Trascendido al interpelar con su marcado discurso de lucha contra la violencia y el abandonado que ha vivido la comunidad LGTBIQ+
EFE
La rapera puertorriqueña Villano Antillano se ha convertido en una de las voces más reivindicativas de la comunidad LGTBIQ+ en la música urbana hispana, pero su análisis de la industria va más allá y no se deja engañar con discursos vacíos que realmente no empoderen al colectivo.
«Si el capitalismo puede lucrarse del feminismo, lo hace. Eso es independiente de las ideologías, se trata de sacar chavos», afirmó en una entrevista con EFE la que fuera la primera artista no binaria transfemenina en participar en las internacionalmente conocidas Music Sessions de Bizarrap.
Su colaboración con el productor y DJ argentino la catapultó al estrellato hace siete meses, pero Reinaldo Santiago Pacheco -nombre de pila de la artista- llevaba trabajando tiempo atrás en una carrera caracterizada por combativas letras que ponen en valor a la comunidad LGTBIQ+ y por un enorme talento para fluir instrumentales.
Una posición que quizás puede ser novedosa para un hombre blanco, cisgénero y heterosexual, mientras que para ella permea de forma natural en su música porque le sale por los poros y aún más siendo rapera.
La Villana desafía los límites autoimpuestos en un género históricamente machista y misógino poniendo a perrear a sus fans con composiciones que retratan la diversidad sexual y de género, la libertad, la independencia económica femenina y hasta el consumo de drogas recreativas.
«Hubo mucha polémica porque los cuerpos feminizados no podían hablar de ciertas cosas más allá del sexo. Ahora, estamos en un momento particular porque en el mercado hay fenómenos femeninos con otros puntos de vista», explicó Villano Antillano.
Son muchas las artistas urbanas LTBIQ+ cuya trayectoria ha adquirido más y más relevancia en los últimos años, como Pabllo Vittar, Ptazeta, Tokischa o Young Miko, entre muchas otras.
Además, aunque evite incluirse, entre esos fenómenos se encuentra ella misma cantando, por ejemplo, que «todos los caminos llevan al lesbianismo: el amor, el sexo o el hedonismo» en algún tema de su último disco, titulado La Sustancia X (2022).
Más de seis millones de oyentes mensuales consumen la música de esta puertorriqueña solo en Spotify, plataforma que la ha seleccionado entre once artistas internacionales dentro del programa GLOW, con el que promocionará a cantantes del colectivo LGTBIQ+ a lo largo de más de 50 países diferentes durante el próximo año.
Su rostro comienza a ser cada vez más conocido, sobre todo en Latinoamérica. En el último año, su vida ha cambiado radicalmente y las ofertas le llueven, pero la Villana trata de alejarse de los focos para examinar cuáles están siendo los logros que más le enorgullecen.
«Me hace sentir muy feliz ver que tengo un público joven que llega sin ciertos estigmas y más apertura de mente. Aunque soy consciente de que hay otra parte que ni siquiera sabe que soy una mujer trans», explicó.
Su capacidad para adaptarse a bases de rap, trap y a creaciones con toques de reguetón o electrónica hicieron que Bizarrap se interesara en grabar con ella, algo que cristalizó en una sesión publicada en junio del año pasado y que actualmente suma 177 millones de reproducciones.
Todo lo que toca el argentino, lo convierte en oro y no fue diferente con la carrera de Villano Antillano, que desde entonces ha trascendido a un público más internacional al que interpelar con su marcado discurso de lucha contra la violencia y el abandonado que ha vivido durante décadas la comunidad LGTBIQ+.
«Él está abierto a todo el mundo, más allá de los patrones que siga cada quien. Sus sesiones son una plataforma que neutraliza y pone a cada uno en el mismo lugar. Es un supergenio», detalló la cantante sobre BZRP, siglas con las que se conoce al productor y DJ natural de Buenos Aires.
Villano Antillano se declara admiradora de iconos latinoamericanos como el cantautor panameño Rubén Blades o el músico argentino Gustavo Cerati, pero también tuvo palabras de respeto y entusiasmo por Shakira y su exitosa canción con Bizarrap.
«Aunque la criticaran algunos grupos feministas, cada una lo brega y se desquita a su manera. Demostró que sigue siendo la que manda, tuvo un ‘mood’ de bichota; es la número 1», apuntó durante la entrevista con EFE.
Para 2023, la Villana promete seguir dando guerra con mensajes de liberación, reivindicación y lucha contra los convencionalismos y los estereotipos.
A su manera de entender la situación de la industria de la música urbana en español actualmente, «no queda mucho por hacer, queda todo» para hacer que el colectivo LGTBIQ+ ocupe «el papel que le corresponde» y para que la sociedad se vaya alejando de «discursos no solo homófobos, sino también racistas o gordofóbicos».