Raúl Jiménez es uno de los más delanteros más destacados de México, pero sufrió como canterano para poder cumplirle una promesa a su padre
Jorge Cuevas
Cuando Raúl Jiménez volvió a encontrarse con el gol después de 11 meses debido a una lesión, seguramente pasaron por su cabeza todos los momentos tristes y felices de su vida. Una lesión tan grave como la que sufrió y una promesa que le hizo a su padre.
La carrera de Raúl Jiménez está marcada por el sacrificio, aunque también una promesa que jamás se le olvidaría y que ha conseguido para su padre. Durante un viaje a Madrid, visitó la sala de trofeos del Real Madrid junto a su papá.
“Tenía como nueve o 10 años y estábamos en el Bernabéu viendo los trofeos y fue algo que en ese entonces lo dices, pero no dimensionas“, dijo el ‘Lobo Mexicano’ en entrevista con Daniel Habif. Esa misma promesa la recordaría en uno de los mejores momentos de su carrera, que fue aquel con contra Panamá.
“Me vino a la mente esa promesa que le hice a mi papá, pero también dije ‘no sé si llegaré a ser como Hugo Sánchez, pero un gol como él ya tengo’. Hasta ahora sigue siendo el gol de mi vida por cómo fue“, agregó y como no recordarlo si aquella noche en el Estadio Azteca hizo una ‘Huginha’.
Pero ese momento épico en su carrera, llegó gracias al sacrificio de dejar al equipo del que era fanático cuando estaba más pequeño y vivía en Tepeji del Río, de donde es oriundo Raúl Jiménez.
Raúl Jiménez le dice adiós a su primer amor futbolístico
A pesar de debutar con el América, ser campeón con las Águilas y ser uno de los ídolos de toda la afición de los de Coapa, tiene un pasado dentro de otro club. Estuvo en la cantera de Cruz Azul, mientras vivía en su natal Tepeji del Río, Hidalgo.
Pero la vida no querría que fuera un jugador de la ‘Máquina’ o por lo menos hasta el momento, porque su padre tendría que mudarse de Hidalgo para viajar a la Ciudad de México. Tuvo que dejar de defender los colores del equipo que del que era aficionado y del que su padre también era fanático.
Ya en la Ciudad de México se unió al equipo rival del club de su padre y le agarraría mucho cariño, pues con el América lo conseguiría todo, hasta el tan ansiado pase a Europa y llegar a la Selección Mexicana, pero mucho antes de eso, le agarró cariño a otra cosa en el futbol… los goles.
Guillermo Huerta, uno de sus entrenadores en la cantera del América se fijó en Jiménez: “Era un chico obsesionado con el gol, desde la escuela del América lo venía siguiendo. Llegó a meter mil goles en la escuela del club, siendo el mayor goleador de todos los tiempos. En todas las categorías hacía cien goles, así que le dimos un seguimiento y lo llevamos a fuerzas básicas“, contó el entrenador para Marca.
Pero no todo fue miel sobre hojuelas en el América
Guillermo Huerta sería una de los principales motivadores de Raúl Jiménez en América, pero también uno de sus fuertes críticos. De hecho, estuvo a punto de “cepillarlo” de las fuerzas básicas del América si no mejoraba su rendimiento.
Pero no el rendimiento dentro de la cancha, sino en los entrenamientos, pues de acuerdo con Huerta en entrevista para Marca, al delantero mexicano le costaba trabajo el tema de la resistencia en los entrenamientos, esa fue la razón por la que le dio el ultimátum.
“Hubo momentos en los que estuve a punto de no yo dejarlo, pero sí de que, si no me ponía las pilas, me lo dijeron así textualmente, que me darían de baja“, dijo el ‘Lobo Mexicano’ en la misma entrevista para Marca.
“Hubo un momento en el que hicieron una división intermedia para los que no íbamos a pasar a tercera (división), pero no nos querían correr tampoco. Yo estuve seis meses en esa división“, agregó Jiménez, que tomaría todo eso de inspiración para tomar su mejor nivel y llegar a la primera división, el resto, sería historia.