En los últimos meses distintas ciudades de Estados Unidos han recibido a Taylor Swift con los brazos abiertos durante su gira, rebautizando calles en su honor e incluso cambiando temporalmente su nombre, pero lo cierto es que su presencia no siempre es bienvenida .
Hace años, cuando compró la mansión en Rhode Island que inspiró su canción ‘The Last Great American Dinasty’, sus vecinos se pusieron en pie de guerra por su decisión de cerrar la parte de la playa que le correspondía como parte de la propiedad y por la presencia constante de fans.
Este fin de semana le ha tocado el turno a Long Beach Island, donde se celebró la boda de su amigo y colaborador habitual Jack Antonoff con Margaret Qualley. La asistencia de Taylor se confirmó rápidamente y provocó que cientos de curiosos se congregaran frente al restaurante Black Whale donde tuvo lugar la cena de ensayo el viernes.
Al final hizo falta que acudiera la policía para redireccionar el tráfico y controlar a la multitud, y la situación no mejoró al día siguiente, cuando tuvo lugar el enlace. El problema es que coincidía con la celebración de un popular concurso de pesca y a los concursantes no les hizo ninguna gracia que los invitados a la boda -entre los que se encontraban Lana Del Rey, Cara Delevingne, Channing Tatum y Zoë Kravitz- recibieran un trato preferencial.
Las autoridades acabaron cortando varias calles alrededor del establecimiento donde se celebró la recepción y muchas de las personas que estaban en la localidad por la competición tuvieron que ser escoltadas por agentes para acercarse a ver las piezas que se habían pescado.