Dos películas muy diferentes pero que tienen puntos importantes en común. Ambas vuelcan el arte en la animación, con técnicas que demuestran la formación artística de los implicados, y las dos tienen un fuerte poso documental.
La pasión por la música de Trueba y Mariscal
En el caso de ‘Dispararon al pianista’, cuenta la historia real de la desaparición del pianista brasileño Francisco Tenório Júnior en las calles de Buenos Aires a manos de la policía política argentina pocos días antes del Golpe de Estado de 1976.
Esta cinta supone la segunda colaboración de Trueba y Mariscal tras ‘Chico y Rita’ (2009). Si aquella fue «una excepción», ‘Dispararon al pianista’ es «una reincidencia», porque la animación no es su lenguaje habitual, reconoce el cineasta a EFE.
Pero le gusta trabajar con Mariscal -«es un grande», asegura- y además es una película que ha sido toda una aventura que le ha dado «alegrías y tristezas», aunque se queda con lo positivo, con la gente que ha conocido y con lo importante que ha sido para él profundizar en la vida de Tenório.
Un trabajo que fue nominado al Goya y que ahora opta a los premios europeos, reconocimientos que demuestran «que no has trabajado para nada» aunque Trueba afirma que no le obsesiona ganar y viaja a Lucerna con la intención «de aplaudir a quien gane».
Sí le gusta destacar que pese a ser una película con un tema completamente americano, se trata de una producción cien por cien europea.
«Había una productora brasileña enamorada de la idea pero entonces hubo elecciones y las ganó (Jair) Bolsonaro, eliminó las ayudas al cine y se tuvo que retirar», se lamenta Trueba, que celebra que esa época haya pasado porque eso ha permitido que Walter Salles haya hecho «la maravillosa» ‘I’m still here’, «que no hubiera sido posible en estos años pasados».
Porque si algo es Trueba es un apasionado del cine -«hacer películas siempre es un placer, es una manera de vivir la vida intensamente»- y también de la música, tanto que ya está rodando un documental con Niño Josele.
‘El sueño de la sultana’, la animación como arte
Un caso muy diferente es el de la donostiarra Isabel Herguera, una artista que utiliza la animación como forma de expresión y que tras una larga trayectoria en el mundo del cortometraje, estrenó su primer largo, ‘El sueño de la sultana’, a los 60 años.
Una película con toques autobiográficos que adapta un relato feminista de 1905 de la escritora india Begum Rokeya y que sigue a Inés, que viaja a menudo a la India en busca de la ciudad mítica (e inexistente) de Ladyland, donde utópicamente las mujeres tendrían poder sobre los hombres.
Herguera llevaba muchos años, concretamente desde 2012, con el proyecto en la cabeza. «Empecé a desarrollarla en talleres con mujeres artistas de tatuajes temporales», explica a EFE la realizadora, que trasladó esa técnica a la animación porque es el medio en el que se siente «más segura».
Fue difícil conseguir la financiación y lo consiguió justo un mes antes de la pandemia, que fue cuando empezó la producción. «Tenía miedo, es una aventura con mucho riesgo y tienes que tener mucha fuerza para llegar al final», resalta Herguera, que sigue sorprendida por la acogida del filme, especialmente en festivales no centrados en la animación, como los de Niza o Rotterdam.
Por eso, competir ahora por el Premio de Cine Europeo -está nominada tanto a mejor cinta de animación como a mejor película- es la guinda del pastel para «una película tan modesta en su propuesta y en su presupuesto».
Su intención es pasárselo muy bien en Lucerna y «celebrarlo con el equipo» porque ve pocas opciones ya que «la competencia es muy buena». Pero nunca imaginó haber llegado hasta aquí.
«Imaginaba que iba a hacer la película que quería hacer, que iría a algunos festivales y ya está (…) Y ha salido como ha salido, las pelis se hacen a sí mismas, se van desvelado delante de tus ojos», resalta.
Y tras los premios europeos, ya piensa en un posible estreno en Estados Unidos. «Espero que no se fastidie con los posibles aranceles de Trump», se lamenta la realizadora, que asegura que las medidas anunciadas por el presidente electo estadounidense pueden afectar a muchas cosas, entre ellas al cine independiente y de autor. EFE
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