Es un aliado para la salud EL UNIVERSAL
El limón, fruto versátil y refrescante, no solo es una fuente rica en vitamina C y otros nutrientes, sino que también se revela como un aliado importante para la salud renal. Según la Fundación Española de la Nutrición, el limón contiene flavonoides como la hesperidina, ácido cítrico y otros compuestos que ofrecen beneficios concretos, especialmente en la prevención de la formación de cálculos en los riñones.
En el ámbito nutricional, el limón se destaca como una fuente de vitamina C, con cantidades menores de otras vitaminas y minerales. La presencia de ácido cítrico en esta fruta se vincula directamente con la capacidad de prevenir la formación de piedras en los riñones, al contribuir a que la orina sea menos ácida. Además, el limón actúa como diurético, lo que puede ayudar a evitar la formación de cálculos renales.
Expertos coinciden en que la mejor manera de obtener los beneficios del limón es utilizando el jugo, la pulpa y la cáscara rallada. La cáscara, en particular, concentra aceites esenciales que potencian las propiedades beneficiosas de esta fruta. Es crucial consumir el jugo de limón fresco, ya que alrededor del 20 % de la vitamina C se pierde después de ocho horas a temperatura ambiente y 24 horas en el refrigerador.
La información nutricional del limón por cada 100 g incluye 27.66 calorías, 3.16 g de carbohidratos, 0.69 g de proteínas, 4.7 g de fibra, entre otros nutrientes esenciales. Este bajo contenido calórico se combina con propiedades diuréticas y la capacidad del limón para mantener la orina menos ácida, contribuyendo así a la salud de los riñones.
Son una fuente de nutrientes valiosos para el organismo
Además de prevenir la formación de cálculos en los riñones, el limón ofrece otros beneficios para la salud. Puede fortalecer el sistema inmunológico, aliviar el dolor de garganta, estimular el metabolismo y ayudar en la pérdida de peso al contribuir a la desintoxicación del organismo.
Para aprovechar al máximo los beneficios de esta fruta, es fundamental incorporarlo en una dieta equilibrada y saludable. Incluir al menos 400 g de frutas y hortalizas al día, limitar la ingesta de azúcares y grasas, y mantener un bajo consumo de sal son recomendaciones clave. Además, la actividad física regular complementa estos hábitos saludables.