Werner Jaisli, el creador, asegura que tras la revelación para construir el ovnipuerto, les vio en el cielo
Los alienígenas podrán aterrizar con total seguridad en Argentina después de que un hombre suizo haya construido una pista de aterrizaje en pleno desierto, un lugar sin ningún tipo de civilización a la vista.
Todo comenzó en noviembre del año 2008, cuando Werner Jaisli, «sintió que los extraterrestres le lanzaban un mensaje utilizando la telepatía». Su
misión era construir una pista de aterrizaje, que simulara a las de un aeropuerto corriente, pero que estuviera diseñada para los modelos en los que viajan este tipo de seres. El lugar idóneo ya estaba elegido: en el noroeste de Argentina, concretamente en plenos valles calchaquíes.
No quedó en una simple revelación. Jaisli estaba convencido de que «era una noche de ovnis», así se que le contó a uno de sus amigosl que había avistado en el cielo objetos luminosos. Werner Jaisli comentó al medio de comunicación «El Tribuno» que los cuerpos «eran sólidos, circulares y como de metal bruñido». «No sé por qué, pero mentalmente les pedí que se acercaran. ¡Y lo hicieron! Me pedían telepáticamente que construyera el ovnipuerto», relató el suizo.
Lejos de tener conocimientos de ingeniero de caminos, consiguió construir la pista «cómo querían los extraterrestres». En el diseño utilizó piedras blancas para crear una estrella gigante que tuviera 36 puntas y 48 metros de diámetro. Dentro, otra estrella con 12 puntas, para que éstos no tuvieran ninguna duda de cual era el lugar exacto para pisar la Tierra.
Desaparecido desde hace un año
Después de cuatro años, en 2012, el mundo pudo ver su obra y se convirtió en un santuario para todos aquellos aficionados de los ovnis. Estos siguen pensando que en el momento más inesperado, utilizarán el regalo del suizo, y harán una visita a los terrícolas.
Hay quien dice hoy en día que en ese área (en el que afirman que se pueden ver objetos no identificados), se tienen más posibilidades de cruzarte con un alienígena. E incluso marcharte con ellos para hacerle una visita a otro planeta. Quien sabe si eso es lo que realmente le pasó a Jaisli, al que llevan sin ver un año. Los vecinos de la zona comentan que dejó de pasear por las calles de Cachi, y aseguran que «un platillo volante se lo llevó».
Mientras vuelve de su aventura, el Gobierno le ha cogido prestados los derechos de su obra e incluso ha bautizado a la pista como «La Esperanza». Esperanza es lo que tiene el pueblo de que vuelva para contar su experiencia y si realmente ha tenido contacto con los extraterrestres.