Se dice que esta tradición tiene origen en España, pero llegó para quedarse en las familias de América Latina, sin embargo existen varias teorías sobre su arribo
Erik Macías |
Se acerca el fin de año y como es costumbre nos preparamos para despedir el año viejo y así mismo darle la bienvenida al siguiente, esperando el famoso conteo regresivo.
Como todo ritual, comer las 12 uvas en Nochevieja es un acto lleno de fe y esperanza, con la intención y disposición de recibir el logro de los deseos.
El ritual debe realizarse en punto de la medianoche y es una tradición que llegó a América Latina desde España, sin embargo existen varias teorías sobre su arribo.
No obstante, la teoría que más interesa es la que trae consigo un significado valioso para comprender la importancia de este ritual.
Dice que en 1909 los productores de Alicante, al sureste de España, tuvieron una cosecha excedente de uvas blancas llamadas Aledo. Al provenir de una cosecha abundante comenzó entonces a tener un carácter de prosperidad.
Al mismo tiempo, los productores notaron este momento como una oportunidad de buena suerte, ya que les dio la oportunidad de vender las uvas resaltando que con ellas vendría una mejor época.
Para ello, el ritual dice que debe hacerse de la siguiente forma:
Servir las 12 uvas en un plato a cada miembro de la familia. Otras personas deciden ponerlas en la copa que luego llenarán de champán.
Comer una uva con el sonido de cada campanada de la medianoche. De ahí que en algunos países se les llame «las uvas del tiempo».
Pedir un deseo al comer cada uva.
Los 12 deseos representan los 12 meses del año siguiente.
Esto implica que se deben escoger bien las uvas, prefiriendo las que no tienen semillas y de un tamaño mediano para poder comerlas más fácil y rápidamente.