Lo que debía ser un día de celebración y alegría se convirtió en una tragedia que ha conmovido a la comunidad universitaria y a toda la ciudad. Kelvin Eusebio Narváez Aguirre, un joven de 24 años que hoy recibiría su título como ingeniero en Minas y Metalurgia por la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh), perdió la vida en un accidente en el Periférico de la Juventud.
El destino le jugó una cruel broma. Mientras revisaba su camioneta tras una falla mecánica, un vehículo lo embistió violentamente, proyectándolo contra el muro de contención. En cuestión de segundos, sus sueños, su esfuerzo y el orgullo de su familia se vieron truncados por un lamentable suceso.
En la ceremonia de graduación, donde hoy debía recibir su constancia, su hermano subió al estrado en su nombre. Entre el dolor y la impotencia, la comunidad universitaria se unió en un emotivo homenaje, recordando a Kelvin no solo como un estudiante brillante, sino como un joven con aspiraciones y un futuro prometedor.
Este trágico accidente nos deja muchas reflexiones. Nos recuerda lo frágil que es la vida y lo imprevistos que pueden ser nuestros caminos. También subraya la importancia de la seguridad vial y la responsabilidad al volante. Un segundo de distracción, un exceso de velocidad o la falta de precaución pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Hoy, Kelvin ya no está, pero su esfuerzo y dedicación perduran en la memoria de quienes lo conocieron. Que su historia nos impulse a valorar cada momento y a conducir con mayor responsabilidad