Durante la lucha de la Revolución Mexicana participó un espía alemán cuyo trabajo pudo cambiar la historia de este país.
Félix A. Sommerfeld fue un agente de inteligencia alemán que se convirtió en uno de los aliados más importantes de Francisco I. Madero.
El nombre de Sommerfeld no figura en los libros de historia, al menos no en los que pasan por nuestras manos cuando somos alumnos; como buen espía, el éxito de su labor fue en gran medida pasar desapercibido.
La ardua investigación de Heribert Von Feilitzsch dejó al descubierto el papel que Sommerfeld jugó en la guerra que inició el 20 de noviembre de 1910.
Sommerfeld fue confidente personal de Madero; también fue el enlace del ministro alemán en México y se puede considerar uno de los pioneros de los servicios de inteligencia en nuestro país.
“Sus habilidades organizativas y la ayuda que le brindaron sus contactos en las altas esferas del gobierno estadounidense produjeron una notable red de agentes a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos que después aprovecharía para unirse a la lucha contra Victoriano Huerta, cuando éste asesinó a Madero y usurpó la presidencia en un sangriento golpe de estado”.
En su investigación, Von Feilitzsch revela con una documentación exhaustiva datos sobre este episodio de la historia que nos forjó como nación.
Algunas versiones señalan que Alemania apoyó el golpe de Estado propiciado por Victoriano Huerta contra el gobierno de Madero; sin embargo, lo presentado en este libro “Félix A. Sommerfeld. Maestro de espías en México”, muestra que no fue así.
Sommerfeld fue uno de los primeros en advertirle al presidente Madero sobre los riesgos frente a Huerta y fue también uno de los más activos combatientes en la lucha contra el usurpador.