Por: AFP .
Francia.-El Vaticano se encuentra en una difícil disyuntiva luego que casi todas las monjas de una pequeña orden religiosa en Francia han amenazado con renunciar a sus votos con tal de no aceptar la decisión de la Santa Sede de destituir a su madre superiora.
Las hermanas sostienen que los comisionados enviados por el Vaticano para reemplazar a la directora, quien además es sobrina de la fundadora de la orden, no entienden su estilo de vida ni su compromiso con la espiritualidad.
La conclusión del Vaticano, incluida en un informe, es que las Pequeñas Hermanas de María Madre del Redentor viven «bajo el régimen autoritario» de la madre superiora y sienten «un grave conflicto de lealtad» hacia ella.
La amenaza de las religiosas de abandonar la congregación surge en momentos en un mal momento para la Iglesia, cuando se registra una estrepitosa caída en la incorporación de monjas en Europa y América.
La inusitada rebelión de las hermanas llevaba años en ciernes pero estalló en el 2017, cuando el Vaticano destituyó al liderazgo de la orden y ordenó la salida de la madre superiora, Marie de Saint Michel. El Vaticano dijo que tomó la medida luego que investigaciones de la Iglesia local en el 2010 y en el 2016 determinaron que la madre superiora gobernaba con un excesivo autoritarismo e incurría en graves fallas administrativas.
No se han revelado detalles sobre los presuntos abusos de autoridad, pero apenas dos años después de haber sido elegida esa madre superiora en el 2000, seis monjas habían renunciado, dicen fuentes eclesiásticas.
Quedan denunciadas las graves acciones de madre Marie de Saint Michel y se hace un llamado a las hermanas a que vuelvan a una conducta religiosa y responsable, dijo el director de asuntos religiosos del Vaticano.
A medida que se intensificaba la confrontación, 34 de las 39 monjas emitieron una extraordinaria carta abierta el mes pasado afirmando que no les quedaba otra opción que retirarse.
«No hacemos este sacrificio a la ligera», escribieron las monjas. «Deseamos seguir en comunión total con la Iglesia pero no podemos expresar de manera más inequívoca, ni más penosa, nuestra incapacidad, a toda consciencia, de obedecer las órdenes que se nos han impartido».