JIRONES DE NUESTRA HISTORIA
30 DE DICIEMBRE DE 1853, REGALO DE FIN DE AÑO DE SANTA ANNA A MÈXICO: VENDE EL TERRITORIO DE LA MESILLA.
Por: José Luis Jaramillo Vela
Los tratos y tratados de Santa Anna, traición y calamidad para México
Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón, junto con Andrés Manuel López Obrador, son los dos presidentes de México que más daño le han causado a nuestro país, y vaya que varios presidentes han causado daño, pero estos dos han sido letales para México, le han asestado muy duros, arteros y agresivos golpes a su propio país, ambos personajes con una excesiva megalomanía y adoración por sí mismos; ambos con afanes de dictador y ambos con una desmedida ambición y poder de corrupción. Lo que hace peor a López Obrador, es el hecho de que el llegó al poder consciente del daño que le quería asestar a su propio país y en su destrucción trabajó denodadamente.
En 1836, Texas pertenecía a México, pero ellos, los texanos, encabezados por el General Samuel Houston ya se habían proclamado como una república, con presidente y toda la cosa; no deseaban pertenecer a un país que se ahogaba en su propia corrupción y desorganización política, económica y social y que era incapaz de proporcionarles los niveles mínimos de atención; esta situación provocó que el Gobierno Mexicano respondiera enviando tropas para sofocar los intentos separatistas de los texanos. Los generales de Santa Anna, igual de malos e incompetentes que él, perdieron frente a los rebeldes texanos, las batallas de Pasto, Béjar (actual San Antonio, Texas), Goliad, la Concepción y el Sitio del Álamo.
Viendo tal situación, Santa Anna decide ir personalmente a aplacar los intentos separatistas de los texanos y pues allá va, valiente y heroico Su Alteza Serenísima Santa Anna, internándose en territorio texano para impedir que Texas se independizara de México; Santa Anna y sus tropas llegan a La Porte y San Jacinto (actual Houston, Texas), de manera increíble, irresponsable y fuera de toda lógica militar, Santana ordena una parada para descansar y dormir una siesta, y pues todos a dormir en pleno medio día.
A las 4:30 de la tarde son avistados por las tropas rebeldes texanas del General Samuel Houston, quien ordena una descarga cerrada sobre los mexicanos, ante la sorpresa de Houston, los mexicanos no respondieron al fuego; Houston ordena una carga completa sobre los mexicanos, en el ataque es cuando Houston y los texanos se dan cuenta de que tomaron a los mexicanos dormidos y desprevenidos por completo, quienes ni siquiera tomaron la elemental medida de dejar una guardia que avisara de cualquier peligro.
La incompetencia e irresponsabilidad de Santa Anna le costó que, de su ejército de 1,500 hombres, resultaron 600 muertos, 200 heridos y 700 prisioneros, por 9 texanos muertos. Este hecho no hubiera pasado de ser un éxito militar texano y una chambonada más del ejército mexicano, de no haber sido porque entre los prisioneros estaba Santa Anna, quien además de ser el jefe militar sobre el terreno, era además el Presidente de México; los líderes texanos, Houston, Neill y Barnett mantuvieron con vida a Santa Anna, mientras decidían si lo fusilaban, si lo linchaban o si se lo entregaban a los pobladores texanos para que hicieran lo que quisieran con él.
Esto representó un tormento sicológico para Santa Anna quien terminó por ofrecer Texas a cambio de su vida y de su libertad, por lo que el 14 de mayo de 1836 firma el Tratado de Velasco, en el que reconocía la independencia de Texas y el retiro de todas las tropas mexicanas, a cambio de su inmediata y completa libertad y ser escoltado sano y salvo a la frontera mexicana. Este fue el primer tratado que firmó Santa Anna, que representó el primer golpazo a México: perder a Texas.
El segundo tratado que firmó Santa Anna fue el Tratado de Guadalupe-Hidalgo, el 2 de febrero de 1848, que puso fin a la guerra con Estados Unidos, pero que representó la pérdida de los territorios de la Alta California, Arizona, Nuevo México, Utah, Nevada y Colorado, a cambio de quince millones de dólares, esto representó el segundo golpazo artero de Santa Anna a México.
La tercera puñalada de Santa Anna a México: El Tratado de la Mesilla
Antes del tratado, vamos a entrar en antecedentes; tanto el gobierno como los empresarios gringos, ya sabían de qué pata cojeaba Su Alteza Serenísima: le encantaba el dinero, el exalto a su figura y era en extremo corrupto, al grado de vender grandes extensiones de México; además, con un poco de presión, Santa Anna se acobardaba; todo eso lo sabían los gringos, lo tenían bien medidito, como bien medido tienen a México y sus “gobernantes” en la actualidad.
Cuando Santa Anna en 1848 vendió más de la mitad del territorio y firmó el Tratado de Guadalupe-Hidalgo, en el artículo XI de ese tratado, se estipulaba que el gobierno de Estados Unidos se comprometía a proteger toda la frontera con México, para evitar el cruce de tribus y de bandas de delincuentes hacia México; el Presidente James Polk tomó el compromiso y la obligación, pensando que fácilmente lo podrían hacer y destinó doce millones de dólares para ese compromiso; pero el General Winfield Scott se opuso, diciendo que para esa labor se necesitarían cuando menos, sesenta millones de dólares por año.
Cinco años bastaron para que Estados Unidos se dieran cuenta de que no podían con el compromiso, entonces los reclamos de México no se hicieron esperar, los ataques e incursiones de los indios más las bandas de forajidos tenían asolada la frontera mexicana; el gobierno mexicano de Santa Anna exigió una indemnización de 40 millones de dólares para los pueblos y ranchos mexicanos afectados, más otros 12 millones de dólares adicionales para que Santa Anna eliminara el artículo XI del Tratado de Guadalupe Hidalgo. Así era Santa Anna, centavero y corrupto como él solo.
En esas mismas fechas, detonaron tres grandes actividades económicas en Estados Unidos: la expansión industrial, la fiebre del oro en California y la introducción del ferrocarril y vías férreas; los empresarios ferroviarios y el gobierno gringo ya tenían muy bien diseñado su proyecto, necesitaban conectar los grandes mercados estadounidenses
industriales y de consumo, desde y hacia el pacífico mexicano, concretamente hacia el Puerto de Topolobampo, Sinaloa, desde donde conectarían tres rutas de ferrocarril hacia la frontera de Nogales, Sonora y Nogales, Arizona, para conectar hacia California y todo el oeste americano; otra ruta hacia la frontera de Paso del Norte (actual CJ), Chihuahua y El Paso, Texas, para conectar hacia las grandes industrias y el mercado de Chicago y el medio oeste; y otra ruta hacia la frontera de Nuevo Laredo, Tamaulipas y Laredo, Texas, donde conectaría hacia los grandes mercados de Nueva York y las ciudades industriales del este de Estados Unidos. Al mismo tiempo, le habían echado el ojo al Istmo de Tehuantepec, para conectar por ferrocarril a los puertos de Puerto México (actual Coatzacoalcos), Veracruz y Salina Cruz, Oaxaca y unir vía marítima al Golfo de México y el Océano Pacífico… pero ahí, Santa Anna les tenía otra sorpresa a todos, mexicanos y gringos.
Pero para ese enorme proyecto, necesitaban acceder libremente y sin ninguna restricción al territorio mexicano, por lo tanto, los gringos trazaron una línea recta en el mapa, desde el Puerto de Topolobampo, Sinaloa, hasta la Laguna Madre en Tamaulipas y le ofrecieron a Santa Anna diez millones de dólares por la venta de ese territorio, que comprendía la totalidad de la Península de Baja California, la totalidad de los Estados de Sonora, Chihuahua y Coahuila, el norte de Sinaloa, la tercera parte del Estado de Durango, el 60 % del Estado de Nuevo León y la tercera parte del Estado de Tamaulipas; de cuajar este plan, comprarían casi la mitad de lo que quedó de México.
La negociación con Santa Anna fue encabezada por los Presidentes Millard Fillmore, su sucesor Franklin Pierce, el Secretario de Guerra Winfield Scott, James Buchanan, el abogado Thomas Jefferson y James Gadsden, estos dos últimos, quienes representaban los intereses de los poderosos empresarios ferroviarios. La idea de los estadounidenses era librar el pago de las indemnizaciones y hacerse con casi la mitad de lo que quedó de México, si resultaba la operación, se harían con otro enorme territorio, solo habrían gastado 10 millones y se habrían ahorrado 42 millones de dólares de las indemnizaciones a los mexicanos.
Por supuesto que Santa Anna ya se frotaba las manos y se relamía la jeta de tanto babear al imaginarse ya con otros diez millones de dólares entre sus garras, no le importaba vender su patria; pero para el Congreso de México esto no era factible y le pusieron un alto a Su Alteza Serenísima y le rechazaron a Estados Unidos su oferta; entonces los gringos se interesan en el Istmo de Tehuantepec y es cuando respingan los ingleses, alegando que ellos tienen los derechos en ese zona y todos pensaron que estaban locos, pero, ¡oh sorpresa!
Los británicos presentaron documentos que confirmaban que habían hecho una negociación secreta con Santa Anna, quien les había cedido los derechos sobre el Istmo de Tehuantepec para la construcción del Ferrocarril Trans Istmico y había cedido a los ingleses, derechos de vía por 480 kms hacia cada lado de la vía; nunca se especificó cuánto dinero se embolsó Santa Anna en ésta monumental trácala, misma que el Congreso mexicano declaró inválida y nula al no contar con su aprobación.
Los gringos insisten y vuelven a fallar
En otra de las ausencias de Santa Anna, ocupa el poder en México, el Presidente, General Mariano Arista y los gringos vuelven a la carga con el tema de la compra de territorios, solo que ahora le ofrecen a Arista la cantidad de 50 millones de dólares, en lugar de los 10 millones que le habían ofrecido a Santa Anna y que el Congreso Mexicano rechazó esa venta; pues ahora, el Presidente Mariano Arista volvió a rechazar la oferta, en su mente nunca estuvo la idea de vender ni un solo centímetro del territorio nacional.
De haberse concretado esta compra – venta, las ciudades mexicanas de Guasave, Sinaloa; Ciudad Lerdo, Durango; Torreón, Coahuila; Matamoros, Coahuila y Montemorelos, Nuevo León, hubiesen quedado divididas con una parte de la ciudad perteneciente a Estados Unidos y la otra a México.
El Presidente de Estados Unidos, Franklin Pierce no quedó conforme con la nueva negativa de México a vender, Pierce se había comprometido con los empresarios ferroviarios a lograr la compra de todo el norte de México, y esta negativa lo hizo enojar tanto, que pensó en otra posible invasión a nuestro país; para ello se hicieron de los mercenarios, filibusteros y aventureros William Walker y el francés Gastón de Raoussett-Boulbon.
El plan del gobierno gringo, era que estos dos mercenarios aprovecharan lo poco poblado de Baja California y Sonora para establecerse ahí, y una vez ocupado y reclamado el territorio, ellos mismos buscaran anexarlo a Estados Unidos; estos mercenarios ocuparon Tijuana, Los Cabos, La Paz en Baja California y Guaymas en Sonora, proclamando La República de Baja California y Sonora, hasta bandera tenían, pero poco les duró el gusto, los Generales Ignacio Alatorre, José María Yañez y Miguel Blanco, así como el caudillo local Antonio María Meléndrez los echaron en corrida, incluso a Gastón de Raousset-Boulbon lo fusilaron tropas del General Ignacio Alatorre en Guaymas, Sonora, y ahí terminó el proyecto de invasión disfrazada.
Santa Anna regresa al poder, solo para volver a causar daño con el Tratado de La Mesilla
En 1853, Santa Anna regresa al poder para su onceavo y último período presidencial, trató de eliminar al Congreso Mexicano, pero no pudo, eso le habría dado el poder absoluto para vender el norte de México y embolsarse los 50 millones de dólares, pero no pudo disolver el Congreso; aunque ya las cosas habían cambiado, ahora los empresarios ferroviarios tenían otra prioridad, estaban abriendo nuevas rutas y estaban completamente enfocados en unir al este con el oeste y la península de la Florida, pero tenían un problema para el tendido de las vías férreas, se les atravesaba la frontera norte de Sonora y Chihuahua, lo que les impedía avanzar en el proyecto ferroviario.
El nuevo proyecto del ferrocarril comprendía la ciudad de Atlanta Georgia como eje principal que entroncaba hacia la Florida al sur y hacia Nueva York al norte, de ahí saldría un ramal hacia Birmingham, Alabama, Jackson, Mississippi, Nueva Orleans, Luisiana. Houston, Texas, Austin, Texas, San Antonio, Texas, El Paso, Texas, Las Cruces, Nuevo México y aquí se presentaba el problema, no se podía tender los rieles hacia Phoenix, Arizona ni a San Diego, California, sin atravesar la frontera norte de México; entonces Estados Unidos vuelve a hacer oferta de compra por territorio mexicano.
En esa época, la frontera de Sonora estaba marcada por el Rio Gila, que pasa justo por Glendale y Phoenix, Arizona y la frontera de Chihuahua con Nuevo México, la marcaba el Río Grande hasta Las Cruces, Nuevo México. Estados Unidos ofrece 10 millones de dólares a Santa Anna por este territorio de 76,845 km2, conocido como La Mesilla; la compra del territorio era la única forma en la que podía continuar el trazo del ferrocarril interoceánico de Estados Unidos.
Aunque Santa Anna no pudo disolver el Congreso, si logró que le quedara un Congreso afín a sus intenciones e intereses políticos, de modo que sin miramientos y menos con remordimientos, aceptó la oferta de Estados Unidos y con el apoyo de “su” Congreso, obtuvo la autorización para vender otro pedazo de Patria a Estados Unidos, que con esto cristalizaría su Ferrocarril Interoceánico.
El 30 de diciembre de 1853, por 10 millones de dólares, Santa Anna firma el Tratado de La Mesilla, vendiendo ese territorio que aunque no parezca tan grande, sí es mucho mayor que varios Estados de la República Mexicana; con esta venta, el Estado de Sonora pierde las ciudades de Yuma, Tucson y Sierra Alta, todas dentro del Estado de Arizona; la ciudad de Nogales queda dividida en dos, ambas con el mismo nombre; la ciudad de Agua Prieta queda dividida en dos, la parte estadounidense pasó a llamarse Douglas, Arizona.
El Estado de Chihuahua pierde las ciudades de Deming, Columbus Santa Teresa y Sunland Park, todas quedaron dentro del Estado de Nuevo México después de esta venta, la frontera entre Estados Unidos y México quedó tal y como actualmente la conocemos. Todo esto, un 30 de diciembre de 1853, como un regalo de fin de año de Su Alteza Serenísima Antonio López de Santa Anna al pueblo de México.
Benito Juárez, otro por el estilo
Al ser desterrado Santa Anna, asume la Presidencia de la República Benito Pablo Juárez García, entonces el Presidente James Buchanan lanza otra oferta por territorio mexicano, sin saber que Juárez era igual que Santa Anna, pero más barato; Buchanan convenció a Juárez a firmar el Tratado McLane – Ocampo, en el que Estados Unidos obtenía el derecho de tránsito libre a perpetuidad sobre el Istmo de Tehuantepec; sobre la ruta Guaymas – Nogales; sobre la ruta Mazatlán – Durango – Saltillo – Monterrey – Nuevo Laredo; así como la ruta Ciudad de México – Querétaro – San Luis Potosí – Zacatecas – Fresnillo – Río Grande – Torreón – San Antonio (Jiménez) – Santa Rosalía (Camargo) – Chihuahua – Paso del Norte (Ciudad Juárez), toda esta enorme hipoteca nacional, por 4 millones de dólares.
Juárez no tuvo las agallas de firmar el tratado y envió a Melchor Ocampo a hacerlo; cuando la sociedad y los diputados conservadores le pidieron cuentas Juárez de manera muy torpe y errática explicó que “El término “a perpetuidad”, no significa que es para siempre, sino que no tiene fecha de terminación”, incluso hasta en aquella época se necesitaría ser muy chairo para tragarse tan burda explicación.
Estados Unidos pretendía construir un canal en el Istmo de Tehuantepec; México como país, corrió con la enorme suerte y fortuna de que el Congreso de Estados Unidos rechazó este proyecto, debido a que tenían encima el grave problema de la esclavitud y otro más grave, la inminente guerra civil o de secesión; por esos dos motivos México se salvó de convertirse en una vil colonia de Estados Unidos. El proyecto del Canal se trasladó a Panamá, donde los gringos crearon un conflicto para separar a Panamá de Colombia y hacerse con la concesión.
+ Se fue un año más en el constante devenir del tiempo, a todos ustedes que me hacen el favor de tomarse cada semana un tiempo de sus vidas para leer mis artículos; a los editores de los diferentes medios que me hacen también el favor de darme un espacio para publicarme, a todos les deseo que el año que está por comenzar venga cargado de grandes cosas y expectativas para ustedes. Muchas gracias. Pausa mx, de Chihuahua; Ego Chihuahua; El Devenir, de Chihuahua; Acento Noticias, de Chihuahua, La Voz del Desierto, de Ojinaga y Pionero Noticias, de Delicias.
Referencias Bibliográficas:
+ study.com
+ youtube.com
+ inehrm.gob.mxrelatosehistorias.mx
+ memoriapoliticademexico.mx + www.gob.mx/agn
+ archives.gov.usa