eduardo arredondo Sergio Ramírez Robles asumió la Coordinación de Comunicación Social del Gobierno del Estado de Chihuahua la mala gestión en Comunicación Social y la acumulación de fortuna a través de contratos publicitarios Sergio Ramírez Robles asumió la titularidad de la Secretaría de Comunicación Social del Gobierno del Estado con la promesa de fortalecer la relación entre el gobierno y la sociedad, mejorando la transparencia y la eficiencia en la comunicación pública. Sin embargo, al observar los resultados de su gestión, queda claro que su paso por el cargo ha estado marcado por la opacidad, la falta de resultados tangibles y una preocupante tendencia a privilegiar intereses personales sobre el bienestar colectivo.
Desempeño ineficiente: Ramírez Robles ha sido un funcionario que no ha logrado consolidar una estrategia efectiva de comunicación que fortalezca los lazos entre el gobierno estatal y los ciudadanos. En su mandato, los canales de comunicación pública se han visto saturados de mensajes poco claros, sin profundidad ni impacto real. En lugar de utilizar la comunicación como una herramienta para la rendición de cuentas, ha caído en la repetición de consignas vacías y propaganda gubernamental.
A lo largo de su gestión, han quedado evidentes varios casos en los que se han destinado recursos públicos para campañas que no han tenido la proyección ni la resonancia que un buen manejo de la comunicación gubernamental debería tener. Esto ha generado desconfianza en los ciudadanos, quienes no perciben un esfuerzo real por informar y educar sobre las políticas públicas.
Contratos publicitarios y enriquecimiento personal: Uno de los aspectos más cuestionados durante la gestión de Ramírez Robles ha sido la asignación de contratos publicitarios. A lo largo de su mandato, varios medios de comunicación han denunciado la falta de transparencia en los procesos de adjudicación de contratos, los cuales parecen haber favorecido a un círculo cerrado de empresas, algunas de ellas con vínculos personales con el propio Ramírez.
Los contratos publicitarios otorgados por la Secretaría de Comunicación Social han generado sospechas de corrupción, pues, lejos de ser asignados de manera objetiva y transparente, parecen haber sido una vía para que el titular acumulase una considerable fortuna. En lugar de impulsar campañas informativas y educativas que beneficiaran a la ciudadanía, la asignación de recursos se ha centrado en acuerdos comerciales que parecen haber beneficiado más a las empresas involucradas que a los propios ciudadanos.
La gestión de Sergio Ramírez Robles al frente de Comunicación Social del Gobierno del Estado es un claro ejemplo de cómo el poder puede ser mal utilizado. En lugar de ser un vehículo de información y transparencia, su accionar se ha caracterizado por la falta de claridad, la desinformación y el enriquecimiento personal a través de contratos publicitarios. Su paso por este cargo deja en evidencia la necesidad urgente de un cambio en la manera en que se gestionan los recursos públicos destinados a la comunicación gubernamental.
Es fundamental que las autoridades correspondientes investiguen las irregularidades señaladas y que, a partir de esta crítica, se implementen medidas que aseguren que los recursos destinados a la comunicación social realmente sirvan al bienestar común, y no a intereses privados.
. Su gestión, que duró aproximadamente seis meses, culminó el 28 de febrero de 2025.
Durante el Tercer Informe de Gobierno de la gobernadora Maru Campos Galván, celebrado el 1 de marzo de 2025, Ramírez Robles no estuvo presente, a diferencia de otros miembros del gabinete.
Este hecho generó especulaciones sobre su salida del cargo.
Las versiones sobre su salida son diversas:
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A lo largo de los últimos años, hemos sido testigos de cómo el sistema de comunicación pública se ha deteriorado en diversos niveles. La falta de profesionalismo y ética en la gestión de estos cargos no solo afecta la percepción pública del gobierno, sino que también socava la confianza en las instituciones. En el caso de Sergio Ramírez Robles, su gestión revela una triste realidad: el uso de su puesto no ha sido para mejorar la comunicación, sino para acumular poder y riqueza personal. Este patrón no solo es dañino para la administración pública, sino que es un ejemplo claro de cómo el nepotismo y la falta de transparencia siguen prevaleciendo en diversas esferas del gobierno.
Tras su partida, Francisco Trejo asumió de manera interina la Coordinación de Comunicación Social. Trejo continuará en el cargo hasta que se designe a un nuevo titular.