¿Qué reflejan sus hábitos alimenticios?
En casa cada cuerpo es diferente, los gustos también y en familia compartimos esos contrastes cada vez que nos reunimos a comer. Es ahí donde nacen nuestros hábitos y costumbres, que podrían ser positivos y en ocasiones también requerir algunos ajustes para lograr tener armonía y aprovechar al máximo los regalos de la naturaleza que se transforman en recetas.
No siempre es sencillo reconocer qué hábitos están complicando nuestra salud, en ocasiones se requiere del apoyo profesional de un nutricionista o conocedor de la alimentación e incluso de alergias para encontrar qué alimento no nos cae del todo bien.
Mariana nos comparte vía telefónica que cada mañana se sentía mal después del desayuno. Tenía pesadez y a veces unas manchas rojas en la piel. En casa todo era bastante saludable, fruta fresca, alimentos bajos en grasa, pan integral o tortillas… años le llevó descubrir que el tomate y el maíz le provocaban alergia y al quitarlos de su diario vivir su vida cambió por completo. ¿Pero quién podría decir que algo tan fresco y natural podría causarle daño?
Escuchar su cuerpo
Cuando se habla de salud y de cómo influyen los alimentos en nuestro organismo cada persona necesita escuchar su cuerpo. El ideal es prestar atención a sus comidas, reconocer cómo se siente antes de alimentarse y cómo reacciona frente a ciertos platillos o ingredientes. Cuando algo no parece ir bien es necesario consultar con un especialista lo más pronto posible.
Los nutricionistas, médicos y personal de salud sumarán a esto otros aspectos. Ciertos alimentos y hábitos provocan lentamente y de forma silenciosa otras enfermedades y condiciones, esto es posible evaluarlo si una vez al año asumimos que somos importantes y velamos por nuestra salud al hacernos exámenes generales.
La dinámica es que mida el azúcar en sangre, así como la salud cardíaca y se realice otras evaluaciones que los médicos consideren pertinentes. Es en ese punto que podría prevenirse o sugerirse cambios para mantener o transformar los hábitos y evitar complicaciones o enfermedades que lleven por otros rumbos.
Además, comer bien nos ayudará a regular el peso corporal, a estar más animados y activos. E incluso podría disminuir el dolor de rodillas, tobillos y otros puntos de apoyo.
Esto sin olvidar que comer de forma natural nos ayuda a mejorar la piel, el cabello, las uñas y a sentirnos más cómodos con nosotros mismos.
Es preciso reconocer que comer bien no quiere decir que se eviten por completo enfermedades, lo cierto es que aunque aparezcan, el hecho de llevar pautas sanas hará que las enfermedades no se compliquen más y se tenga control sobre ellas.
Seleccionar lo mejor
Iris Cotto, nutricionista del Departamento de Toxicología Julio Valladares Márquez, de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Usac, expresa que nosotros mismos construimos cada día el futuro para ser alguien saludable aún en los últimos años de vida. Estas bases se construyen desde la niñez.
“La clave es que comamos de la forma más natural posible, frutas, vegetales, carnes con poco grasa y mientras menos opciones procesadas consumamos es mejor para el cuerpo”, dice Cotto.
Sumado a ello se recomienda el consumo de agua pura y respetar el hambre. “En ocasiones ya estamos llenos pero probamos un poco más y esto es parte de lo que nos hace subir de peso”, agrega la nutricionista.
La nutricionista Cristina Pellecer también hace énfasis en comer de todos los grupos de alimentos en las cantidades recomendadas para así lograr que el cuerpo tenga los nutrientes necesarios.
“En la dieta del guatemalteco tendemos a comer más carbohidratos porque es común comer más arroz, tortilla, papas, y en ocasiones se abusa de azúcar, pan, harinas refinadas y otros alimentos”, comenta Pellecer. Además, explica que lo anterior y la poca actividad física se traducen en un aumento de las probabilidades para presentar sobrepeso y obesidad, subir los niveles de colesterol y triglicéridos, que aparezca hipertensión arterial o incluso diabetes. Actualmente, todos ellos son considerados cuestiones de riesgo frente al covid-19.
Pero no es lo único, el tener exceso de peso hace que hormonas como la leptina, la insulina, el cortisol y la hormona del crecimiento tengan niveles alterados. Lo anterior influye en el aumento de apetito, el metabolismo, la velocidad en la que el cuerpo quema calorías para generar energía y la acumulación de grasa corporal.
Por el contrario, también existen enfermedades hormonales que pueden causar la obesidad, refiere María José Joachín, endocrinóloga y asesora de Novo Nordisk.
La Organización Mundial de la Salud estima que la obesidad es un problema de salud a nivel mundial que afecta a más de 800 millones de personas. Es considerada una enfermedad crónica que requiere de un tratamiento a largo plazo y se relaciona con otras complicaciones del salud.
Se necesita conocer qué está provocando la obesidad, seguir un plan nutricional, un plan de ejercicios y detectar si el paciente padece de ansiedad o de otro trastorno que le esté afectando al aumento de peso, agrega Joachín. Además, en algunos casos de obesidad más severa se necesitan medicamentos orales o inyectados, así como cirugías.
Joachín explica que la OMS también considera que en los próximos años los países con más índice de obesidad en América Latina serán seis y Guatemala se encuentra entre ellos. “Ahí reconocemos la importancia de este tema y Guatemala tiene dos problemas serios desnutrición y obesidad”, concluye.