(EFE).- El arzobispo italiano Carlo Maria Viganò, abiertamente crítico con el papa Francisco y acusado de cisma por el Vaticano, aseguró este sábado que no se personará ante el Dicasterio de la Doctrina de Fe por «no reconocer su autoridad».
«Preciso que no he acudido al Vaticano, que no tengo intención de acudir al Santo Oficio el 28 de junio y de no haber entregado ninguna memoria o documento en mi defensa al Dicasterio, del cual no reconozco la autoridad, ni de su prefecto ni de quien lo nombró», ha desafiado el monseñor en un comunicado publicado en sus redes.
Viganò, de 83 años, es un representante del sector más conservador de la Iglesia católica, nombrado arzobispo en 1992 por Juan Pablo II y luego, entre otros cargos, fue nuncio apostólico (embajador) en Nigeria hasta 1998 y en Estados Unidos entre el 2011 y el 2016.
En los últimos años no ha escondido su confrontación con el papa Francisco y en 2018 le acusó abiertamente de conocer los abusos sexuales del cardenal estadounidense Theodore McCarrick, a quien el pontífice más tarde expulsaría del sacerdocio por sus conductas, y llegó incluso a solicitar su renuncia.
Viganò ha calificado a Francisco de «herético» y «tirano», ha puesto en duda su elección en el cónclave de 2013 y le ha atacado abiertamente tras la publicación del documento ‘Fiducia Supplicans’ que permite la bendición de parejas homosexuales.
Por todo esto la Santa Sede le ha acusado de «cisma», por sus «afirmaciones públicas de las que resulta una negación de los elementos necesarios para mantener la comunión con la Iglesia católica: la negación de la legitimidad del papa Francisco, la ruptura de la comunión con él y rechazo del Concilio Vaticano II».
El Dicasterio de la Doctrina de la Fe, el antiguo Santo Oficio, dirigido por el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, le citó el pasado jueves para notificarle las acusaciones como «imputado» y le advirtió de que, de no personarse antes del 28 de junio, sería juzgado en contumacia.
Viganò explicó en la red social X que la apertura de este juicio canónico en su contra le ha sido notificada con «un simple correo electrónico».
«Supongo que la sentencia ya está preparada dado que se trata de un proceso extrajudicial. Considero las acusaciones en mi contra un honor. Creo que el propio tenor de las acusaciones confirman las tesis que vengo defendiendo», sostuvo.
El exnuncio calificó el Concilio Vaticano II (1962-1965), que revolucionó y modernizó la Iglesia, como «un cáncer ideológico, teológico, moral y litúrgico» y tildó la «Iglesia Bergogliana», en alusión al apellido del papa, Bergoglio, de «metástasis».
El secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, confirmó después la acusación contra el monseñor al margen de una conferencia en la Universidad Urbaniana de Roma: «Ha asumido algunas actitudes sobre las que debe responder», dijo ante los medios.
«Es normal que la Doctrina de la Fe haya actuado ante la situación y esté llevando a cabo investigaciones necesarias. Le ha dado la posibilidad de defenderse», apuntó.
A nivel personal, Parolín dijo «lamentar mucho» este caso porque «siempre» apreció al arzobispo «como un gran trabajador muy fiel a la Santa Sede, siendo en cierto sentido un ejemplo».
«Cuando fue nuncio apostólico trabajó extremadamente bien. No sé qué ha ocurrido», reconoció.
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