Muy lejos quedó el impacto de sus ocurrencias. Ahora lo que destaca en la cantidad de pifias que se suceden ina tras otra, incluida la de hablar mal de sus propios aliados.
Desde que le negaron el acceso al Palacio Nacional, hasta la primera etapa de la precampaña en Chihuahua, la percepción sobre Xóchitl Gálvez es de un avance que fue veloz y sin el acompañamiento eficaz de un grupo que le dé sustento a su actividad, pero sobre todo que enriquezca su discurso político para que pase de su anecdotario biográfico, interesante para conectar con grupos populares y de clase media, a las propuestas que solucionen los problemas que afectan la calidad de vida de los mexicanos.
Las campañas para conquistar el voto ciudadano son extensas y constituyen un esfuerzo de comunicación que debe alcanzar la atención de todos los medios de información posibles, en todo el país. Las campañas son un enorme ejercicio de propaganda para convencer a los ciudadanos. Son una competencia por alcanzar una y solo una posición de poder. Otro dato, demandan gastos de muchos millones de pesos.
Lo que hacen y dicen los candidatos es evaluado también por los adversarios, que utilizan los errores para elaborar contenidos críticos para desacreditar al rival.
Una vez que Xóchitl Gálvez fue nominada coordinadora del FAM, su actividad disminuyó y su imagen perdió atractivo. Reapareció en el acto que organizaron en el Monumento a la Revolución PAN, PRI y PRD. El evento fue para que presentará su último informe como senadora, antes de iniciar la precampaña.
Al día siguiente lo reportado por los medios no se refirió al contenido de su informe. Fue el relato de cómo a la senadora, teniendo como escenario el Monumento a la Revolución y con algunos miles de simpatizantes, en los primeros minutos de su discurso, cuando refería sobre su superación personal, se le apagó el telepromter donde leía su documento. Desconcertada, enmudeció. Reaccionó y dijo: “ya se me fue el discurso”. Continuó la falla. Empezó a improvisar su discurso.
El impacto propagandístico de Xóchitl Gálvez se extravió. La noticia al día siguiente fue que enmudeció. Posteriormente explicó que no hubo falla con el telepromter, afirmó que fue un complot. Alguien corto el cable mientras hablaba, según ella.
El que mucho habla, mucho se equivoca. Ya le pasó a Xóchitl Gálvez cuando en su gira por Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, hizo un comentario sobre los malos priistas con los que no trabajaría e involucró a Alejandro Moreno, “Alito”, dirigente del PRI.
Cuando pronunciaba un discurso a simpatizantes Xóchitl Gálvez dijo: “Hay muy malos priistas con los que yo no trabajaría como Bartlett, o como ‘Alito’, o como ahora el ex Gobernador de Hidalgo, Fayad, …son una bola de oportunistas que están en un momento y brincan para otro”.
Advertida sobre su pifia Xóchitl Gálvez, comentó minutos después que no había sido consciente de lo que expresó. Aseguró que tiene un profundo respeto por Alejando Moreno “Alito” y manifestó estar complacida de trabajar con el PRI.
Es importante disculparse cuando se comete un error. Significa al mismo tiempo madurez y humildad. No obstante, cuando se trata de un político estas virtudes son consideradas torpeza. La exigencia social es mayor porque se considera que las expresiones que se originan en el poder deben estar documentadas y respaldadas por información veraz.
Esta semana Xóchitl Gálvez felicitó a Javier Milei por su triunfo electoral en Argentina. En sus redes sociales comento: “¡En Latinoamérica soplan vientos para mejorar nuestros países! El pueblo argentino le puso un alto al mal gobierno y los malos resultados. Mi reconocimiento por esta histórica jornada electoral. Felicitaciones al Presidente electo @JMilei”.
Criticada por felicitar a Milei, considerado como ultra radical de derecha, Xóchitl Gálvez tuvo que aclarar que reconocía que ganó con un triunfo democrático, pero que no compartía sus puntos de vista. Se justificó afirmando que “todo mundo sabe que yo no soy de extrema derecha”.
Los errores de Xóchitl Gálvez, cuando inicia su campaña, perecen el efecto de un “Cuarto de Guerra” que está en proceso ajuste. Su discurso no evoluciona conforme avanza la precampaña porque los medios continúan repitiendo sus relatos biográficos, aparecen en segundo plano algunas críticas sobre sus adversarios y el gobierno de López Obrador. La candidata de la oposición no ha logrado estructurar un discurso que la separe de la influencia del PAN, PRI y PRD. Lo que posiblemente logrará a partir de la nueva denominación Coalición Fuerza y Corazón por México.
Los dirigentes del PAN, PRI y PRD están ocupados en repartirse los puestos de elección popular que están debajo de la presidencia de la república. Esa es su prioridad. En realidad, la disputa empieza. No por mucho adelantar la sucesión, amanece más temprano.