Un bono contra el hambre, y la política oficial en la crisis por Covid
Por: Froilán Meza Rivera
México debe tomar medidas para evitar una crisis alimentaria mayor que la que ya se está viviendo. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), proponen la puesta en marcha de un bono contra el hambre, que refuerce el ingreso básico de emergencia en nuestro país. Pero ¿por qué? ¿Acaso las tarjetitas de los programas clientelares y con fines electorales de la Presidencia de la República no han sido suficientes para mitigar el hambre y la necesidad del pueblo (remember “primero los pobres”)? Al parecer, no.
Al respecto, el diagnóstico y las medidas propuestas parten de estos organismos internacionales que, paradójicamente, sí pueden ver más allá del borroso campo de visión que tienen nuestros miopes gobernantes de la 4T: “Se están proyectando incrementos muy importantes en los niveles de pobreza y de pobreza extrema (en México); y si no hay, al igual que en todos los demás países, un paquete integral y rotundo que permita contener esto, sin duda aumentarán los niveles de hambre y de (falta de) seguridad alimentaria”, expresó el subdirector general de la FAO y representante regional de ese organismo para América Latina y el Caribe, Julio Berdegué. Para estos extranjeros que tienen bien medido el impacto de la crisis por la pandemia en nuestro país, es urgente tomar medidas para evitar que hasta 21.7 millones de personas que están en pobreza extrema caigan en una crisis alimentaria, “pues es necesario proteger a los más vulnerables”.
Y por parte de la CEPAL, el diagnóstico y las propuestas vinieron de su secretaria ejecutiva, Alicia Bárcena. “En este momento de crisis, de pandemia –declaró-, es muy urgente tomar medidas de estímulo. Definitivamente, las medidas llamadas contracíclicas: de estímulo fiscal, de estímulo para potenciar el ingreso básico ciudadano, y para potenciar el bono alimentario son muy urgentes”, señaló Bárcena. Esta funcionaria puntualizó que “se estima que en 2019 en México haya habido 53.2 millones de personas en pobreza y 14.1 millones en pobreza extrema, y las proyecciones consideran dos escenarios”. Las predicciones son: en un primer escenario “de bajo nivel”, la pobreza extrema sería de 14.9 por ciento (es decir, 18.9 millones de personas) en estas condiciones; y en un segundo escenario “alto”, con 17.1 por ciento; esto es, con 21.7 millones de personas que caerán en la pobreza. Los vaticinios de la CEPAL, por supuesto, no contemplan a la población que hasta principios de marzo y hacia atrás, ya de por sí estaba en los diferentes tipos reconocidos de pobreza en México, sino solamente la que cayó ya y la que se prevé que se desplome en su situación y que caiga en la pobreza debido a los efectos de la crisis por el coronavirus Covid-19.
Los funcionarios de los organismos internacionales señalaron que el tema del “ingreso básico de emergencia” propuesto por la Cepal ya lo presentaron a las autoridades mexicanas y que el “ingreso vital ciudadano” ya se está discutiendo en el congreso, mientras que la propuesta de un bono contra el hambre apenas lo dieron a conocer.
No sabemos todavía la reacción que vayan a tener nuestras autoridades en el gobierno de la “cuarta transformación” con respecto a esta bomba que les cayó de arriba y desde afuera.
Pero conociéndolos como desgraciadamente ya los hemos llegado a conocer, lo más previsible es que lo que van a decir (si es que algo se dignaran a decir), no será nada diferente a lo que ya adelantó López Obrador desde el 6 de abril, cuando anunció una serie de medidas con las que “busca proteger a los más vulnerables antes que a los grandes empresarios”. Prometió además la creación de dos millones de empleos. Pero en primer lugar, ¿cómo pretende “proteger a los más vulnerables antes que a los grandes empresarios”? Ah, pues resumió que “la fórmula que estamos aplicando para remontar la crisis transitoria es la suma de tres elementos básicos: mayor inversión pública para el desarrollo económico y social, empleo pleno y honestidad y austeridad republicana”. En concreto, el señor López pretende pagar por adelantado las pensiones por los próximos cuatro meses a adultos mayores, entregar más de 450,000 créditos a pequeños negocios y fortalecer dos programas que ya venían funcionando: uno de reforestación (“Sembrando vida”) y otro de aprendices en empresas (“Jóvenes construyendo el futuro”). Y en cuanto a los empleos prometidos, esos 2 millones de trabajos nuevos simplemente ya se desvanecieron en silencio con el avance incontenible y todavía sin fin de la pandemia y con la profunda crisis económica y social que trajo aparejada. Se sabe que en México ya llegamos a 12 millones de empleos que se perdieron nada más durante estos tres meses y medio de pandemia.
¿Qué objeciones y críticas han suscitado estas medidas anunciadas en las que, por cierto, el gobierno de la 4T no contempla ni por asomo, ni de refilón siquiera, a los alrededor de 80 millones de mexicanos que naturalmente quedaron fuera de esos famosos programas de la clientela que andan buscando agenciarse y consolidar los morenistas para que voten por ellos? ¿Qué reacciones han provocado esos anuncios? La propuesta ha sido criticada por sectores de economistas, que sostienen que el gobierno debe destinar más recursos para proteger a los empresarios de una recesión que puede contraer la economía hasta un 10%. “AMLO no entiende la profundidad de la crisis económica que la pandemia puede causar a un país como México”, dijo a la agencia noticiosa Reuters, Viri Ríos, un analista político. Siguen. El PRI criticó la procedencia de los recursos, y dijo que al usar distintos fondos públicos, López Obrador “pone en riesgo los fondos de pensiones de los trabajadores y la estabilidad financiera”. Hay más: Otro grupo de economistas, citado también por Reuters, y políticos veteranos, habían enviado una carta abierta al presidente en la cual le piden respuesta rápida, advirtiendo que México puede caer en una “depresión económica tan profunda que cause niveles de pobreza nunca vistos en décadas”.
Por todo lo anterior, suscribo el diagnóstico y las propuestas de la CEPAL y la FAO, de que es necesario aminorar el impacto de la crisis por la pandemia en nuestro país, y que es urgente tomar medidas para evitar que hasta 21.7 millones de personas que están en pobreza extrema presenten una crisis alimentaria, “pues es necesario proteger a los más vulnerables”.
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