1.- ¿Cómo entender el actual momento político del país? Existe una temporalidad que va de un presente con un enorme malestar al imaginario de un futuro que puede ser mejor. El vehículo de este proceso es una lucha electoral que presenta diversos escenarios, desde la continuidad hasta la ruptura. Ganar el poder es la prioridad. Las expresiones políticas del momento anuncian un combate en el que el arbitraje se ve muy limitado y el interés de los que gobiernan es la permanencia a toda costa.
2.- ¿Qué marcas han dejado las últimas sucesiones presidenciales? Hay experiencias diversas; por ejemplo, en el año 2000 la pelea por la alternancia generó un ánimo festivo y una gran expectativa, que, por cierto, duró muy poco ante la mediocridad de aquel gobierno del PAN. En 2006 la lucha violentó las reglas del juego; se rompió la legalidad y la polarización llegó a tener niveles muy altos. El calderonismo llevó al país a una guerra de la que nos hemos podido salir; otro gobierno panista fracasado. En 2012 la maquinaria económica y mediática de los grandes intereses pavimentó el regreso del PRI, y hoy, después de seis años, estamos peor que antes con una administración que acumula pésimos resultados en inseguridad, violencia, corrupción, impunidad y desigualdad, según índices internacionales. Este nuevo fracaso del PRI ha generado un ánimo social de mucho enojo que hoy impulsa los vientos hacia una alternancia en el poder.
3.- ¿Qué aportaron las precampañas? En una suerte de simulación, se jugó a la precampaña con candidatos definidos por las tres coaliciones partidistas. Hasta el momento, las preferencias ciudadanas rumbo al 1 de julio marcan que AMLO puntea en las encuestas, 32% (EL UNIVERSAL, 29/II/2018) y 33% (Reforma, (15/II/2018); en segundo lugar aparece Anaya con 26 y 25%, y en el tercer sitio está Meade con 16 y 14%. Como sucedió en las últimas tres elecciones por la Presidencia, parece que habrá una competencia entre dos con un tercero rezagado. Por supuesto que estos números se pueden modificar; para eso serán las campañas (de finales de marzo a finales de junio). Tres candidatos independientes se perfilan para estar en la boleta: El Bronco, Margarita Zavala y Ríos Piter. Tienen un apoyo muy bajo (según las encuestas citadas, entre 2 y 4%), pero servirán para fragmentar el voto de las tres coaliciones partidistas. Otro rasgo de este periodo que terminó fue la lluvia de los spots, que ya generan hartazgo, se han vuelto un ruido molesto y son prescindibles.
4.- ¿Qué tan efectiva será la guerra sucia? Como sucedió en 2006, hemos entrado en el ciclo de atacar con todo al puntero. Pero el enojo social ha filtrado una parte de esos misiles e incluso ha aminorado los impactos de los propios errores del precandidato que va en primer lugar. Se critica a AMLO porque se ha aliado con impresentables (el PES, Cuauhtémoc Blanco, Elba Esther…), pero qué se dice del Frente de Anaya en su fase de nepotismo en sus candidaturas (el hijastro de Graco en Morelos, el hijo de Yunes en Veracruz, la esposa de Moreno Valle en Puebla) o de la corrupción perredista (Toledo y compañía) con la reconstrucción en la CDMX. Casi no se habla de la complicidad de Meade con la corrupción sistémica de Peña Nieto. Hay una guerra sucia intensa y viviremos una gran polarización en el país.
5.- ¿El cambio es posible? En diversas encuestas se expresa un fuerte deseo de cambio. Las campañas tendrán efectos negativos para que todos los candidatos sean presentados como iguales o intercambiables en sus puntos más negativos. Todavía no se sabe cuáles serán las narrativas de campaña; quizá, en parte, serán similares a lo que fueron las precampañas, pero más intensas. Es bastante probable que el discurso del cambio se lo apropien todos los candidatos, por lo que dependerá de las habilidades de cada candidato lograr una mayor credibilidad.
El deseo de cambio tendrá que esperar. Por lo pronto, el espectáculo de las candidaturas muestra un sistema de partidos en crisis, una gran revoltura de perfiles, impugnaciones legales y golpes, porque nadie se quiere quedar sin un hueso. La lucha por el poder puede dejar un país más fracturado de lo que ya está…
@AzizNassif
Investigador del CIESAS.