La columna
POR CARLOS JARAMILLO VELA
· 17 de octubre: el día que el Gobierno de México renunció a su dignidad.
Jueves 17 de octubre de 2019, día histórico y a la vez triste para México y los mexicanos. El asunto por el cual es de todo el mundo -literalmente- conocido lo que ocurrió en esa aciaga fecha no es necesario referirlo con detalle, solo basta decir que el Estado Mexicano prefirió ordenar al ejército la liberación de un presunto infractor, en vez de cumplir su deber como garante principal del derecho, el orden y la correcta gobernanza. El Estado Mexicano sucumbió, se arrodilló ante la extorsión y el sabotaje, fue humillado, claudicó frente a la amenaza, renunciando al uso del poder, la fuerza y la autoridad material y política que debido a su esencia pública le han sido conferidos por la ley.
Por desgracia, y para vergüenza de la inmensa mayoría de los mexicanos, ese jueves fatídico el Estado Mexicano confirmó lo que desde mucho tiempo atrás es una verdad insoslayable: su acentuada debilidad institucional y el rebasamiento del que es víctima por parte de los poderes fácticos ilegales. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido el responsable personal de la toma de la controversial y delicada decisión, acertada para algunos apologistas y correligionarios del mandatario; errónea tanto desde el punto de vista de muchos, como bajo la perspectiva de la ortodoxia de todos los sistemas políticos y jurídicos contemporáneos que constituyen el fundamento formal de la investidura y atribuciones del Estado Nación, en su calidad de ente supremo y soberano.
La insubordinación, la subversión, el sabotaje, la coacción ilícita, la guerra abierta… le han sido declaradas y le han estallado en pleno rostro al Estado Mexicano, desdibujándole la imagen y atropellando de manera lamentable su autoridad. El mensaje mundial enviado desde Culiacán, Sinaloa, el jueves 17 de octubre, es grave, porque los acontecimientos de esa fecha y lugar trastocan seriamente la marcha del país en los aspectos económico, político, jurídico y social, y marcan un peligroso e incendiario precedente que puede convertirse en un reguero de pólvora con réplica en otros lugares del territorio nacional.
Lo vivido hace unos días es una historia verdadera que los discursos y explicaciones no pueden cambiar; es una inexorable realidad. El Gobierno de la República, responsable de la salvaguardia del orden y el respeto hacia las instituciones jurídicas y políticas de las que derivan la autoridad y el poder del Estado, ha cedido frente a la subversión y la hostilidad, mostrando falta de determinación y flaqueza en el cumplimiento de su obligación más honrosa y principal. El 17 de octubre de 2019 será recordado con duelo en nuestra historia nacional, pues pasará a las crónicas como el día que el Gobierno de México renunció a su dignidad.