EL UNIVERSAL
El secretario de Desarrollo Económico, Fadlala Akabani Hneide, informó que por cada corrida en la Plaza de Toros México se generan cerca de 29 millones de pesos, con 376 negocios dedicadas a esta actividad, por lo que consideró que podría enfocarse a otro tipo de actividades, que incluso pudieran tener una derrama económica mayor.
Durante el segundo Parlamento Abierto de las Iniciativas sobre las corridas de toros que organizó la Comisión de Bienestar Animal del Congreso capitalino, el secretario de Desarrollo Económico expuso que la derrama económica de la llamada fiesta brava a nivel nacional es de seis mil 900 millones de pesos al año, y que genera 80 mil empleos directos y 146 mil empleos indirectos.
El diputado Jesús Sesma Suárez, presidente de la comisión dictaminadora, destacó la participación de académicos, investigadores taurinos, médicos veterinarios y organizaciones de la sociedad civil en este foro, para escuchar todas las voces y tomar la mejor decisión posible. «Debo decir que legislar al respecto no es una moda sino una obligación impuesta por nuestra Constitución, que estableció que los animales son seres sintientes y que merecen toda nuestra consideración moral. Es importante tener en cuenta las tradiciones, los usos y costumbres, pero debemos evolucionar como sociedad, así ha sido siempre», señaló el legislador de la Alianza Verde Juntos por la Ciudad.
Sesma afirmó que toda la información proporcionada por los especialistas en esta serie de foros será analizada y considerada para la dictaminación de las iniciativas en materia de corridas de toros.
Encuesta en contra de corridas
Claudia Edwards Patiño, veterinaria, doctora en ciencias, académica y directora de programas de Humane Society International México, indicó que conforme a una encuesta de Parametría de 2018, el 74 % de los capitalinos está de acuerdo con la prohibición de la fiesta brava; y aseguró que está demostrado el dolor, estrés y sufrimiento de los animales ante estímulos nocivos o por la falta de estímulos positivos. En su intervención, el veterinario y catedrático de la UNAM, Arturo González Sánchez, afirmó que es un mito el hecho de que los toros no sienten dolor en las corridas y que incluso sienten placer.
Raúl Pérez Johnston, de Tauromaquia Mexicana A.C., resaltó que el artículo 13 de la Constitución local especifica que los espectáculos de animales no deben recibir una prohibición sino una regulación por parte de las autoridades. Mónica Hernández Castanedo, fundadora del colectivo de protectores de animales ‘Si, Esperanza Animal’, insistió en que es evidente el sufrimiento de los toros durante las corridas, y que es obligación de los seres humanos el respetar y vivir en armonía con los animales.
José María Férez Gil, de Animal Héroes, señaló que existen precedentes en las leyes de la Ciudad de México para la prohibición de las corridas de toros y el respeto a los derechos de los animales; que la construcción de una mejor sociedad implica dejar atrás prácticas crueles; y que en cinco estados de la República Mexicana estos espectáculos ya han sido prohibidos.
Repercuciones por prohibición de corridas
Salvador Arias Ruelas, catedrático de la UNAM, se refirió a las consideraciones éticas sobre los derechos de los animales no humanos; y reflexionó en que la prohibición de los toros repercutirá en los derechos de personas ligadas a esta actividad y al libre desarrollo de su personalidad.
Sandra Segovia, fundadora de Todos somos Animales, se pronunció por construir una legislación que garantice la protección de los animales, su dignidad y el respeto a su integridad; e insistió en que las corridas de toros son eventos crueles para animales sintientes.
María del Carmen Valle Lira, veterinaria y catedrática de la UNAM, expresó que el sistema nervioso y cognitivo de los toros de lidia no funciona diferente al del resto de los mamíferos bovinos, por lo que no hay razón para creer que no sienten dolor ante ataques con objetos punzocortantes.
Luis Lemus, investigador del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, afirmó que es natural pensar que los toros de lidia sienten dolor, pero que no es sencillo demostrar que la fiesta brava les produce sufrimiento, por la inmensa diversidad biológica entre las diferentes especies.