Fernando Adrián no podía ocultar su felicidad tras pasear la segunda oreja en Madrid que le abría de par en par la puerta grande de Las Ventas tras sumar un trofeo de su primero: “Es lo más bonito que puede pasarle a un torero, los oles de esta plaza son únicos, ahora mismo no tengo palabras para describir lo que he vivido y pasado. Esta profesión tiene una grandeza y una verdad que si vives por y para ella te da estas oportunidades. Esta puerta grande es una pequeña apertura de esa gran puerta que quiero abrir en mi vida como torero”.

De su primera faena, el madrileño señalaba: “El toro tenía cosas bonitas. Colocaba la cara bien por el izquierdo, pero le ha faltado siempre empujar y tirar para adelante. Ha sido un toro de exponerte de verdad, a ver si en el siguiente Dios me deja cuajar un toro como quiero en Madrid”. Y Dios se lo puso en suerte.