El ambiente en Palacio de Gobierno, se torna cada vez más incómodo para los periodistas que asisten todos los días a cubrir la fuente como parte de su trabajo habitual, son blanco de malos tratos, de inicio, tienen que lidiar con los nefastos guardias de seguridad, quienes obstaculizan la entrada al edificio para revisarlos y tomar capturas fotográficas a sus credenciales, una y otra vez, día tras día -y cuidado con estar en desacuerdo-, cualquier parafraseo que sea mal interpretado por los agentes podría tornarse en una discusión sin fin o una expulsión permanente del recinto.
Para ponerle mayor dificultad al trabajo periodístico, luego toca lidiar con la Coordinación General de Comunicación, que se encuentra a cargo de Adriana Ruiz, quien se dice; es la imagen institucional, la cara de la oficina -o entiéndase mejor-, la asistente o edecán de la gobernadora Maru Campos, pero que lejos se encuentra de ser quien toma las decisiones, debido a que, se comenta, recibe órdenes directas del ex director de un periódico venido a menos de la localidad.
La logística impuesta por Adriana Ruiz o su superior, ha sido un gran dolor de cabeza para muchos, se trata de una Coordinación General de Comunicación que jamás tienen respuestas en los sucesos trascendentes, sin control de la información, con destellos de improvisación y poco profesionalismo, sin tacto para darles trato a los integrantes de los medios y por supuesto, sin un plan estratégico definido. Más es el tiempo que pierden en detalles como cerrar bajo llave los baños al servicio de los reporteros -por supuesto gasto excesivo en papel higiénico-, que el interés de trabajar temas relevantes y de impacto social o mínimo, de hacer su chamba.
Es cierto que, los colegas, están acostumbrados a casi todo, desarrollan su profesión ante casi cualquier adversidad. Sin importar las condiciones, salen a trabajar teniendo en cuenta la inseguridad para el gremio que se vive en México, agregando a la labor, un sinfín de circunstancias, incluidos, los malos tratos por parte de funcionarios que los ven hacia abajo desde la cima de su escalón.
El buen periodista sabe granjear y encontrar los momentos para una entrevista, sabe entender de situaciones, de contextos, realizar lecturas y, sobre todo, comprende que los servidores públicos no son para siempre, asimismo las administraciones. Los funcionarios van y vienen, así como los buenos y amargos ratos, los periodos se cumplen y, a veces, solo queda esperar para que las condiciones cambien y mejoren. Es claro que la soberbia es una característica de la funcionaria, pero como bien dicen, todo cae por su propio peso.
Esperemos a ver qué pasa..