Una ayuda inesperada a un grave problema medioambiental
El problema es especialmente preocupante en nuestros mares y océanos puesto el plástico ocupa ya el porcentaje mayor, más dañino y más persistente de todos los desechos marinos y representa más del 85% del total de estos desperdicios. Aun más inquietante es el hecho de que actualmente no contamos con una solución eficaz y duradera para limpiar nuestros océanos… sin embargo, de vez en cuando, la suerte nos sonríe y es la propia naturaleza quien aparece de manera inesperada para echarnos una mano.
En un reciente estudio publicado en Science of the Total Environment, un equipo de investigadores del Instituto Real de Investigación del Mar de los Países Bajos ha descubierto un hongo marino capaz de descomponer el polietileno, uno de los plásticos más comunes debido a su bajo precio de fabricación. El nombre científico de este hongo es Parengyodontium album y representa toda una rareza ya que no conocemos demasiados microorganismos capaces de “comerse” el plástico; de hecho hasta ahora tan solo habíamos encontrado cuatro especies por lo que este descubrimiento nos da algo de esperanza pensando en que podrían existir muchas más.
Los investigadores salieron en busca de microbios a diferentes puntos críticos de contaminación plástica en el Océano Pacífico Norte. Recogieron basura flotante en estas zonas y aislaron en placas de laboratorio diferentes tipos de microorganismos. En estos cultivos descubrieron un hongo que descomponía el polietileno en una tasa aproximada del 0,05% por día. En ese proceso de descomposición la mayor parte del plástico es convertida en CO2 por el hongo, sin embargo los autores explican en sus mediciones que “aunque el CO2 es, por supuesto, un gas de efecto invernadero, en realidad la cantidad que emite el hongo es muy pequeña, comparable a la que exhala la gente, por lo que la degradación del plástico no crea un nuevo problema”.
No obstante, este hongo no es la panacea a todos nuestros problemas. Uno de los factores más importantes del estudio es el hallazgo de que el Parengyodontium álbum necesita luz solar para llevar a cabo su trabajo de descomposición. Podríamos decir que estamos ante una máquina de descomponer que se mueve con energía solar y esto significa que solo funciona en las capas más externas del océano o con la basura plástica que se encuentra flotando en la superficie.
Si tenemos en cuenta que muchos plásticos acaban hundiéndose en los fondos marinos, el potencial de este hongo es limitado pero, por otro lado, los investigadores toman este descubrimiento como una invitación a buscar nuevos microorganismos, aún desconocidos, en las profundidades oceánicas. Quién sabe si en esa búsqueda podamos encontrar un nuevo aliado natural a un problema que hemos creado nosotros…