En el Salón de la Fama del Deporte de Delicias, magnífico recinto ubicado en el Polideportivo Bicentenario, está lo más granado del mundo de fistiana deliciense.
Así, fistiana, le decían los clásicos a esta disciplina, conocida a nivel raza como el deporte de las orejas de coliflor o más raceramente, como el pasatiempo de las trompadas.
En esta actividad, como en tantas, Delicias cuenta con una rica historia, co mo lo evidencia la galería de figuras de nuestro santuario deportivo, uno de los mejores,si no es que el mejor del Estado.
El más modernista, visual y atractivo, desde luego que sí es.
La fanaticada local ha gozado de grandes peleas y de grandes peleadores, claro que mucho pero mucho más emotivos que los falsos pleitos del Canelo.
Desde sus primeros años, han visitado Delicias notables pugilistas, como el formidable Mantequilla Nápoles, quien posa en guardia en esta foto de 1993, coleccionada para usted por la familia Ríos Almanza.
Flanquean al gran antillano los peleadores locales Naty Ríos y Javier Medina, el primero un aferrado combatiente del Sector Sur, el otro un multicampeón amateur nacional e internacional.
La foto contiene una doble paradoja: Naty es deliciense y es más moreno que el cubano,Javier es el menor de los tres y parece su mánager.
En el otro retrato, tomado en 1998, guardada por los Ruan Jaimes, el actor, guionista y escritor Javier Ruan posa con uno de los muchos premios que recibió durante su dilatada trayectoria actoral.
Era hermano de Jaime, dueño de La Cubana, uno de los primeros súpers de Delicias.
Estaba en la esquina de Calle 2a y Avenida del Parque, donde después estuvo el Correo.
Javier vivió aquí,fue alumno de la profesora Martina Ochoa en la primaria 305. Decía que aunque nació en el Distrito Federal se sentía deliciense.
Meses antes de morir me invitó a coescribir un guión acerca de Emiliano J Laing,con la idea de que se filmara una película, algo que interrumpió su fallecimiento.
Una de las cintas en que actuó fue en Los Marcados, compartiendo créditos con Erik del Castillo, Antonio Aguilar y Flor Silvestre.
Es un western con la temática del homosexualismo, muy anterior a Secreto en la Montaña.
Hasta en eso les ganamos a los gringos.
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