó una larga faena, con series sobre las dos manos para acabar con las dos rodillas en tierras en una desbordada explosión de raza. Y cuando el aficionado pensaba que ya era de hora de matar, de nuevo volvió a torear sobre la mano derecha en otra seria larga, aunque con el toro ya protestando, que fue rubricada por esa moda de las manoletinas. Puso fin con una estocada fue defectuosa y el público, que en esos casos, es bastante facilón le pidió las orejas y algunas voces –auspiciados por el peonaje- también pedían el rabo.
Ya de remate llegaron los recortes –buff, esto es como meter en la noche de bodas en la cama a otra mujer y hacer un trío- donde lo más llamativo fueron los ajustados saltos de Eusebio Sacristán ‘Use’ a un buen novillero de Sánchez Herrero. De ese Use, que es al mundo de los recortes lo que Messi al del fútbol y se metió a la gente tan en el bolsillo que le decía: “otro, otro, otro…”.
Con el triunfo de ellos acabó el festejo y siguió con la programación, entre ellos esa capea donde se han dejado ver varios chavales con una magnífica interpretación. Y en eso momento, uno que abandonaba la plaza iba pensando en el gran Rubén de Dios, de cuerpo presente el mal rato que habría pasado de ver mezclados a toreros y recortadores, en un espectáculo donde se organizó de tal manera que la zorra se puso a guardar las gallinas.
FICHA DEL FESTEJO:
Ganadería: Se lidiaron dos utreros de Gómez de Morales, con presencia y cuajo. El primero bronco y el segundo noble.
Curro Díaz: Estocada y descabello (ovación con saludos).
Juan del Álamo: Estocada defectuosa (dos orejas).
Ambiente: Plaza llena en tarde ventosa y nublada
Reportaje gráfico: Adrián Martín.
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FESTIVAL TAURINO/ CARNAVAL DEL TORO: Cuando la zorra guarda el gallinero
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