La investigadora indicó que estas bebidas contienen gran cantidad de azúcar, y químicos que contienen, pues son causantes de diversas enfermedades, desde sobrepeso, obesidad, diabetes, cálculos renales, asma, descalcificación, anemia, depresión, mala digestión, caries, hasta alzheimer.
La investigadora recalcó que la mitad del contenido de una bebida de este tipo es azúcar y que en condiciones normales el ser humano no podría beberla ya que le provocaría vómito, pero para ello se le agrega ácido fosfórico para neutralizar el sabor dulce y beberla.
En la publicación de UNAM Global se indica que el ácido fosfórico provoca desmineralización ósea porque no permite la adecuada absorción del calcio al organismo, debilita los huesos sobre todo en sus caras internas, provoca disminución de su densidad y promueve las fisuras y fracturas, e incluso, fomenta el desgaste del esmalte de los dientes y favorece las caries.
Además, la combinación de este ácido con azúcar provoca dificultad para absorber el hierro, lo cual podría generar anemia, mayor disposición para contraer infecciones, sobre todo en los niños, ancianos y mujeres embarazadas.
A los 20 minutos de haber tomado un vaso, el nivel de azúcar en la sangre aumenta rápidamente y causa una enorme secreción de insulina. Así, los azucares que el organismo no logra digerir se transforman en grasa y como resultado aparece el sobrepeso y obesidad.
Los responsables de la adicción son el azúcar y la cafeína, que reactivan las terminales nerviosas del cerebro y a los 45 minutos de haberla tomado aumentan la producción de hormonas como la dopamina y la serotonina, sustancias encargadas de producir placer. “Tienen un efecto similar a la heroína”.
Moreno Altamirano refirió que usaban cafeína natural que altera el sistema nervioso central y el sueño, aumenta la presión arterial, pero actualmente la producen de forma sintética y todavía resulta más dañina.
Así, la cafeína llega rápido al cerebro y horas después es eliminada por la orina. Con dicha secreción, se genera una producción de líquido y con ello se elimina magnesio y zinc, importantes para el organismo pues son absorbidos por los huesos.
A los 60 minutos el ácido fosfórico fija el calcio, el magnesio y el zinc al intestino, esto acelera el metabolismo y entonces las altas dosis de azúcar y endulzantes artificiales incrementan la secreción urinaria de calcio.
Entre más se consume más se estimula y la adicción crece, de hecho, cuando las personas dejan de tomarla tienen una sensación de malestar, agotamiento, cansancio y hasta que no la ingieren se sienten bien. “Finalmente es una droga”.
Además, contiene un aditivo llamado E-150 que afecta el metabolismo de las proteínas y la calidad de la sangre, y con ello produce anemia, depresión y confusión, entre otros síntomas. El gas que contiene produce inflamación y mala digestión que se vuelven crónicos.
El colorante artificial que contiene se ha asociado con enfermedades como el cáncer de pulmón, hígado, tiroides y leucemia.
En cuanto a los refrescos de cola light, la académica universitaria apuntó que son muy dañinos, y si se consumen en grandes cantidades producirían daños cerebrales, pérdida de memoria, confusión mental, Alzheimer, daños en la retina y al sistema nervioso.