Oscar A. Viramontes Olivas
¡Recordar en vivir! Sin duda una expresión motivadora que nos transporta a épocas que ya pasaron y que para muchas personas quedaron en el completo olvido, por ello en esta ocasión en Crónicas de mis Recuerdos, viajaremos en la máquina del tiempo para ubicarnos en dos épocas en la ciudad de Chihuahua, donde dos empresas dejaron antecedente importante en lo referente a la productividad de la región, así como en la creación de empleos necesarios para el fortalecimiento de la economía de nuestro Estado y de México en general. La primera fue llamada “Aceros de Chihuahua”, la segunda, Ladrillera Industria, antecedente de la actual Interceramic reconocida esta última a nivel nacional e internacional.
Se llegaba el 19 de abril de 1955, año muy turbulento en el estado de Chihuahua ya que para entonces estaba un caldero político debido al crimen del taxista Juan Cereceres y otras condiciones sociales y económicas que influyeron en la caída del gobernador Oscar Soto Máynez. A pesar esa situación, existieron hombres visionarios que no se detuvieron a pesar de la crisis en implementar negocios que activaran la economía de la región. Fue así que a iniciativa de dos grandes capitales de la industria don Eloy S. Vallina y don Víctor M. Cruz se fundaría la empresa “Aceros de Chihuahua” Sociedad Anónima. Fue necesario que Chihuahua tomará un sitio preponderante en la industria siderúrgica mexicana, ya que otros estados del país estaban a la vanguardia en este ramo como lo era el estado de Nuevo León, sin embargo nuestro terruño no quería quedarse atrás, por ello la gran visión de estos dos grandes empresarios de engrandecer a Chihuahua.
Por varios años el objetivo principal perseguido por Aceros de Chihuahua, fue surtir el mercado de cinchos para pacas de algodón en todo el país. Esta empresa desde su fundación empezó a surtir los mercados de las zonas algodoneras de Matamoros, Río Bravo, Valle Hermoso, Reynosa, Nuevo Laredo, hasta San Fernando, comprendiendo el delta de los ríos San Juan y el Bravo en Tamaulipas; las regiones de la Laguna en Coahuila y Durango; ciudades como Delicias, Jiménez, Ciudad Juárez en el estado de Chihuahua; Los Mochis en Sinaloa, ciudad Obregón, Hermosillo y Caborca en Sonora y Mexicali en Baja California, tiendo también a la clientela del monstruo industrial que había surgido al derredor de la Capital de la República mexicana.
Las instalaciones de Aceros de Chihuahua llamaron mucho la atención de personajes del gobierno estatal y federal, propiciando visitas importantes como la del licenciado Gilberto Loyo quien fuera Secretario de economía del gobierno de Adolfo Ruiz Cortines. La empresa incrementaría su productividad integrando una planta de acero, al mismo tiempo, absorbería a pequeñas negociaciones siderúrgicas en el Estado especialmente en Ciudad Juárez, donde también intervino con inversiones el mismo don Eloy S. Vallina, aumentando el capital en beneficio de esta empresa que en 1959, empezaría con enormes y ambiciosos proyectos para el futuro venidero quedando en la dirección y gerencia en manos del dinámico don Víctor M. Cruz y sus principales colaboradores como don Pedro Madero Z. en calidad de subgerente; Federico Terrazas, como auxiliar de la gerencia; Velia Acosta, que tuvo las riendas de la contabilidad; el ingeniero Antonio A. Obregón, como jefe de producción de la planta.
Después de años de importante productividad y generación de empleos que beneficiaron a la ciudad y el estado de Chihuahua, así como a la economía del país, llegarían tiempos tempestuosos de crisis económica y laboral, lacerando su destino y para la década de los 80´s del siglo pasado, la situación del país en materia económica, permearía en la viabilidad de la empresa debido a problemas laborales muy profundos, que en otra ocasión hablaremos de ellos. Aceros ante la situación, pasaría a manos de los obreros y debido a la falta de capital y viabilidad administrativa, se tuvo que cerrar definitivamente, por ello hacia finales del siglo quedaría como un elefante blanco hasta que sería demolida a principios del nuevo siglo XXI.
Otra industria antecedente de una de las empresas que hoy en día tienen reconocimiento internacional como lo es Interceramic, fue Ladrillera Industrial, creación también del señor don Eloy S. Vallina, siendo una fábrica de producción de ladrillos cuyos capitales a parte de los del señor Vallina, fueron los de Esteban L. Almeida Chabre, Raúl y Víctor M. Arriola, Virgilio M. Galindo, Jorge Navarro y don Jesús L. Espinoza. En este antecedente tal pareciera que no pasarían los años en balde, ya que el mismo don Esteban L. Almeida que era el alma de esta empresa, pronto estaría en posibilidades de surtir al mercado con más de 30,000 ladrillos cada 24 horas, promoviendo también la diversificación en la producción, ya que una de las características de la nueva negociación, fue la producción de loseta de barro para techos y pisos barroblock de distintos tamaños; barroblock y ladrillos vidriados para interiores y fachadas. También la fabricación de tubos vidriados para baños que llenarían las necesidades de la industria y la construcción en Chihuahua.
No había la menor duda de cómo esta nueva industria contribuiría grandemente a la modernización de Chihuahua la cual, tendría adelantos modernos de su tiempo ya que implantaría innovaciones a los distintos sistemas de la construcción con la edificación de un moderno horno y bajo la supervisión encargo del ingeniero Humberto Icaza, comisionado por los contratistas Interkim de México S.A. especialistas en la materia y como técnico de la quema de ladrillos prestaría sus servicios René Valdivieso. Posterior a ello, Ladrillera Industrial llegaría a su fin al convertirse en Interceramic cuyas operaciones en Chihuahua llegarían en el año de 1979, introduciendo al mercado lo más nuevo en tecnología para fabricación de pisos y azulejos de ese entonces. Hoy en día es una de los más grandes fabricantes de América del Norte con una capacidad de producción de 41 millones de metros cuadrados anuales en nueve plantas localizadas en cuatro complejos industriales: tres en Chihuahua, México y uno más en Garland, Texas en Estados Unidos. Después de casi 30 años en el mercado, se ha convertido en líder indiscutible, no solamente como fabricante, sino también como distribuidor de pisos y azulejos cerámicos, muebles de baño, materiales para instalación y piedra natural. Para finalizar, los productos manufacturados que se maquilan anualmente son de seis millones de metros cuadrados de pisos y azulejos.
En otro orden de ideas, la telefonía en Chihuahua comenzaría en 1876 en Hidalgo del Parral, Jiménez, Camargo y Ciudad Juárez. Su desarrollo se incrementó entre 1907 y en noviembre de 1909, iniciaría operaciones la Compañía Telefónica de Chihuahua, donde personajes como Tomás Dale, Gustavo Zork, Juan Creel, Mauricio Krakauer, Federico Pothast, Eduardo Moye entre otras personalidades, hicieron que la empresa funcionara hasta el 29 de agosto de 1929 y evolucionara con don Walter Sibert creándose La Compañía Eléctrica y Telefónica Fronteriza que después pasaría a formar parte del consorcio de Teléfonos Ericsson. El servicio telefónico en Chihuahua iniciaría con 300 suscriptores aumentado a 1,119 en poco tiempo. Así mismo, el servicio de larga distancia se inauguraría en agosto de 1931 con 4,300 suscriptores, formando más tarde de la empresa Teléfonos de México durante el gobierno de Miguel Alemán Valdés.
Al concretarse la compra de teléfonos a iniciativa de don Eloy S. Vallina, las instalaciones en Chihuahua se convirtieron al sistema automático lo mismo que en todo México, impidiendo la fuga de capitales por las utilidades que recibían accionistas extranjeros. La nueva central automática en Chihuahua, tuvo una capacidad de servicio para 7,000 aparatos que aumentaría hasta 10,000, llegando hasta 20,000 suscriptores. El consejo de administración se conformaría de la siguiente manera: presidente Eloy S. Vallina; consejeros propietarios: Carlos Trouyet, Virgilio M. Galindo, Eduardo Suárez, Raúl Bailleres, Manuel Senderos, Hugo Beckham, Justo Fernández, Sam de Young, Marcus Wallenberg y Edmond H. Levy; como suplentes: Rafael Vallina, Aníbal de Iturbide, Rafael Blumenkron, Julio Lacaud, Luis Latapí, Guillermo M. Aréchiga, Eduardo Villaseñor, Augusto Domínguez, Arturo Wisbrun, Sven Ture Aberg y Charles de Giles Jr. Como secretario propietario: José Joaquín César; suplente: Salvador Urbina Bolland y comisionados: Roberto Casas Alatriste y John H Lumpikin y en la dirección general: Hugo Beckman; subdirección: José Joaquín César; subdirección y contralor Eric Georg Gustafsson.
Empresas que hicieron historia en Chihuahua: Aceros, Ladrillera Industrial y Teléfonos, forman parte de los Archivos Perdidos de las Crónicas de mis Recuerdos. Si desea los libros de la colección de los Archivos Perdidos, tomos del I al IX, adquiéralos en Librería Kosmos (Josué Neri Santos No. 111); La Luz del Día (Blas Cano De Los Ríos 401, San Felipe) y Bodega de Libros. Además, tres libros sobre “Historia del Colegio Palmore”, adquiéralos sólo en Colegio Palmore y al celular 614-148-85-03 que con gusto se los llevamos a domicilio.
Fuentes:
Salvador Caballero B.
Archivos Perdidos de las Crónicas Urbanas de Chihuahua.
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