Miguel Polope se alza con el Trofeo Naranja de Plata que distingue al mejor novillero sin caballos
Nueve días de novilladas, seis con picadores, dos sin y un festejo de rejones. El mismo ambiente de todos los años. Prácticamente lleno todos los días y tres días de «no hay billetes». El mismo milagro de cada año y 4000 almas en los tendidos. El pueblo levanta la plaza, financia su feria, participa en su fiesta y disfruta de la tauromaquia. La Setmana de Bous, la feria de novilladas más antigua de España, goza de una salud inquebrantable.
Algemesí es un oasis. Un tesoro que mantiene la génesis y el origen del toreo. La plaza cuadrada, los novilleros que desfilan andando por las calles. Y además, se cuida la diversidad de encastes. Este año han sido Victorino y Flor de Jara, antaño eran los coquillas de Sánchez Arjona, hace dos años Cuadri, Cebada Gago es tan clásico en Pamplona como en Algemesí. En los últimos años ha lidiado Garcigrande, Cuvillo, Guadaira, Lagunajanda… Siempre ganaderías de máximo nivel, que es como se cuida el futuro.
A la novillada inaugural de Daniel Ramos se le cortaron cinco orejas: tres Borja Collado tras mostrar su capacidad y su crecimiento, y dos, una y una, Miguelito. Ambos debutarán las próximas Fallas como «productos» de la última hornada de la Escuela taurina de Valencia. Daniel, que tiene sangra brava y de calidad en Les Ermites, echó un novillo bravo que peleó como tal en el peto.
El domingo Cebada Gago lidió un encierro encastado. Un primero con mucha clase y un cuarto bravo y codicioso. La rejoneadora Ana Rita formó un alboroto y cortó un rabo. Ambición, buena monta y repertorio fueron los ingredientes infalibles. Adrien Salenc cortó una oreja que tuvo su peso y Juan Carlos Carballo apenas pasó de esforzado.
De Guadaira, hierro que suele anunciarse en esta cita en el palenque de las Ribera, saltaron dos ejemplares notables. Exigente y encastado el primero y bueno el tercero, con el que no se acopló García Navarrete, que sufrió una paliza considerable, afortunadamente sin aparentes consecuencias. Si es que una paliza no tiene consecuencias físicas y psicológicas inmediatas. El azteca Juan Pedro Llaguno esbozó buenas maneras ante un cuarto que tuvo entidad de toro en cualquier plaza de segunda.
Burgalés, de Flor de Jara, y Ángel Téllez protagonizaron el suceso de la feria. Fue el jueves, tras la merienda. Salió un novillo guapo, con preciosas hechuras, con la expresión de embestir… y embistió. Téllez lo vio y lo disfrutó desde el principio: la clase, la fijeza, el celo, la nobleza brava. Lo cuajó. Los más jóvenes de las peñas, que suelen estar pendientes de otras cosas, se olvidaron del mundo para poner los ojos en el ruedo. Esa es la belleza y la grandeza del fenómeno del toreo. Sin avisar por megafonía, centra la atención y pone a todos de acuerdo. Francisco de Manuel, que reapareció con el glúteo rajado y cosido a puntos de su reciente cornada, cortó una oreja y pudieron ser más.
El viernes se lidió la novillada de Fernando Peña, ganadería a la que le hemos visto ejemplares de lujo estos últimos años en Valencia o Castellón. El madrileño Rafael González sufrió una cornada de 10 centímetros y Alejandro Adame, que debutaba en esta plaza, cortó una oreja de esas que constituyen un mero registro numérico.
El sábado lidió Victorino Martín una novillada en el cuadrilátero algemesinense. La primera vez en la historia de la ganadería y de la plaza. Llenazo y ambientazo. Honores póstumos a don Victorino Martín Andrés, los ecos de la leyenda brava nunca morirán. La novillada tuvo sus matices pero poco fondo y casta justa. El Rafi, listo y capaz, cortó una oreja y Alejandro Fermín tuvo pocas opciones. Conjunto gris más allá de los pelos cárdenos.
Hoy se ha puesto fin a la feria con un festejo de rejones. Juan Manuel Munera tuvo un lote poco propicio para el triunfo y Mario Pérez Langa, un ídolo local que ha cosechado grandes triunfos en las últimas ediciones, tuvo que conformarse con una vuelta al ruedo en un festejo con escaso brillo en gran parte debido a un deslucido encierro de Luis Albarrán. En realidad, el balance artístico en esta edición de 2018 ha sido discreto con respecto a las últimas ediciones y a la tónica habitual de una feria que debería ser espejo de otras muchas.
Trofeo Naranja de plata
Los espectáculos de martes y miércoles se suspendieron por la lluvia. El agua es tan clásica en Algemesí como el rocafull en sus bares. Miguel Polope, de la escuela de tauromaquia de Valencia, se ha proclamado como el vencedor del Trofeo Naranja de Plata tras desorejar a un novillo de Los Chospes. Otro nombre propio ha sido el de Isaac Fonseca, que mostró un sensacional concepto ante un excelente ejemplar de Nazario Ibáñez al que también le cortó las dos orejas.
Triunfadores de los premios oficiales
- Novillero triunfador, Trofeo Naranja de Oro: Ángel Téllez.
- Novillero sin picadores triunfador, Toreo Naranja de Plata: Miguel Polope.
- Mejor novillo: Burgalés, de la ganadería de Flor de Jara.
- Mejor ganadería: Flor de Jara.
- Mejor rejoneador: Ana Rita.
- Mejor torero de plata: José Arévalo.
- Mejor picador: Gabi Réhabi.