Se va Don memo y callan los espectáculos
Eduardo Arredondo Delgado
Especial
Fue en un periódico que ahora no me quiero acordar cuando le conocí.
De inmediato supe que no vacilaba en nada; amaba el espectáculo por encima de casi todo. Sin preámbulos me dijo que era lo que más le gustaba: la promoción de los eventos y conocer a los artistas. Era una seducción que lo movía y que su vez lo motivaba.
Guillermo Gutiérrez en aquel entonces era propietario de La Puerta de Alcalá, centro nocturno que hizo toda una época, y que por ahí desfilaron una gran variedad de artistas como Los Heredados, José Natera, Gilberto Gless, Danny G, etc.
Un día lluvioso llegó a La Puerta de Alcalá muy enfermó, el comediante José Natera, visiblemente no se podía mover y traía inflamada las piernas, tenía Gota, enfermedad que él que la padece quisiera llorar y pedir perdón por todo lo que hizo en una vida. El comediante pidió ayuda y le quitamos las botas pero el dolor era insoportable, ya no podía pero estaba contratado dos días por su amigo, Don Memo Gutiérrez. Con todo y la enfermedad pudo sobreponerse y logró actuar. Fue una noche casi espectacular, casi llenó el lugar y Natera conmovió al público, casi creo que por esas casi dos horas olvidó el dolor de la enfermedad. Con la gracia acostumbrada, Natera interpretó al “doble” de Caro Quintero, y sin olvidar la actuación del Diablito, cuyas rutinas político/cómicas eran memorables.
Don Memo ya estaba acostumbrado a lidiar con artistas pero tenía sus favoritos, Natera era uno de ellos.
Don Memo tuvo un auge con La Puerta de Alcalá cuyo lugar ya era acostumbrado, hizo del centro nocturno en un clásico. Los fines de año organizaba cenas –shows y por lo general agotaba las localidades.
Pero Don Memo tenía la visión de mover espectáculos a mayor dimensión y tenía sus contactos. Antes de irse de La Puerta de Alcalá y venderla, asumió riesgos cambiándole de nombre al espacio, se llamaría luego Club Maya aceptando otro reto y adaptándose a los tiempos. Contrató Djs, y después hábilmente se eligió este espacio para presentar a un decaído cantante, Paul Dianno, excantante de Iron Maiden.
Se desprendió de La Puerta de Alcalá o Club Maya y se vinculó al Club de Leones para lograr revivirlo y lo hizo. Vinieron una gama de artistas casi olvidados que les dio nuevamente la oportunidad. Los fines de semana estaban miembros de los Teen Tops, Kalimba en su versión de cantante cristiano, y otras figuras del rock mexicano de los sesentas. Para Don Memo no había imposibles y si mucha risa y apodos que ponía como El Cara de Papá (que se lo colocó a Rudy un psicólogo).
Por un tiempo tomó un salón a las afueras del ahora conocido Fashion Mall, donde presentó a Omar Chaparro. A pesar que no resultó el espectáculo como lo esperaba y pese a la familiaridad que tenía la esposa de Omar, La Mojarrita con Don Memo (era sobrina de la esposa de Don Memo) no le perdonaron un solo centavo al empresario aún y cuando el evento quebró. Es más el representante de Omar Chaparro timó a Don Memo (le había cambiado elementos al contrato) y este sabía de la treta, y aun así pagó cada peso. La
situación nunca ya fue igual aunque Chaparro quiso olvidar lo sucedido, la relación se apagó.
El inquieto Don memo tenía más planes en su vida, uno de ellos era llegar a la política y aportarle algo o mucho a la ciudadanía y se convirtió en candidato del PES a la Presidencia Municipal y su campaña fue emotiva, alegre y rompía con los cánones establecidos.
Sabía que no ganaría y después en un arranque de pasión renunció a la candidatura para unirse a Enrique Terrazas un magnate de Chihuahua. Vibraba lo mismo con la política y con el espectáculo. Era gracioso como anfitrión y contaba secretos casi difíciles de guardar, pero quienes lo conocimos lo hicimos.
Otra etapa que la disfrutó sin igual fue la de conductor televisivo, durante los años en el Canal 10. Ahí tuvo la gran oportunidad de invitar a figuras locales y nacionales que ya tenían nombre.
Acostumbrado a desarrollar el humor, Don Memo tenía una filosofía de vida: hacer lo que más te gusta con lo que tengas. Y así fue él. Reuniones interminables, veladas con música y hasta él mismo cantaba cada vez que se animaba.
Me dijo un día que le hubiera gustado haber organizado el Palenque de La feria de Santa Rita, porque él los conocía muy bien.
En la ciudad de México se volvió a encontrar a José Natera y lo quiso promover para reiniciar su carrera como diera lugar. Natera ya no era solicitado y vivía de las glorias pasadas. Aun así Don Memo le tenía fe al comediante, más de lo que el propio José Natera se imaginaba.
Don Memo ya pensaba en buscar incorporarse a una campaña política o bien nuevamente buscar un puesto de elección popular.
Don Memo deja un hueco difícil de llenar, especialmente por su humor, confianza y visión. Algún día volveremos a coincidir…