Eduardo Arredondo Delgado
Haya o no renunciado, Ramón Olvera Neder, es parte de la trama de la corrupción de la Uach.
Su último cargo fue titular de Extensión y Difusión y previamente encabezó la Comunicación Social de cuya oficina la dejó en un total desastre principalmente por su nula atención a los medios y su irresistible vida de ostracismo por no decir carente de higiene social.
La decisión de colocarlo en la palestra de Comunicación Social llevó a Luis Fierro- todavía rector de esa institución (y no máxima casa de estudios) a ser merecedor de múltiples críticas, ya que Olvera nunca, pero nunca fue periodista ni en sueños. Su cambio obligado y prematuro dio oportunidad a que Olvera rectificara su camino, pero era parte de la trama del oportunismo, corrupción porque el supuesto académico sabía el destino del impuesto universitario, bomba que terminará la carrera de profesores y funcionarios de la Universidad Autónoma de Chihuahua. Y quizás lleve a varios a la cárcel, porque Fierro no actuó solo, aunque es la cabeza principal de la Uach.
Sin embargo en los últimos meses la relación Olvera-Fierro se estancó y se enfrió porque las pretensiones de Olvera Neder no tenían límite y era el oído de Fierro hasta que las exigencias de Olvera truncaron su misma carrera.
Rapaz por sus ínfulas de funcionario, Olvera Neder se convirtió en ave de malagüero y su capacidad operativa demostró su precariedad y su poco tacto. Tarde que temprano le llegará el fuego a los aparejos.
Su parentesco con un político cuestionado por sus acciones corruptas lo acompañaría hasta ahora. La cárcel debería ser su remanso.
Se olvida que es uno de los principales responsables de la mala prensa que ha tenido la universidad, cuando fue titular del área.
Así como fue pésima su relación con medios, lo mismo hizo con todos los sectores, nada de difusión, menos extensionismo.
A grado tal fue la secuela de su irresponsabilidad, que el área de Comunicación sufrió un recorte presupuestal, que se fue a la Facultad de Filosofía y Letras, por si algo faltaba en el desarticulado departamento. Desde luego con la aprobación de su estrecho amigo y confidente, el rector Luis Fierro.
La foto que presentamos en GPS digital es de aquellos momentos de apogeo cuando le fue entregado por su cómplice el corralato el “Premio Chihuahua a Periodismo”, siendo titular de Comunicación Social y siendo ateo de los medios. Su sonrisa de pleistoceno lo dice todo.