LA NACION
NUEVA YORK.- Una demanda por “muerte por negligencia” contra Walt Disney Parks and Resorts generó un fuerte debate en Estados Unidos alrededor de la letra chica al suscribirse a un servicio o una aplicación del celular.
La demanda fue presentada por la familia de una mujer de Nueva York que murió en octubre pasado después de comer en un restaurante en Disney Springs, un complejo de compras, entretenimiento y comidas al aire libre en Florida, propiedad de Disney.
Disney sostiene que toda la demanda debe desestimarse porque cuando el marido de la mujer se suscribió en su momento al servicio de streaming Disney+, en la letra chica del “Acepto términos y condiciones” decía que el cliente aceptaba resolver cualquier disputa contra Disney fuera de los tribunales, a través de arbitraje.
Este tipo de acuerdos, que los clientes aceptan rápidamente haciendo clic en “Acepto” al descargar una aplicación o un servicio de streaming, suelen ser tan perjudiciales para el consumidor que a menudo resulta difícil ofrecer un buen asesoramiento legal, dijo John Davisson, director de litigios del Centro de Información sobre Privacidad Electrónica.
“Al consumidor se le presenta este contrato y realmente no tiene la oportunidad de negociar los términos”, dijo Davisson. “Es sí o no”.
La familia de la fallecida Kanokporn Tangsuan dice en la demanda que la médica neoyorquina de 42 años tuvo una reacción alérgica fatal después de comer en un pub irlandés en Disney Springs.
La demanda afirma que Tangsuan y su esposo, Jeffrey Piccolo, y su madre decidieron comer en Raglan Road en octubre del año pasado porque en el sitio web de Disney se anunciaba que tenía “comida libre de alérgenos”.
La demanda alega que Tangsuan informó al camarero numerosas veces que tenía una alergia grave a los frutos secos y a los productos lácteos, y que el mozo les “garantizó” que la comida estaba libre de alérgenos.
Tangsuan pidió buñuelos veganos, vieiras, aros de cebolla y un pastel de papas vegano.
Aproximadamente 45 minutos después de terminar su cena, Tangsuan tuvo dificultad para respirar mientras estaba de compras, se desplomó y murió en un hospital, según la demanda.
Un médico forense determinó que murió como resultado de “anafilaxia debido a niveles elevados de lácteos y nueces en su sistema”, dice la demanda.
¿Cuál es la posición de Disney?
Disney dijo en un comunicado esta semana que está “profundamente entristecido” por la pérdida de la familia, pero enfatizó que el pub irlandés, que también está siendo demandado, no es propiedad ni está operado por la compañía.
Más notablemente desde el punto de vista de protección al consumidor, Disney argumenta que el marido de la fallecida había acordado resolver cualquier demanda contra Disney fuera de los tribunales a través de arbitraje cuando se inscribió para una prueba de un mes de Disney+ en 2019 y reconoció que había revisado la letra chica.
“La primera página del acuerdo de suscripción establece, en letras mayúsculas, que ‘cualquier disputa entre usted y nosotros, excepto reclamos menores, está sujeta a una exención de demanda colectiva y debe resolverse mediante arbitraje individual vinculante’”, escribió la compañía en una moción que buscaba que se desestimara el caso.
El arbitraje permite a las personas resolver disputas sin acudir a los tribunales y generalmente involucra a un árbitro neutral que revisa argumentos y pruebas antes de tomar una decisión vinculante o laudo.
El abogado del viudo, en una respuesta presentada este mes, argumentó que era “absurdo” creer que los más de 150 millones de suscriptores de Disney+ han renunciado a todos los derechos de demandar a la compañía y sus afiliados a perpetuidad, especialmente cuando su caso no tiene nada que ver con el popular servicio de transmisión.
¿Qué pueden hacer los consumidores?
Si bien es difícil brindar a los consumidores asesoramiento práctico cuando dichos acuerdos son tan desequilibrados a favor de las empresas, Davisson sugirió apoyar a los legisladores y reguladores que estén atentos a estas cuestiones.
La Comisión Federal de Comercio ha apoyado históricamente la idea de que las cláusulas de divulgación protejan a las empresas, aunque los acuerdos suelen ser confusos y difíciles de comprender para los consumidores habituales. Pero Davisson dice que ha habido un cambio entre los responsables de las políticas y los reguladores federales.
“En general, se entiende que es literalmente imposible para los consumidores leer, interpretar y comprender por completo todos los contratos que la ley les pide y espera que acepten y respeten en su vida diaria”, afirmó. “Especialmente en un mundo cada vez más en línea en el que interactuamos con decenas o cientos de plataformas y servicios al día”.
Agencia AP