La llegada de Ronald Johnson como embajador de Estados Unidos en México ha despertado altas expectativas entre sectores de la oposición mexicana. Muchos ven en su designación un posible contrapeso ante lo que perciben como una erosión democrática y concentración de poder en el gobierno actual. Johnson, respaldado por una administración Trump en su segundo mandato y acompañado por Marco Rubio como secretario de Estado, es visto como la figura que podría exigir un freno a las políticas de la 4T.
Sin embargo, si la trayectoria de Ronald Johnson y el enfoque de Trump son indicadores, las prioridades de Estados Unidos en México estarán centradas en migración, seguridad y combate al narcotráfico, dejando a un lado las preocupaciones internas sobre democracia y derechos humanos.
Trump y Rubio: una estrategia enfocada en prioridades estadounidenses
El regreso de Donald Trump al poder marca una nueva etapa en las relaciones bilaterales con México. La oposición mexicana ha interpretado la designación de Rubio, con su amplio conocimiento sobre América Latina, como una señal de mayor dureza hacia los gobiernos de izquierda en la región.
Las prioridades claras de Trump y Rubio en México incluyen:
- Migración: Intensificar las medidas punitivas para detener caravanas migrantes hacia el norte, un tema central en la narrativa de Trump desde su primer mandato.
- Seguridad: Reforzar la estrategia contra el narcotráfico con la posibilidad de incursiones unilaterales en territorio mexicano, al estilo Hollywood, para capturar capos de la droga.
Estas acciones no reflejan un interés en proteger la democracia mexicana, sino en avanzar una agenda enfocada en intereses nacionales estadounidenses.
Ronald Johnson: ¿Un cambio de enfoque o continuidad de Ken Salazar?
La oposición mexicana celebra la llegada de Johnson como un contraste con Ken Salazar, a quien critican por priorizar los intereses migratorios de Joe Biden y ser complaciente con el gobierno anterior. Sin embargo, la experiencia de Johnson en El Salvador ofrece pistas de cómo podría desempeñarse en México.
El modelo Bukele: pragmatismo sin cuestionamientos democráticos
Cuando Johnson fue embajador en El Salvador, centró su relación con el presidente Nayib Bukele en dos temas:
- Reducir la criminalidad, respaldando medidas punitivas a pesar de las constantes denuncias de violaciones a los derechos humanos.
- Control migratorio, exigiendo contención de migrantes salvadoreños hacia Estados Unidos.
Johnson permaneció en silencio frente a la concentración de poder de Bukele, quien reformó leyes para perpetuar su mandato. El embajador priorizó el cumplimiento de la agenda estadounidense sobre cualquier otra consideración.
¿Qué esperar en México con Johnson como embajador?
Si el gobierno de Claudia Sheinbaum coopera con las demandas prioritarias de Washington, es probable que Johnson adopte un enfoque similar al que tuvo en El Salvador.
Posibles escenarios:
- Presión en temas migratorios: Johnson exigirá la intensificación de las políticas punitivas contra migrantes, buscando evitar imágenes de caravanas en la frontera sur de EE.UU.
- Mano dura contra el narcotráfico: Se podrían plantear incursiones o medidas unilaterales que generen tensiones con México, pero también respaldo interno para Trump.
- Silencio sobre democracia: Mientras México cumpla con las prioridades de EE.UU., es improbable que Johnson critique públicamente la situación democrática o la concentración de poder en el país.
El espejismo de la oposición mexicana
La oposición en México, al imaginar a Johnson como un contrapeso a las políticas de la 4T, parece pasar por alto el enfoque pragmático y unilateral que caracteriza a Trump y su equipo. Ronald Johnson no es un protector de la democracia, sino un ejecutor de la agenda estadounidense.
Comparación con Ken Salazar
Aunque la personalidad y el estilo de Johnson son distintos, el resultado podría ser el mismo:
- Priorizará los intereses de su gobierno en seguridad y migración.
- Ignorará cuestiones internas de México, como el deterioro institucional y democrático.
Quienes esperan un embajador que señale y condene las acciones del gobierno mexicano probablemente se llevarán una decepción.
Lecciones desde El Salvador: pragmatismo sobre principios
La relación entre Johnson y Nayib Bukele es un ejemplo claro del enfoque que podría repetirse en México:
- Respaldo a medidas punitivas: Johnson apoyó a Bukele en su estrategia contra la criminalidad, ignorando las denuncias de organismos internacionales sobre violaciones a derechos humanos.
- Colaboración estratégica: Bukele recibió el apoyo de Washington mientras cumpliera con la agenda estadounidense, independientemente de su actuar interno.
En México, es probable que Johnson mantenga una relación pragmática con Sheinbaum, mientras esta cumpla con las prioridades de Trump.
Conclusión: una relación transaccional con pocas sorpresas
El nombramiento de Ronald Johnson como embajador de EE.UU. en México es una señal de continuidad en las prioridades estadounidenses: migración, seguridad y narcotráfico. Más allá de esos temas, la relación bilateral estará marcada por un enfoque transaccional.
Para quienes esperan que Estados Unidos se convierta en un contrapeso frente al gobierno de la 4T, la realidad podría ser decepcionante. La experiencia de Johnson en El Salvador demuestra que su prioridad no será la democracia mexicana, sino garantizar que México coopere con la agenda de Trump.