ayer otra parroquía quedó como vestigio del nivel de violencia que azota a la zona serrana un enfrentamiento entre criminales del poblado de Santa Anita, del municipio de Guachochi, donde el edificio rafagueado, un auto calcinado, una granada, más de 700 casquillos y un hombre decapitado hizo huir a los no más de 100 pobladores. Es que regresó el El Chapo Calín.
Melquiades D. M., conocido como El Chapo Calín o El 13 fue detenido en 2021 y liberado el año pasado. Según la Fiscalía General del Estado, la pelea por el territorio se recrudeció desde entonces para recuperar el control de esta zona montañosa que forma parte del llamado Triángulo Dorado, está bajo el mando del Cártel de Sinaloa y dos grupos se peleaban el poderío, Los Reyes y de la Gente Nueva, hasta que volvió el otrora líder criminal de esta región de la Sierra Tarahumara.
Una angustiante situación para la Iglesia, el comercio y los habitantes en general que han solicitado auxilio para poner fin a la violencia que asola la zona, pues cuando no se cancelan clases y bajan cortinas de los negocios por las balaceras, quedan en medio del fuego cruzado como ayer, lo cual genera un éxodo hormiga constante y la presencia de El Chapo Calín sólo reactiva el miedo.
El fiscal general del estado, César Jáuregui Moreno, informó que ya se trabaja para realizar la captura de El Chapo Calín y que incluso ya se cuenta con una orden de captura para dar con el paradero del presunto líder criminal del grupo Cártel de Sinaloa, quienes operan en la Sierra Tarahumara de Chihuahua.
Tras los trágicos acontecimientos, los habitantes de la comunidad de Santa Anita, ubicada a una hora y media de la cabecera municipal en Guachochi, se vieron obligados a abandonar sus hogares. Actualmente, sólo quedan personas indígenas en la zona, según lo informado por el párroco de la Catedral, Enrique Urzúa, quien tiene a su cargo la iglesia donde tuvo lugar el lamentable suceso y ha expresado su determinación de viajar al lugar para conocer de primera mano la realidad que enfrentan.
«Todo el mundo ha abandonado Guachochi, especialmente los mestizos, que son quienes cuentan con vehículos. Por lo tanto, mi principal preocupación son las comunidades indígenas. Estoy en camino hacia allá», fueron las palabras de angustia del párroco ante los eventos ocurridos la mañana del 5 de junio.
Su iglesia quedó prácticamente destrozada, y también se convirtió en el reflejo del fuerte enfrentamiento que se dio en ese lugar, pues en la escena los agentes de la Fiscalía General del Estado recuperaron casi 800 casquillos percutidos, varias armas de fuego y evidencia que será analizada para dar con los presuntos responsables
La huida de los habitantes de Guachochi ha dejado un vacío en la comunidad de Santa Anita, agravando aún más la difícil situación de sus residentes indígenas. El desplazamiento forzado y el abandono de sus hogares son consecuencias directas de la violencia que ha azotado la región, por tal motivo, el sacerdote busca brindar apoyo y solidaridad a las comunidades indígenas que se mantienen en la zona.
Santa Anita es una comunidad situada a unos 37 kilómetros de la cabecera municipal de Guachochi, se encuentra en una ubicación estratégica en el estado de Chihuahua y aunque el municipio de Guachochi está a una distancia considerable de la capital del estado, -aproximadamente 421 kilómetros- se encuentra dentro de lo que se conoce como el «Triángulo Dorado». Este nombre se le atribuye debido a su proximidad con los estados de Sinaloa y Durango, regiones conocidas por su conexión con actividades relacionadas con el narcotráfico.
El párroco fue cuestionado sobre si al momento en que se suscitaron los hechos, se encontraban personas al interior de la iglesia, dijo que de momento no se tiene el dato, pero que seguramente no, ya que sólo se habla de una persona fallecida, pero que sería cuestión de horas para saber la realidad de los hechos.
Por su parte el padre Javier Ávila El Pato, reconocido sacerdote jesuita, ha expresado su profunda consternación por los recientes acontecimientos de violencia que se registraron en el municipio de Guachochi, por lo que compartió su preocupación por la creciente inseguridad y la profanación de espacios sagrados en la región.
«Es muy lamentable este acontecimiento que acabo de enterarme, es un enfrentamiento entre dos grupos. La gente está muy asustada, lamentando la inseguridad tan descarada que sigue habiendo en el estado, es una inseguridad impresionante. No sé dónde están las autoridades o qué están haciendo al respecto, porque la gente está asustada y ya no respeta ni lo más sagrado que tenemos nosotros, que es el espacio del templo», declaró el Padre Ávila.
El sacerdote destacó que México es un pueblo religioso, sin importar la denominación de la iglesia, y expresó su preocupación por la invasión y profanación de los espacios sagrados. Considera que esto es un grave problema, ya que afecta uno de los aspectos más importantes para la comunidad que es la vida espiritual y la relación con Dios.
Hechos en Guachochi, posible disputa entre grupos antagónicos: Fiscal Zona Sur
El fiscal general de la Zona Sur, Juan Carlos Portillo, informó que se tienen indicios de que la causa se debe a una lucha que existe y permanece entre grupos antagónicos en la región, por ello convocó a una mesa de seguridad el jueves, donde se prevé establecer pláticas con sacerdotes y el Obispo de la Diócesis de la Tarahumara para brindar la seguridad a los pobladores.
“No tenemos un incremento en estos hechos dado que no se habían presentado homicidios, en este mes llevamos una persona encontrada en la carretera Parral-Jiménez en el entronque de Pueblito de Allende y la persona que se encontró el lunes en la mañana en Guachochi”, dijo.
Respecto a los hechos presentados en la comunidad de Santa Anita, ubicada en el municipio de Guachochi, detalló que se atendió el reporte y cuando llegó la autoridad efectivamente se encontró una persona sin vida en el lugar, “hasta ahorita tenemos indicios que pudiera ser de la lucha que existe y perdura entre grupos antagónicos en la región”, argumentó.
Último hecho en mayo
El último hecho violento del que se tiene registro ocurrió el 9 de mayo, cuando un hombre identificado como Gabriel L.C., de 37 años, presentó lesiones producidas por proyectil de arma de fuego tras ser agredido a balazos sobre la calle 20 de Noviembre de la colonia Altavista
Al lugar arribaron elementos de la Base de Operaciones Interinstitucional quienes localizaron una camioneta de la marca Jeep, línea Grand Cherokee, modelo 2017, color blanco, la cual contaba con daños causados por choque e impactos de bala.
Derivado de los hechos un menor de seis años identificado con las iniciales J.F.G. se encontraba cerca de la calle donde se suscitaron los hechos y fue alcanzado por las balas, de manera inmediata fue trasladado de urgencia al Hospital del IMSS de Guachochi, donde tras una valoración determinaron que presentaba una herida de entrada y salida por esquirla en el hombro izquierdo.
Por lo anterior, el personal médico notificó a los familiares que el menor debía ser trasladado a la ciudad de Chihuahua para una valoración médica más especializada.
En tanto, nuevamente el Padre Enrique Urzúa se manifestó ante los hechos suscitados y expuso que el temor entre los habitantes continúa, inclusive a tal grado de preguntarse los pobladores si la situación les llega a tocar por inocencia.
Urzúa enfatizó que mientras se sigan presentando fallecimientos a causa de la violencia, las cosas no se encuentran bien, así mismo, cuestionó la estrategia de seguridad al suscitarse la incidencia delictiva en plena luz del día.
Ruptura entre Los Reyes y El Chapo Calín
Según información de inteligencia proporcionada por la Fiscalía General del Estado, existe una disputa constante por el control de la tala clandestina en Guachochi entre dos grupos criminales afiliados al Cártel de Sinaloa. Uno de estos grupos es liderado por Reyes C.G., mientras que el otro grupo es dirigido por Melquiades D.M., también conocido como El Chapo Calín o El 13. Ambos líderes, que además son compadres, han sido responsables de una serie de enfrentamientos violentos en la región, dejando un alto número de muertos y detenidos.
De acuerdo con el panorama delictivo de la zona al que tuvo acceso el periódico El Sol de Parral, Melquiades es originario de Batopilas y nació el 14 de abril de 1974. Es el líder de la célula criminal del Cártel de Sinaloa en Guachochi y trabaja bajo las órdenes de la familia Salgueiro Nevárez que radica en Parral. Su principal área de operaciones es el municipio de Guachochi, donde se dedica a la tala clandestina. Se ha informado que exige a los aserraderos la entrega de 10 guías en blanco para el transporte de madera robada.
Melquiades fue arrestado en agosto de 2021, pero fue liberado en julio de 2022, tras su liberación, retomó el control de la organización criminal, según informes de seguridad estatales que llevan a cabo investigaciones en su contra. Hasta hace algunos años, Chapo Calín era el jefe de Reyes C.G., quien era su segundo al mando y mano derecha. Reyes C.G. lideraba una célula delictiva compuesta por al menos 30 personas y tenía un vínculo de compadrazgo con Melquiades Díaz Mesa.
La ruptura entre estos compadres desencadenó una serie de enfrentamientos en el municipio de Guachochi y en algunas comunidades cercanas, resultando en un alto número de víctimas mortales y detenidos por parte de la Base de Operaciones Interinstitucionales. Finalmente, durante un operativo llevado a cabo en la madrugada del 25 de marzo de 2023, se logró la detención de Reyes C.G., presunto líder de la facción conocida como «Los Reyes», en un cateo realizado en la colonia Linda Vista de Guachochi. Una ruptura entre los compadres Melquiades Díaz Mesa alias El Chapo Calín y/o El 13 y Reyes C.G El Reyes derivó que en el municipio de Guachochi y algunas comunidades se suscitaran constantes enfrentamientos que dejaron un alto número de fallecidos así como detenidos por la Base de Operaciones Interinstitucional.
Tras un operativo implementado durante la madrugada del 25 de marzo del 2023 y mediante un cateo en la colonia Linda Vista de Guachochi, se logró la detención de Reyes C.G, presunto líder de la fracción de «Los Reyes».
Claman por seguridad y paz
En un acto de desesperación y urgencia, el sábado 13 de mayo, una manta fue colocada en el puente que conecta la avenida Teófilo Borunda y Tecnológico en la ciudad de Chihuahua, capital del estado. Este mensaje exigía a las autoridades que se tomaran medidas para abordar la creciente inseguridad que afecta a los empresarios y comerciantes en el municipio de Guachochi, ubicado en la zona serrana del estado.
Dentro del mensaje, se hizo una petición directa a la gobernadora María Eugenia Campos, instándola a tomar acciones concretas para garantizar la seguridad en el municipio de Guachochi. La comunidad, sumida en un ambiente de miedo y vulnerabilidad, espera que las autoridades respondan a esta llamada urgente y brinden protección a quienes están siendo afectados por la violencia y la inseguridad en la región.
La manta fue descubierta durante la madrugada, generando gran expectación entre los conductores que pasaban por el lugar. Al percatarse del mensaje, muchos de ellos dieron aviso a través del número de emergencias 911. Además de solicitar medidas de seguridad, el contenido de la manta también mencionaba que la región de Guachochi se encuentra bajo constantes amenazas de un presunto líder criminal conocido como El Chapo Calín.
Sin embargo esta manta no ha sido la única muestra que han enviado los pobladores de aquella zona del estado, ya que en repetidas ocasiones han hecho extensa la solicitud de que termine la inseguridad y que retorne la paz para estos pobladores, quienes incluso deben suspender toda actividad para evitar ser una víctima de las disputas territoriales.
El Padre Ávila insistió que los acontecimientos de violencia siguen estando presentes en las comunidades serranas del estado, y cuestionó sobre la participación de las autoridades, que no han podido con la tarea de reducir estos indicadores, principalmente en las zonas alejadas del estado y donde mayor presencia existe de estos grupos criminales.
Comentó que la sociedad se encuentra sumergida en una angustia y el clamor de una comunidad que se encuentra sumida en el temor y la incertidumbre, todo entrado en un contexto donde la violencia y la impunidad continúan socavando los cimientos de la sociedad, dejando en evidencia la necesidad urgente de tomar medidas efectivas para restaurar la paz y la seguridad en el estado.
“Eso se suma como te decía, es un signo de barbarie y es una ineptitud para perseguir a los delincuentes, una ineptitud para generar la justicia, sembrar la paz en nuestro estado, hay una impunidad ofensiva, sigue habiendo una impunidad ofensiva, porque, ¿cómo es posible? de veras que se llegue hasta esos espacios, como te digo, son espacios muy sagrados, se le toca al pueblo algo que es muy muy importante en el pueblo, claro que es lo espiritual lo religioso, un Dios en el que creen, un espacio en donde ellos se encuentran con su Dios”, refiere.
«Les imploro que dejen las armas»
“Les imploro que dejen las armas… Les ruego a las autoridades que se hagan cargo”, son las palabras que expresó el padre Enrique Urzúa, párroco de la Catedral de Guachochi y encargado de la capilla de Santa Anita, última que fuera balaceada durante la mañana del lunes en un enfrentamiento que dejara al menos una persona sin vida.
El sacerdote en el lugar de los hechos y a través de un video llamó a los grupos criminales a dejar las armas teniendo como contexto el recinto religioso abatido por las balas, donde decenas de imágenes de culto aparecen perforadas por los impactos producidos por armas de fuego de grueso calibre.
Recordó que horas antes una persona decapitada había sido arrojada a los pies del templo: “Estamos aquí en la comunidad de Santa Anita, nos encontramos con estos hechos lamentables donde han balaceado el templo, han dejado afuera una persona decapitada, una camioneta quemada, nuestra iglesia está toda dañada, evidentemente no fue una persona, fueron varias”.
En dicho material video grabado, se observa el altar mayor totalmente destrozado, al igual que las paredes del templo, los múltiples impactos de bala que resultaron del enfrentamiento.
Urzúa clamó a las personas que están realizando diversos hechos de sangre en las comunidades de Guachochi, a que dejen las armas y desistan de la violencia, afirmando que le están haciendo daño a sus hermanos, es decir a los habitantes de esa zona serrana al sur del estado de Chihuahua.
“Les pido, les ruego queridos hermanos porque a pesar de todo les queremos a quienes provocan sufrimiento y muerte en nuestras comunidades, les ruego en nombre de Dios y de este pueblo lastimado y hoy desolado; les imploro que dejen las armas, que dejen de lastimar a nuestra comunidad, que dejen de lastimar nuestras comunidades, somos hermanos del mismo pueblo, esto no es justo” exclamó.
El llamado del sacerdote se extendió a las autoridades de los diferentes niveles, ya que solicitó tanto a estatales como federales a que intervinieran para devolver la tranquilidad al pueblo de Guachochi.
“A las autoridades estatales y federales que se hagan cargo de esto, que tomen su papel. Les pido que hagan su trabajo y ruego porque Dios les conceda la sabiduría para hacer su trabajo, para defender a las comunidades; nos sentimos agredidos… esta agresión al templo es una agresión para toda la comunidad”, concluyó.