El asesinato del candidato a la presidencia de México, Luis Donaldo Colosio, la tarde del 23 de marzo de 1994, ha sido uno de los acontecimientos que más ha conmocionado a la nación y a los medios internacionales.
Hoy, 23 de marzo de 2018, se cumplen 24 años del suceso.
Recordamos el discurso que dio el 6 de marzo de 1994 en el Monumento a la Revolución del entonces Distrito Federal, acto que se interpretó como una ruptura total con el presidente Carlos Salinas de Gortari y con el PRI en general.
Algunos hasta aseguran que fue su sentencia de muerte, ¿porqué?
Durante el acto, Colosio propuso un distanciamiento del PRI con el gobierno, estableció límites constitucionales al presidencialismo dándole más facultades al Congreso de la Unión. O sea una reforma profunda al sistema político, lo que implícitamente criticaba al régimen del PRI representando un claro rompimiento con las antiguas mañas. Una reestructuración.
“Yo veo un México con hambre y sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían servirla”.
El contexto político del país en esa época era un tanto delicado.
El 2 de enero de 1994 se levantó el ejército zapatista en la selva de Chiapas demandando justicia y reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas. El suceso alcanzó difusión internacional. Uno de los detonantes del levantamiento en armas fue la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, firmado por México, Estados Unidos y Canadá.
Por otro lado, el precandidato priísta a la presidencia, Manuel Camacho Solís, estaba negándose a reconocer a Colosio como candidato de su partido, por lo que desde que fue nombrado Comisionado para la Paz en Chiapas trató de “atraer” la atención de los medios.
Además, corrían rumores de que la relación entre Colosio y el entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, estaba en un punto crítico. La prensa estaba hablando incluso de una campaña en contra de la campaña, insinuando que desde Los Pinos se estaba interviniendo para sustituir al candidato.
Hay que mencionar que la candidatura de Colosio surgió a la vieja escuela del PRI, por un dedazo del presidente, razón por la cual se creía ya asegurada la presidencia para el partido. Sin embargo, en el momento que estalló el ya mencionado movimiento zapatista, Salinas designó -para sorpresa de todos- a Camacho como Comisionado para la Paz en Chiapas, acto que fue interpretado como que el presidente ahora prefería a otro como candidato.
El mismo día que se anunció el envío de Camacho a Chiapas, Colosio -en contra de la petición presidencial- arrancó su campaña en Huejutla, Hidalgo.
De ahí surgió la famosa frase: “No se hagan bolas, el candidato es Luis Donaldo“ que dijera Salinas al intentar frenar los rumores surgidos sobre si iba Camacho o Colosio a la presidencia.
El asesinato
A principios de marzo de 1994 el equipo de campaña decidió que se realizaría una visita a Tijuana para establecer un diálogo con las personas residentes del lugar. Se eligió al Parque Lomas Taurinas. El lugar está ubicado en una barranca cerca de la línea internacional con Estados Unidos, a espaldas del aeropuerto, y actualmente es la Plaza de la Unidad y la Esperanza.
Así pues, 23 de marzo de 1994 llegó al Aeropuerto Internacional de Tijuana aproximadamente a las 4 de la tarde. Ya en Lomas Taurinas lo esperaban más o menos 4 mil personas, el doble de lo que se esperaban los miembros de logística y seguridad.
El candidato llegó al lugar aproximadamente a las 4:35 de la tarde, se bajó de la camioneta, caminó entre los asistentes del mitin con sus guardaespaldas alrededor hasta llegar al templete.
Ya arriba dio un discurso de al menos media hora en el que hizo referencia a que un gobierno responsable es el que sirve a todos sin distinguir partidos políticos, rechazando “la incompetencia política”.
A las 5:10, Colosio se dirigía a su camioneta para ir al Club Campestre de Tijuana, los integrantes de su escolta personal lo rodearon mientras intentaban formar barreras para darle paso en medio de la multitud, quedaron rebazados por la cantidad de gente.
Uno de los asistentes logró penetrar el cerco de seguridad, puso un revolver Taurus 38 cerca de su cabeza y disparó. Inmediatamente el agresor realizó otro disparo que alcanzó a Colosio en el abdomen. Se desplomó inconsciente. Los elementos de seguridad cargaron al candidato a su camioneta a pesar de que había dos ambulancias en el lugar, por lo que una de ellas tuvo que alcanzar a la camioneta en el camino para obligar el cambio de vehículo.
Los guardaespaldas capturaron a un hombre.
La ambulancia arribó al Hospital General de Tijuana, Colosio estaba en paro respiratorio pero aún con pulso. De inmediato lo ingresaron al quirófano donde dos equipos de cirujanos lo atendieron por las heridas de la cabeza y el abdomen. Salvarle la vida era médica y clínicamente imposible.
Fue hasta las 8:47 de la noche que Liébano Sáenz, secretario de Información y Propaganda de la campaña, anunció el fallecimiento en el vestíbulo del hospital rodeado de reporteros y camarógrafos. Jacobo Zabludovsky ya había dado en televisión nacional la primera versión extraoficial de la muerte del candidato.
Posterior a eso, Carlos Salinas declaró que se comprometía a aplicar la ley con rigor y esclarecer el crimen a plenitud.
El asesino
Mario Aburto fue identificado como el asesino.
Durante los primeros interrogatorios, Aburto declaró que tenía planeado sólo herir a Colosio para llamar la atención de la prensa y evidenciar los problemas sociales del país. Las investigaciones mostraron que él era el único autor material del crimen, pero la PGR hasta el 2000 no tenía elementos para asegurar si había o no un autor intelectual.
Le dieron 45 años de prisión, actualmente está recluido en un penal federal.
Las teorías
A partir del suceso surgieron muchas teorías respecto a las causas del asesinato de Luis Donaldo Colosio.
Algunas se referían a nexos del candidato con el narcotráfico, la teoría de que Aburto era parte del ejército zapatista, un complot orquestado por parte del gobierno federal en turno, intervenciones extranjeras, etc.
Sin embargo, se determinó que solo Aburto era el autor material e intelectual del crimen y que no había sustento en las hipótesis de un móvil político, crimen de Estado o de otro tipo.
35 años fue el plazo que la PGR fijó como límite para ofrecer nuevas pruebas que pudieran abrir la investigación y terminaran en una hipótesis diferente a la del asesino único.
El Senado y la Cámara de Diputados pidieron al entonces presidente Vicente Fox que analizara el expediente. Pero a pesar de todo, el 18 de marzo de 2004 la PGR informó que después de revisar la investigación no había encontrado pruebas para volverla a abrir.