Sofi Terracota
David Fincher tiene las cosas claras cuando se trata de cine. El aclamado director fue entrevistado por Le Monde (vía The Playlist), espacio que aprovechó para hablar sobre el futuro de la industria, argumentando que los cines y los estudios están sobrevalorados, y que Netflix es el futuro de la industria. ¿Quiénes están de acuerdo con él? Lo cierto es que las plataformas de streaming han logrado un impacto sorprendente en los últimos años.
Seamos honestos. He trabajado para la mayoría de los principales estudios cinematográficos. Cuando les dices: ‘Tengo que hacer estos efectos especiales en 4K’, su primera respuesta es: ‘Oh, vaya, ¿por qué hacerlo tan caro?’. Se resisten ante el más mínimo gasto. Netflix nunca ha puesto objeciones a este tipo de elección. Adoptaron un estándar de la industria que tenía sentido para los cineastas. Netflix tiene, con diferencia, el mejor control de calidad de todo Hollywood.
David Fincher sostiene que las salas de cine han perdido su encanto, cuestionando el propio paradigma de su existencia.
Ya sabes, no salvaremos el cine como cultura restringiendo los sistemas de distribución. Para que esto suceda, el cine tendría que convertirse en un lugar de vanguardia, y no en ese lugar húmedo, maloliente y grasiento que sigue siendo, salvo contadas excepciones, escatimando en todos los gastos necesarios. Me encantaban ciertos cines, como el Grauman’s Chinese Theatre o el Cinerama Dome de Los Ángeles, pero las condiciones técnicas allí eran deplorables. Debemos superar toda esta nostalgia para finalmente hacernos la pregunta correcta: ¿quién ofrece una representación óptima hoy?
Maestro del cine
Fincher ha dejado una marca distintiva en la cinematografía contemporánea con su enfoque visual meticuloso y narrativas oscuras. Conocido por su estilo visual pulido y narrativa intensa, ha dirigido películas que exploran la psicología humana y los misterios intrigantes. Su carrera despegó con Seven, los Siete Pecados Capitales (79%), un thriller psicológico que sigue a dos detectives mientras investigan crímenes relacionados con los siete pecados capitales. La película fue aclamada por su atmósfera sombría, su guion ingenioso y su dirección magistral, estableciendo a Fincher como un director a tener en cuenta.
Otra obra emblemática de Fincher es Red Social (96%), un drama que narra los eventos detrás de la creación de Facebook. La película le valió a Fincher una nominación al Premio de la Academia como Mejor Director. Su estilo distintivo se manifiesta en la atención meticulosa a los detalles, la cinematografía estilizada y la capacidad para extraer interpretaciones excepcionales de sus actores. Fincher ha continuado dejando una huella duradera en la industria del cine con películas como El Club De La Pelea (80%), Perdida y la serie Mindhunter, consolidando su posición como uno de los directores más influyentes de su generación.
Netflix ha tenido un impacto revolucionario en las formas de hacer y consumir cine al desafiar las convenciones tradicionales de la industria. En cuanto a la producción, la plataforma ha redefinido los modelos de distribución y financiamiento, permitiendo a cineastas independientes y creadores experimentales llegar a audiencias globales sin depender de los canales de distribución convencionales. Además, Netflix ha invertido significativamente en la producción de contenido original, atrayendo a cineastas de renombre y generando un flujo constante de películas y series exclusivas que abordan una variedad de géneros y estilos.
En términos de consumo, Netflix ha transformado la experiencia del espectador al introducir la flexibilidad de ver contenido en cualquier momento y lugar. El servicio de transmisión ha contribuido al auge del «binge-watching», permitiendo a los espectadores consumir series completas en un solo atracón. Esto ha llevado a cambios en la narrativa y estructura de las producciones, ya que algunos cineastas adaptan sus obras para adaptarse a la forma en que el público consume contenido en plataformas de transmisión. En general, Netflix ha desempeñado un papel fundamental en la transformación de la industria cinematográfica, influyendo tanto en la producción como en los hábitos de visualización y desafiando las nociones tradicionales de cómo se hacen y se experimenta el cine.