En cinco días se inicia en Egipto una nueva Cumbre del Clima organizada por las Naciones Unidas. El calentamiento global podría llegar a los 2,6 °C hacia fines de siglo, si no se revierte la situación actual
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Laura Rocha
En cinco días, se llevará a cabo un nuevo encuentro en el que se debaten los alcances y objetivos de la lucha contra la crisis climática que nos golpea. Se trata de la denominada COP27 (la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas), que se celebrará en la ciudad egipcia de Sharm El Sheikh, con una restringida participación de organizaciones sociales.
La reunión post pandemia, que se celebrará desde el 6 y al 18 de noviembre, no llega con buenas noticias: el último reporte del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP, por sus siglas en inglés) sobre las emisiones de gases de efecto invernadero le puso una mala nota al planeta y, con ella, a la posibilidad de que se frene la suba de la temperatura promedio global que provoca la crisis climática.
Y los estudios científicos muestran que la diplomacia no ha sido eficiente hasta ahora: a pesar de las 26 conferencias y los acuerdos de Kioto y París, las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera han pasado de una concentración 350 partículas por millón (ppm) a 414 ppm y las emisiones han aumentado un 67%.
La cumbre climática de la ONU se celebrará en la ciudad balnearia de Sharm el-Sheikh, Egipto (REUTERS/Sayed Sheasha)
¿Esto qué significa? Que la capa de gases, que es necesaria para la vida en la Tierra, se hace cada vez más densa. Y eso es lo que genera un efecto invernadero ya que esas partículas dejan atrapados los rayos ultravioletas del sol, que rebotan en la tropósfera.
“La crisis climática está matándonos”, alertó el Secretario General de la ONU, António Guterres, quien advirtió que los últimos siete años han sido los más calurosos, con temperaturas nunca antes registradas. “La COP27 debe aportar un anticipo de soluciones climáticas que estén a la altura del problema”, dijo.
La reunión y los datos científicos aparecen cuando el mundo sigue sufriendo los embates económicos de la pandemia y las prioridades de los gobiernos se centran en la guerra en Europa, la crisis energética internacional y la inflación mundial, dejando a la acción climática en un segundo plano.
Las Conferencias de las Partes son el órgano rector de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, estipulado en 1992 en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro. Desde entonces, cada año, los representantes del gobierno se reúnen, con la participación de la sociedad civil, para hacer un balance, además de mejorar e instrumentar este tratado internacional.
Las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero van camino de aumentar un 10,6% para 2030 en comparación con los niveles de 2010 (iStock)
Los ministros de clima de los países de la Unión Europea (UE), de los jugadores más importantes del tablero climático, acordaron elevar su objetivo de reducción de emisiones “lo antes posible”, pero dijeron que no podrán hacerlo hasta que el bloque termine de negociar una docena de nuevas leyes en ese sentido.
Los países de la UE acordaron concluir las negociaciones antes de fines de este año, que, si bien aseguraron que “se están apurando para cerrar acuerdos”, es un plazo muy ajustado para la docena de leyes, que incluyen la prohibición de la venta de nuevos autos que usen combustibles fósiles para 2035 y una revisión del mercado de carbono de la UE.
Estos compromisos de reducción de emisiones deben ser presentados por los países cada año y revisados cada cinco, según lo establece el Acuerdo de París, alcanzado en 2015. Sin embargo, a la luz de las mediciones, incluso los esfuerzos que cada uno se compromete a hacer están lejos de ser alcanzados.
“Ha habido una tendencia a dejar de lado el cambio climático”, indicó Guterres en una entrevista con la BBC. “Si no somos capaces de invertir la tendencia actual, estaremos condenados”.
Sólo 24 de los casi 200 países que asisten a la COP27 han presentado planes nuevos, o actualizados, de reducción de emisiones desde la conferencia de la ONU celebrada el año pasado en Glasgow (Getty)
Según el informe de UNEP, el calentamiento global podría llegar a los 2,6°C hacia fines de siglo, e incluso podría ser aún mayor, alcanzando los 2,8°C, siempre en términos de temperatura promedio.
“Ambas trayectorias están muy por encima de los objetivos del Acuerdo de París, que fija el objetivo de contener el calentamiento “muy por debajo” de los 2°C con respecto a los niveles preindustriales, y si es posible mantenerlo en 1,5º C”, indicó el reporte.
El organismo señaló que los Estados no cumplen con sus compromisos adquiridos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. “Los compromisos de neutralidad de carbono no valen nada sin planes, políticas y acciones que los respalden”, expresó Guterres. Y agregó que el mundo “no puede permitirse más lavado de imagen verde”.
Los países más vulnerables, que al mismo tiempo son los menos responsables del calentamiento global, exigen un financiamiento específico para compensar las pérdidas y daños causados por la crisis climática (Getty)
Luego del pacto para reforzar cada año las contribuciones a nivel nacional alcanzado en la ciudad escocesa de Glasgow en la COP26, la respuesta ha sido “lamentablemente insuficiente” señaló el reporte de UNEP, que dijo que sólo 24 países cumplieron.
Según el informe, los últimos compromisos adquiridos por los países, denominados “contribuciones determinadas a nivel nacional” (NDC), reducirán las emisiones en un 5% para 2030 con respecto a la trayectoria actual para los pactos hechos sin condiciones y en un 10% para aquellos realizados con condiciones de financiación o de acciones externas.
¿Qué podría pasar en Egipto? Aún es incierto, pero los resultados estarán relacionados con el avance que se logre en algunos de estos puntos:
– Mitigación: esta acción se refiere a la reducción del uso de los combustibles fósiles.
– Adaptación: durante la COP26 se firmaron varios acuerdos. Ahora se tiene que hacer realidad. Los países desarrollados deben proporcionar fondos para los planes de adaptación, en particular a través del Fondo de Adaptación. En Glasgow la promesa era duplicar la financiación.
Los sistemas naturales de todo el mundo se están viendo afectados por los cambios climáticos regionales, en particular los aumentos de temperatura (Getty)
– Financiamiento: es clave. “Toda la conversación sobre cambio climático es una conversación sobre financiamiento”, indicó el experto argentino en cambio climático, Enrique Maurtua en un especial de Red/Acción. “Si los países desarrollados no dan claridad sobre cómo empezarán a cumplir la movilización prometida de US$100.000 millones anuales de 2020 a 2025 para que justamente los países en desarrollo puedan implementar políticas de mitigación, entre otras, será muy difícil que los países en desarrollo deseen avanzar con cualquier otro tema, o al menos esa puede ser su postura estratégica”, apuntó el experto.
– Pérdidas y daños: los países más vulnerables, que al mismo tiempo son los menos responsables del calentamiento global, exigen un financiamiento específico para compensar las pérdidas y daños causados por la crisis climática. Este tema promete ser uno de los puntos de debate claves de la cumbre en Egipto. Porque aquí también entra la intención de varios países africanos de apelar a sus “circunstancias especiales” por ser el continente más pobre. Pero aquí también puede entrar la posición de América Latina: la región más desigual. La buena nueva: el enviado especial para el clima de los Estados Unidos, el ex secretario de Estado John Kerry, aseguró que “están listos” para ese debate. “Todos sabemos que las 20 principales economías son responsables del 80% de las emisiones”, sentenció el estadounidense.
– Participación de la sociedad civil: este es un punto preocupante para esta cumbre. Varias ONGs, especialmente locales, han advertido que no tendrán espacios para poder manifestarse libremente. Incluso, hacer la cumbre en una ciudad alejada de El Cairo, habría sido una de las estrategias.
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