Jacobo García La ‘boda de Guatemala’ se ha llevado por delante al titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Santiago Nieto, un peso pesado en el organigrama anticorrupción del presidente Andrés Manuel López Obrador. Nieto presentó la noche del lunes su dimisión como titular del organismo encargado de perseguir la alta corrupción financiera en el país. Su lugar será ocupado a partir de ahora por Pablo Gómez, un viejo conocido de López Obrador desde su etapa en el PRD.
El motivo de la renuncia está relacionado con su propia boda con la consejera electoral Carla Humphrey, celebrada hace solo dos días en Antigua, Guatemala. El evento se ha convertido en una tormenta desde que se supo que la elegante unión convocó fuera del país a un nutrido ramillete de figuras que van desde empresarios a políticos y funcionarios públicos de distintos colores. El escándalo se descubrió cuando la policía guatemalteca retuvo el sábado un avión privado en el que viajaban la secretaria de Turismo de la Ciudad de México, Paola Félix Díaz, su pareja, un proveedor de su área y el dueño de El Universal, Juan Francisco Ealy Ortiz, entre otros. Todos ellos se dirigían a la boda de Nieto y Humphrey, y a bordo llevaban un misterioso sobre con 35.000 dólares cuyo origen nadie ha explicado con claridad hasta ahora aunque algunas versiones señalan que es parte del regalo de boda.
En su despedida, vía Twitter, Santiago Nieto se desligó de “los actos de terceros” y citó el amor a su esposa. “Antes de que pudiera afectarse al proyecto, por las críticas derivadas de actos de terceros relacionados con un evento personal y transparente, preferí presentar mi renuncia como titular de la UIF. Mi lealtad es con el presidente López Obrador. Mi amor para Carla Humphrey”, ha escrito en Twitter.
El entorno de la pareja dijo que la boda se celebró fuera del país por motivos de seguridad, pero con el paso de las horas se conoció el menú de la boda, las habitaciones de los novios, la dimensión de los salones, la marca del champán y algunos de los nombres de los 300 invitados. Todos ellos habían firmado previamente un documento de confidencialidad para no filtrar imágenes del evento. López Obrador calificó de “asunto escandaloso” lo sucedido y, 12 horas después, el funcionario presentó su dimisión.
Nieto, de 48 años, no es una pieza menor. Es el máximo exponente de la lucha contra la corrupción en el país y mano derecha de López Obrador en lo que es la gran prioridad de su Gobierno. Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, se convirtió en un fiscal simbólico por su imagen de funcionario recto e incómodo para el poder en su lucha por una justicia independiente que le llevó a ser despedido de varios puestos públicos.
Desde su victoria en 2018, López Obrador eligió a Nieto como su aliado y le ha dado amplios poderes para seguir el rastro del dinero. Así se ha convertido en pieza clave para ayudar a la Fiscalía en casos como el de Odebrecht que mantiene encarcelado a Emilio Lozoya, exdirector de Pemex, e implica al excandidato presidencial Ricardo Anaya. Su poder omnímodo abarcaba todo lo imaginable en lo que a corrupción se refiere: de ‘narcos’ y carteles de la droga, a empresas constructoras, la corrupción de Alex Saab o las finanzas de Cuauhtémoc Blanco, gobernador de Morelos.
Los invitados a la boda del zar anticorrupción de López Obrador reunió a todos los colores políticos del país en la ciudad colonial: Layda Sansores, gobernadora de Campeche, legisladores del Partido Verde, Carolina Viggiano del PRI o Diana Karina Barreras del PT. También la ministra de la Suprema Corte, Yasmín Esquivel, la expresidenta del Tribunal Electoral, María del Carmen Alanís. Otros asistentes fueron los exgobernadores Quirino Ordaz, de Sinaloa, y Francisco Domínguez, de Querétaro, así como la excandidata presidencial del PAN, Josefina Vázquez Mota.
La extraña combinación de invitados, la ostentación de eventos públicos y el oscuro origen del dinero aparecido en el avión son los ingredientes que han irritado a López Obrador, conocido por su austeridad. El propio mandatario reconoció que había sido invitado al evento, pero dijo no tener tiempo para eventos sociales, señaló durante la mañanera de este lunes. Al referirse al asunto, dijo: “Solo voy a comer fuera una vez al año por el cumpleaños de mi mujer”.
El nuevo titular de la UIF, Pablo Gómez, es un viejo conocido de López Obrador. Gómez es catedrático, de 75 años, y fue un activo militante de las causas sociales y derechos humanos durante el movimiento estudiantil de 1968. Coincidió con López Obrador en la fundación del PRD sin embargo su perfil parece alejado de las modernas formas de defraudación actuales donde se combinan el campo cibernético o las monedas virtuales con las triangulaciones internacionales.
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