La corrupción es el tema principal de la campaña electoral para los comicios del 1 de julio
México.- Se abre el telón y el público recibe una primera advertencia: «Esta historia es una ficción, cualquier parecido con la realidad es culpa de la realidad«. Así comienza la satírica obra teatral que se ríe de la contienda electoral mexicana, convertida en una fuente de situaciones hilarantes.
Durante más de dos horas circulan por el escenario de «El Privilegio de Mandar» el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, así como los candidatos Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya y José Antonio Meade, cuyos errores y contradicciones desatan las carcajadas de los espectadores.
De la misma manera que la corrupción es el tema principal de la campaña electoral para los comicios del 1 de julio, también actúa como hilo conductor del espectáculo.
La obra se remonta a la fundación de la ciudad azteca de «Chingatitlán», fusión de Tenochtitlan y el verbo chin…, para demostrar que las corruptelas y los sobornos vienen de lejos en la tierra del actual México.
Pero la narración también llega hasta la actualidad, simulando un surrealistadebate electoral entre los candidatos ambientado en un ring de boxeo, donde los aspirantes a la Presidencia compiten por ver quién hace más el ridículo.
«Dejamos volar la parte creativa y hacemos analogías con otras obras de teatro y películas emblemáticas», contó a EFE Juan Frese, quien interpreta al derechista Ricardo Anaya, caracterizado como si fuera Gollum, un personaje de «El Señor de los Anillos» con doble personalidad.
Con una cara bondadosa en público y una ambición desmesurada en privado, la representación muestra cómo Anaya elimina sin compasión a todos sus rivales para poder ser candidato de la coalición Por México Al Frente.
Vestido como el león cobarde de «El mago de Oz», Meade viaja junto a dos compañeros del Partido Revolucionario Institucional (PRI) por campos de flores en búsqueda del mago que les dirá quién será el candidato de esa agrupación a la Presidencia.
Por sorpresa, el mago de Oz resulta ser Peña Nieto con su enorme «dedazo», como se llama a la tradición mexicana de que el presidente en turno elija discrecionalmente a su sucesor.
En la obra también hay espacio para retratar el mesianismo del izquierdista López Obrador, en su tercer intento de ganar las elecciones, que aparece idolatrado por un coro musical al estilo «Jesucristo superestrella».
¿Qué hará si vuelve a perder los comicios? «Desaparecer. Pero regresaré al tercer día», relata.
«El Privilegio de Mandar» fue una innovadora serie de sátira política que se emitió en la televisión mexicana entre 2005 y 2006 con motivo de las elecciones presidenciales de entonces y que, 12 años después, ha regresado en las redes sociales y los escenarios.
«Ahora en el teatro la gente puede ver algo diferente porque tenemos menos censura que en la televisión», explicó Frese, aunque el actor está «convencido» de que los políticos se toman bien sus parodias.
El objetivo es dar un giro de tuerca a la realidad para divertir. Si ya las cosas son difíciles, por lo menos que la gente se pueda relajar, comentó.
La incomprensible unión entre los partidos Acción Nacional (derecha) y de la Revolución Democrática (izquierda), de los que es candidato Anaya, los lapsus verbales y la baja estatura de Peña Nieto, las manchas de vitiligo de Meade, la lenta manera de hablar de López Obrador… Nada escapa del humor mordaz de la obra.
Entre los personajes que completan el reparto no podía faltar un desafiante Donald Trump que manda construir un muro en el escenario y llama compulsivamente «frijoleros» y «bad hombres» a los espectadores.
Sin embargo, toda buena historia tiene un final feliz y, aunque un Peña Nieto con deficiente inglés es incapaz de hacerle frente, Trump acaba abandonando el escenario humillado por los abucheos del público.
«Pienso que la comedia es parte de la cultura de cualquier país y a través de la risa las cosas quedan grabadas más fuerte en la mente», explicó el actor, que sostiene que los mexicanos deben estar más informados antes de votar.
Por ello la función termina con otra advertencia: «Ahora te toca a ti el privilegio de mandar»