La separación de niños inmigrantes de los brazos de sus padres en Estados Unidos ha desatado una ola de repudio dentro y fuera de ese país.
El jefe de Derechos Humanos de Naciones Unidas instó el lunes al gobierno de EEUU a terminar con la nueva política de separar a los niños migrantes de sus padres tras ingresar al país desde México, una medida que ya afectó a casi 2,000 menores en sólo seis semanas.
Es «inconcebible» que ningún país busque disuadir a los padres de emigrar «infligiendo tal abuso a los niños», dijo Zeid Ra’ad al-Hussein en el inicio de una sesión regular del Consejo de Derechos Humanos, la última antes del final de su mandato en agosto.
Por su parte, la exprimera dama, Laura Bush, calificó como «cruel» e «inmoral» la política de tolerancia cero del presidente Donald Trump que incluye la separación de familias y la comparó con los campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial.
El Vaticano y México lamentaron cómo los niños «son los que más sufren» por la migración forzada, de acuerdo con las conclusiones de la segunda conferencia sobre migración internacional realizada la semana pasada.
Amnistía Internacional señaló que la política de separar a los hijos de padres que cruzan la frontera en busca de asilo o sin documentos constituye tortura, además de que dejará una «mancha indeleble» en la reputación de EEUU.
Las defensorías de los derechos humanos de México, Honduras, Colombia, Guatemala y Ecuador pidieron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que dicte urgentes medidas cautelares para detener estas medidas.
La separación de niños inmigrantes de los brazos de sus padres en Estados Unidos ha desatado una ola de repudio dentro y fuera de ese país. (AP)