La columna
POR CARLOS JARAMILLO
· Prudencia y madurez: ingredientes imprescindibles en la política.
El escenario electoral, este año, se percibe agitado. Algunos partidos políticos, pareciera ser que han desdibujado sus fronteras ideológicas. Hoy el cambio de un partido otro es algo que se da con relativa facilidad en muchos personajes, y da la impresión de que los actores políticos desdeñan sus ideologías al ir en busca del pragmatismo la satisfacción de intereses personales. La diatriba parece ser la constante, incluso esta pareciera ser alentada desde la misma Presidencia de la República, pues el grado de beligerancia que se percibe en el discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador, ha generado polarización en la sociedad, y abundan las críticas surgidas de los sectores intelectual y periodístico hacia esta postura del presidente.
Así, hoy es evidente que el ambiente previo a los comicios electorales del año 2021, se encuentra tenso, pues ciertos partidos y actores políticos, lejos asumir posturas de mesura y sensatez, mediante su comportamiento revelan estar dispuestos a todo, con tal de vencer al contrincante. Pareciera, pues, que la ley de Maquiavelo, que implica que el fin justifica los medios, es la directriz de la conducta de muchos de quienes aspiran, a dirigir al país, o al menos, a influir en los comicios. La sociedad, a fin de cuentas, será el juez que evalúe y emita su sentencia en este proceso electoral en el que se votará para elegir 20 mil 792 cargos públicos. 500 de ellos corresponden a la Cámara de Diputados del Congreso la Unión, y 20 mil 292 atañen a 14 mil 596 regidurías, 2 mil 60 sindicaturas, mil 293 presidencias municipales, 431 juntas municipales y presidencias de comunidad, y 15 gubernaturas.
Serán votados 20,792 cargos. La lista nominal de electores es de 92 millones 684 mil 134 personas, de ellas, 47 millones 835 mil 095 son mujeres, y 44 millones 568 mil 559 son hombres. Es considerada la elección más grande en la historia del México; los gobernantes, dirigentes de partidos políticos y candidatos, tienen el deber de observar reglas de ética, así como la responsabilidad de proyectar una imagen de competencia con civilidad y respeto, ante el electorado. Si los actores políticos no cuidan este aspecto, seguramente recibirán el rechazo ciudadano en las urnas.
El respeto y la urbanidad no han prevalecido en las actuales contiendas electorales, pues en varias ocasiones el Instituto Nacional Electoral ha tenido que sancionar a algunos partidos por la publicación de spots publicitarios, ofensivos, mediante los que se denigra la imagen del adversario. Incluso, el presidente López Obrador, ha sido reprendido por dicho órgano electoral. El buen ejemplo lo deben dar precisamente quienes ya ocupan o aspiran a ocupar un puesto en el escenario público. La sociedad tiene derecho a ver, en el desempeño de todos los actores y gobernantes, el reflejo de todo aquello que marcan los códigos de ética, moralidad y legalidad. Es, pues, necesario que los políticos actúen con prudencia y madurez el lugar que ahora ocupan en la sociedad, y en la historia del país. Los
protagonistas de éstas elecciones tienen la obligación de ponerse a la altura de del momento histórico en el que hoy se encuentran. Deben tener presente que la política es mucho más que un juego de pasiones y ambición; es un asunto de carácter público, en el que el interés superior del país es lo que debe prevalecer.